La Unión Europea ya no está tanto en el qué, sino en el cómo. Han llegado los tiempos en los que casi nadie se cuestiona su utilidad, pero al mismo tiempo las instituciones trabajan para ver cuál es el mejor modelo y qué maneras son las adecuadas para resolver las demandas de los ciudadanos. Así empieza un nuevo curso político en Bruselas; y lo hace con unas elecciones europeas programadas para junio de 2024 pero no sin antes tener una importante lista de deberes, empezando por la ayuda sostenida a Ucrania mientras sigue la invasión rusa.
Y es que ojo y medio de la UE está posado en Kiev. Desde que comenzó la invasión rusa, la UE y sus Estados miembros han puesto a disposición de Ucrania más de 77.000 millones de euros, según los datos facilitados por Bruselas. Esto se desglosa en: 38.300 millones de euros en ayuda económica, 17.000 millones de euros en ayuda a refugiados en la UE, 21.160 millones en ayuda militar y 670 millones de euros en el Mecanismo de Protección Civil de la Unión.
Ya en 2022 se aprobaron 7.200 millones de euros en ayuda macrofinanciera a través de préstamos y subvenciones. "Esta asistencia financiera tiene por objeto promover la estabilidad en Ucrania y hacer frente a sus necesidades de financiación más apremiantes y urgentes", resumen. Asimismo, el pasado mes de diciembre, el Consejo adoptó un paquete legislativo que permitirá a la UE proporcionar ayuda financiera a Ucrania por un importe de 18.000 millones a lo largo de 2023. Su objetivo es proporcionar ayuda financiera a corto plazo, financiar las necesidades inmediatas de Ucrania, apoyar la rehabilitación de infraestructuras críticas, prestar apoyo inicial para una reconstrucción sostenible tras la guerra, y, en última instancia, apoyar a Ucrania en su camino hacia la integración europea.
Esa ayuda seguirá fluyendo, pero no solo de compromiso económico vive el país. También importa la parte política. Así, se prevé que en los próximos meses -con la cumbre de líderes de Granada, que tendrá lugar en octubre, como base- los Estados miembros puedan acordar la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania a la UE. No habrá atajos ni vías rápidas, pero sí existe un consenso en que el inicio de las conversaciones formales puede suponer también un mensaje no solo de confianza hacia Zelenski, sino de aviso para Vladimir Putin.

Por otro lado, lo que sí se ha frenado a estas alturas es la dinámica de sanciones contra Rusia. ¿Por qué? Porque el margen se ha estrechado del todo. Después de once paquetes de medidas la UE se centra ya en que las aprobadas sirvan de algo, en lugar de acumular más y más decisiones al respecto. Lo que más preocupa en Bruselas para los próximos meses es que el Kremlin no pueda eludir las sanciones que están en vigor, y para ello se ha dotado de un sistema que bloquea esa especie de escapismo. La meta, como hasta ahora, es dañar al máximo la economía rusa.
España quiere liderar varios debates
Hacia dentro la lista de tareas es también importante, empezando por ejemplo por la reforma de las reglas fiscales. Los límites del 60% de deuda pública y de 3% de déficit sobre el PIB están suspendidos desde la pandemia, pero "se han quedado obsoletas", repiten en Bruselas. España, de hecho, capitanea este debate de la mano de la vicepresidenta en funciones, Nadia Calviño, que trata de atraer sobre todo a Francia y Alemania a la necesidad de unas nuevas normas. La Comisión Europea ya ha hecho su propuesta, con un seguimiento pautado por país pero con sanciones más altas. El tema, por ahora, sigue en la escala de los ministros de Economía... y la madre del cordero llegará cuando pase los líderes.
En la lista hay algunos temas tabú, y uno de los principales es el pacto migratorio. Hay mucha tela que cortar: parecía que la posición del Consejo estaba clara, pues los ministros del Interior de los 27 acordaron un compromiso de acoger un mínimo de 30.000 migrantes cada año, una cifra baja si se tiene en cuenta que han llegado por ejemplo unos 4 millones de ucranianos desde el inicio de la invasión rusa. A esto se añade una contribución financiera de al menos 600 millones de euros anuales a la reserva de solidaridad de aquellos gobiernos que no acepten dar asilo a la parte que les corresponda. Pero Polonia y Hungría vetaron el paso a nivel de líderes y ahora España, en la presidencia de turno del Consejo, trata de sacar el asunto de nuevo de la casilla de salida.
Hablando de Europa con...
¿Y el Pacto Verde? La agenda climática no está ni mucho menos completada, pero a la vez es uno de los puntos que generan más fricción, especialmente en las últimas semanas y meses en el Parlamento Europeo. La ley de restauración de la naturaleza, que pretende servir para 'reparar' en torno a un 20% de los ecosistemas dañados en todo el territorio comunitario, ha mostrado enormes diferencias entre socialdemócratas y conservadores, y ha estado a punto de quedar bloqueada en la Eurocámara por la acción de estos últimos.
Además, la parte medioambiental entra de lleno también en la cuestión energética. La reducción de la dependencia rusa lleva a la UE a una apuesta aún más firme por las renovables y de nuevo España lidera otro de los grandes debates: la reforma del mercado energético, con la que de nuevo los 27 se dividen entre dos bloques. Por un lado los países del sur, a los que se suma Francia, quieren un cambio total del mapa energético; en el otro, Estados miembros como Alemania, Dinamarca o Países Bajos apuestan por giros puntuales, pero con la misma base que existe ahora.
Por otro lado, la UE ha decidido reabrir el debate de la ampliación, que tendrá un espacio prioritario antes de las elecciones de junio, que ya se ven en el horizonte. La lista de candidatos es cada vez más larga, con Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Moldavia, Montenegro, Serbia, Turquía y Ucrania, pero desde la Comisión Europea se pide paciencia porque la entrada en la UE es una cuestión "de méritos" y no de "tiempos", aunque el presidente del Consejo Europeo, Chales Michel, situó la suma de más países al bloque en el año 2030.

En esta 'resurrección' del asunto tiene mucho que ver el caso precisamente de Ucrania. El país, ahora en plena guerra, no entrará ni pronto ni rápido en la Unión, puesto que no hay una vía acelerada de acceso. A lo que sí aspira Zelenski este año, o al menos antes de las elecciones europeas es a que se habrán negociaciones de adhesión. En todo caso, el procedimiento de adhesión consta de varios capítulos que abarcan un total de seis áreas: derechos fundamentales, mercado interior, competitividad y crecimiento inclusivo, agenda verde y conectividad, recursos, agricultura y cohesión, y relaciones exteriores. Los capítulos se abren y se cierran una vez que se cumple con su contenido y siempre que haya unanimidad en el Consejo para ello, pero pueden bloquearse y mantenerse parados sine die.
Después de los comicios -que en España se celebran el 9 de junio- llegará además el momento de los pactos, y los equilibrios en la Eurocámara van camino de cambiar de forma notoria. Las encuestas que se han publicado hasta ahora impulsan al grupo ECR, que aúna a los partidos de derecha radical, el cual podría convertirse en el tercero más amplio del Hemiciclo, por delante de los liberales. Estos además denuncian la cercanía cada vez más notoria del PPE con la familia de Vox, Fratelli o los polacos de Ley y Justicia. Además, el nuevo Parlamento contará con 716 asientos, frente a los 705 actuales (se quedó esa cifra tras la salida del Reino Unido).
El camino hacia los comicios de 2024 estará marcado además por citas electorales nacionales decisivas, que en paralelo serán importantes para el reparto de altos cargos en las instituciones. Países Bajos y Polonia pasan por las urnas, y quién sabe si España tendrá que volver a hacerlo. De lo que pase en los comicios nacionales saldrá un hilo hacia la negociación en el Consejo para los mandos. En la Comisión Europea podría seguir Ursula von der Leyen, igual que Roberta Metsola al frente del Parlamento Europeo. No harán lo propio Charles Michel en el Consejo Europeo ni Josep Borrell como Alto Representante. La UE se juega su presente y su futuro en este curso político, y con boli rojo en mano tendrá que ir tachando deberes hasta llegar a las urnas.
opinión
Helena Dalli
opinión
Carmelo Encinas
Una mirada a los jóvenes
Uno de los debe que ha estado en la cuenta de la UE en los últimos años ha sido una mirada más profunda hacia los más jóvenes, unas nuevas generaciones que dan por hecho el proyecto europeo y que lo reconocen en iniciativas como Erasmus. Pero el Parlamento Europeo ha tomado esta legislatura como la de la juventud, ya que además el 2022 fue el año dedicado precisamente a ellos. Así, desde la Eurocámara se han ido -junto con el resto de instituciones- encadenando medidas para facilitarles la vida a quienes están llamados a construir la Unión del futuro. ¿Cuáles son estos pasos?
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