Así será el nuevo mercado eléctrico de la UE: estabilizar precios, bajarlos si se disparan y prohibido cortar la luz a hogares vulnerables

  • Gobiernos y Eurocámara cierran un acuerdo que permitirá a Francia ayudar la generación con energía nuclear.
  • Los consumidores podrán tener varios contratos y el suministrador no podrá rescindirlos si sube el precio acordado.
Una factura de la luz, en una foto de archivo.
Una factura de la luz.
Europa Press
Una factura de la luz, en una foto de archivo.

Los gobiernos de la UE y el Parlamento Europeo han alcanzado en la madrugada de este jueves un acuerdo prácticamente definitivo sobre la reforma del mercado de la electricidad, con la que se espera dar estabilidad a los precios de la luz tras los picos históricos del año pasado, incentivar su generación con energías renovables, aunque dando a la energía nuclear un estatus similar, y contemplar medidas de emergencia en caso de que se declare una nueva crisis de precios, dirigidas especialmente a los consumidores más vulnerables, a los que quedará prohibido cortar la luz.

Al acuerdo, forjado entre la Presidencia española de la UE a dos semanas de que termine y la Eurocámara, le queda todavía un último paso, el de ser refrendado por cada una de estas instituciones y publicarse en el Boletín Oficial de la UE. Este jueves y tras una noche de difícil negociación, el Gobierno español y el ponente de la reforma en la Eurocámara, el también socialista español Nicolás González Casares, han celebrado la culminación de uno de los proyectos prioritarios de la Presidencia española, con el que se espera que no vuelvan a registrarse precios disparados de la electricidad como los que en 2022 lastraron las economías de hogares, negocios e industrias europeos.

"El acuerdo es una gran noticia", ha declarado la vicepresidenta tercera y presidenta semestral del Consejo de Energía, Teresa Ribera, a quien el regreso de Dubái tras participar en la COP28 le impidió estar en la negociación final, como dijo que quería hacer. "Nos ayudará a reducir incluso más la dependencia de la UE del gas de Rusia e impulsar la energía no fósil y reducir emisiones de efecto invernadero. Seremos capaces de estabilizar los mercados a largo plazo, acelerar el despliegue de renovables y ofrecer precios asequibles de la electricidad".

Según ha explicado por la mañana González Casares desde Estrasburgo, el acuerdo contempla los propósitos con los que empezó su trabajo como ponente del Parlamento. "Que Europa y sus ciudadanos no vuelvan a estar indefensos ante una crisis energética y no vuelvan a sufrir picos de precios como los que tanto sufrimiento económico y social han provocado". 

¿Electricidad más barata?

Se espera que el precio sea más "asequible" y, sobre todo, más estable, de modo que no vuelvan a repetirse los picos de precios del año pasado. Para ello, la reforma impulsa los contratos de compra mayorista de electricidad a largo plazo, principalmente de naturaleza privada pero también estatales, que disminuirán la incidencia del mercado diario -más sujeto a vaivenes- porque los precios mayoristas se cerrarán a varios años vista. Esto tendrá efecto en precios más estables para los grandes consumidores que cierren directamente estos acuerdos con los productores y también para los consumidores domésticos, que se la compran a las comercializadoras.

La reforma consagra los acuerdos de compra de electricidad privados -los PPA, por sus siglas en inglés-, se permite a los países incentivarlos para que sólo compren energía renovable y pone pautas para que sean más transparentes, también de cada a los consumidores. 

Por otra parte, seguirán existiendo las subastas reguladas de electricidad, denominadas como Contratos por Diferencias (CdF), para incentivar con un esquema de ayudas públicas la inversión en energías renovables, mediante la fijación de un precio dinámico: el contrato de compra entre productor y cada regulador nacional se cerrará a un determinado precio. Si el que marca el mercado el superior, el regulador compensará al productor con la diferencia. Pero si es inferior, el productor reingresará en las arcas públicas el dinero que haya cobrado de más. 

Esta diferencia de precios es precisamente lo que sí podría hacer que la factura de los consumidores bajase, aunque esta decisión queda en manos de cada país, que podrá elegir redistribuir estos 'beneficios', bien entre los consumidores -como proponía la Comisión y querían países como España- sino que, como batalló Alemania, habrá "flexibilidad" para que puedan ir también a las industrias o la inversión en energía.

¿Cómo se generará la electricidad?

A pesar de que el acuerdo recoge las condiciones para incentivar la generación de electricidad con materias primas no fósiles, la decisión última sobre qué tipo de tecnología impulsar depende del mix nacional y ahí el Gobierno español tiene una apuesta clara por la generación eléctrica con renovables.

Como quería Francia, el acuerdo entre el Consejo y el Parlamento para la reforma final no modifica lo pactado por los Veintisiete, de modo que este esquema de ayudas será para generación de electricidad con fotovoltaica eólica o hidráulica y también con energía nuclear. En España, el sector nuclear no espera beneficiarse del esquema de ayudas de los CfD dado que, salvo sorpresa, el parque nuclear español está abocado un cierre progresivo que se completará en 2035.

Por otra parte, el Parlamento ha tenido que transigir con algo que se acordó en el Consejo para evitar el veto de Alemania y sobre todo de Polonia, extender de 2025 a 2028 la derogación de la obligación de reducir las emisiones de CO2 que redunda directamente en la posibilidad de países como Alemania y Polonia de seguir quemando carbón para generar electricidad, siempre que esté "debidamente justificado" y acompañado de un plan de reducción de emisiones.  "No es que la UE haya abandonado el compromiso de reducción de emisiones, es que hay partes de nuestro continente que, por la guerra en Ucrania, pueden tener problemas de suministro", ha dicho en alusión sobre todo a Polonia, para quien esta cuestión era una línea roja.

Contratos de electricidad

Al final del camino, en la forma en la que la electricidad se suministra a los consumidores domésticos, la reforma dará más opciones a los ciudadanos a la hora de firmar un contrato de la luz con su compañía. Podrán elegir entre más tipos de contratos disponibles con un precio fijo de la electricidad o tener más flexibilidad y elegir precios dinámicos, con la posibilidad de combinar distintos tipos de contratos en función del uso de la electricidad que vayan a dar para sus distintos dispositivos -desde una bomba de calor a la recarga del coche eléctrico, por ejemplo-.

Además, la reforma establece que tendrán que los consumidores deberán disponer de más información antes de firmar el contrato. Las comercializadoras no podrán rescindir un contrato o cambiar sus términos de forma unilateral. Con esta medida, la UE trata de asegurar que todos los consumidores, también pequeños negocios, se benefician de los contratos de electricidad a largo plazo, aunque su precio en el mercado diario sea más caro.

Consumidores vulnerables

El nuevo mercado eléctrico de la UE prohibirá los cortes de luz a los consumidores vulnerables, incluido los casos en que distrubidoras y consumidores estén en medio de un ligio.

Además, los Estados miembros deberán asegurar que hay suficientes distribuidoras de último recurso para que ningún consumidor se quede sin suministro eléctrico.

¿Qué pasa si vuelve a dispararse el precio de la luz?

Una de los puntos que quedaban pendientes era determinar a quién en la UE le corresponderá determinar cuándo existe una crisis de precios de la electricidad. En su propuesta inicial, la Comisión Europea se abrogó tal potestad, que los gobiernos europeos le arrebataron al fijar su posición negociadora. Finalmente, tras el pacto final de esta madrugada, compartirán este papel con el Parlamento Europeo. 

Cuando, en función de la evolución de los precios, determinen que existe una "crisis energética" los cada países de la UE podrá tomar medidas "temporales" para intervenir los precios de la electricidad para pymes y industrias electrointensivas y también en los hogares y consumidores vulnerables. Así, se ha acordado que uno de los considerandos de la nueva regulación sea un compromiso en sí mismo: "Los Estados miembros tienen derecho a proporcionar ayuda para costes adicionales de electricidad de los consumidores industriales en tiempos de crisis eléctrica y aumentos de precios excepcionalmente severos".

Durante la negociación de los últimos meses descayó la pretensión española de perpetuar el tope al precio de la electricidad de 180 euros/Mwh que se introdujo en 2022 como medida de emergencia, pero González Casares ha asegurado en rueda de prensa que ese precio será el umbral que, de alcanzarse, hará que la UE declare la "crisis energética".

Qué pasa con el autoconsumo

La reforma del mercado eléctrico consagra un nuevo derecho "a compartir electricidad" directamente", sin tener que crear comunidades energéticas. Esto apela directamente al autoconsumo, cuyos usuarios podrán vender excedentes a sus vecinos, no solo a las compañías comercializadoras como ocurre en la actualidad. Con ello, se espera lograr un mayor aumento de energía, por ejemplo de los excedentes de las placas solares instaladas en los tejados entre vecinos, para que consumidores que no tendrían acceso a esta energía renovable la tengan. De esta última negociación entre Consejo y Parlamento, se mantiene la posibilidad de que las grandes compañías también puedan participar en estos intercambios -algo que en un principio rechazaba la Eurocámara para no desvirtuar este derecho- pero finalmente tal 'veto' quedará a la decisión de cada país.

Además, González Casares ha subrayado que el acuerdo impulsará los "pequeños paneles solares enchufables" de uso doméstico y de hasta 800 vatios.

¿Es la reforma que quería España?

Si se entra en el detalle, no. Como en toda negociación, y más tan complicada como está primero entre 27 gobiernos y después, con el Parlamento, España se ha dejado en el tintero buena parte de sus pretensiones iniciales. Y más todavía porque, más que parte negociadora, le ha tocado hacer de "árbitro" en tanto que Presidencia semestral, en este caso, del Consejo de Energía.

Si bien el Gobierno español puede apuntarse el tanto de que se haya hecho realidad una reforma que fue el primero en pedir en la UE cuando en 2021 los precios empezaron a dispararse y tras las reticencias iniciales por parte de la Comisión Europea, el resultado es más bien una "revisión" y no una reforma que incentivará la generación de electricidad de origen renovable y fomentará los contratos a largo plazo para dar estabilidad a los precios, pero de una forma muy distinta a como planteó España a principios de año.

A diferencia del resultado final, el Gobierno quería impulsar los contratos a largo plazo pero incidiendo más en las subastas reguladas que en los privados y potenciar la generación de electricidad renovable dividiendo en dos el mercado: por un lado, habría un mercado de producción, con renovables, y por otro, un mercado de capacidad, que actuaría como reaseguro del suministro en el que quería relegar el gas, la nuclear y unirlos con tecnologías todavía no del todo operativas, como el almacenamiento. Por el contrario, Ribera ha tenido que aceptar que la energía nuclear quedé en pie de igualdad que las renovables, permitir más tiempo las subvenciones al carbón -para salvar el veto alemán y polaco- y que su apuesta para impulsar el almacenamiento de electricidad renovable quede postergada a una regulación futura.

De la misma manera, ni Ribera en Madrid ni González Casares en Bruselas consiguieron que ni el Consejo de la UE ni el Parlamento Europeo accedieran a perpetuar la medida extraordinaria que expirará a final de año para limitar el precio de la electricidad en 180 euros/Mwh. En una rareza, incluso la Eurocámara ha logrado eliminar la prórroga de este tope hasta junio de 2024 que habían pactado los gobiernos.

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