Extrañas vacaciones políticas: los movimientos en sordina de PP y PSOE en el laberinto de la investidura

Ilustración de Feijóo y Sánchez.
Ilustración de Feijóo y Sánchez.
Henar de Pedro
Ilustración de Feijóo y Sánchez.

Tras votar en pleno verano, las elecciones del 23 de julio han dado paso a un atípico final de julio y mes de agosto, mucho más ajetreados desde el punto de vista político de lo normal, a pesar de la 'orden de descanso' que hace quince días dio a lo suyos el presidente del Gobierno en funciones. De manera más o menos soterrada -o nada en absoluto-, el PSOE y Sumar encaran ya contactos "discretos" con otras formaciones y tientan a los distintos socios necesarios para la investidura de Pedro Sánchez con propuestas en materia de financiación o de lenguas cooficiales. Algunos de ellos, por su parte, piden ya entrar en materia, con un desasosiego que comparte el PP. Alberto Núñez Feijóo quiso reunirse esta misma semana ya con Sánchez para pedirle en persona una abstención que le permita gobernar, al mismo tiempo que su partido sigue basculando entre alejarse de Vox y seguir cerrando acuerdos autonómicos.

Por haber, en estos 15 días de 'desintoxicación' política ha habido polémica sobre la siempre espinosa cuestión de Marruecos, a cuenta de las vacaciones privadas en Marrakech de Sánchez, por cuyas vacaciones le han llovido las críticas, no solo del PP, cuyo líder pasa sus días de descanso en Galicia. "Tengo la sensación de que está desatendiendo sus obligaciones básicas en un momento en que en lugar de estar hablando con el partido que ha ganado las elecciones, se aferra al poder y desaparece", decía hace unos días el vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado. "La tierra, para el que se la trabaja, y La Moncloa también; él está en Lanzarote; yo, estoy aquí en Bilbao, trabajando", advirtió el presidente del PNV, Antoni Ortúzar.

Con el recuento de escaños y los cálculos electorales, una de las conclusiones que sacó Sánchez el 23J es que los ciudadanos necesitaban descansar de la intensidad política que no ha dejado de sucederse desde principios de año. "Dejar respirar a la gente" fue la orden que dio presidente en funciones, en contraste con el frenesí que suele imprimir a sus acciones: sólo habían pasado horas desde el cierre de las urnas el 28 de mayo cuando convocó las elecciones generales y 48 desde las elecciones de noviembre de 2019 y el anuncio de una coalición con Unidas Podemos. Una de las claves del éxito de la moción de censura que en 2018 le llevó por primera vez  a Moncloa fue la rapidez con la que se produjo, que no medió una semana entre que se registró y se votó.

Esta vez ha sido distinto, Sánchez decidió frenar el paso y tres días después de las elecciones partió junto a su familia a la residencia oficial de La Mareta (Lanzarote). Pero la maquinaria de Moncloa ha seguido funcionando, con el presidente al teléfono. En el Gobierno destacan que nunca se ha parado tan poco como este verano, con propuestas y contactos en marcha por parte del PSOE para conseguir volver a presidir el Congreso cuando se constituya el 17 de agosto y, después, una nueva investidura de Sánchez. Los ministros en funciones de Presidencia y de Hacienda, Félix Bolaños y María Jesús Montero, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, son los negociadores  y, como tal, ya han estado deslizando propuestas y otros mensajes para amarrar el apoyo de ERC y Junts.

Deuda autonómica y lenguas cooficiales

La semana empezó con la promesa de "impulsar" en la próxima legislatura la olvidada reforma del sistema de financiación autonómica, con un acento especial en la deuda autonómica, que los independentistas catalanes -con el voto afirmativo del PSC- quieren reducir. Amparándolo en una reforma general, Sánchez evitaría las críticas de hacer una concesión para ser investido pero la respuesta de la Generalitat catalana no se hizo esperar, con su presidente, Pere Aragonés, rechazando un pacto para todos y exigido un arreglo para su déficit en concreto. Días después, Bolaños reclamó a ERC y Junts -que de momento insiste en la amnistía y la autodeterminación- abandonar las posiciones "de máximos" para poder avanzar.

En el País Vasco, el PNV empieza a impacientarse por la negociación que Sánchez tendrá que emprender con ellos. Aprovechando que su investidura depende de partidos nacionalistas e independentistas, el PNV espera un acuerdo sobre el modelo territorial. "Preferimos transparencia desde el inicio a un viacrucis continuo, porque habrá choques, afirma. Por eso debe pactar el marco con el nacionalismo catalán, PNV, Bildu, Coalición Canaria y Sumar", dijo Ortúzar en una entrevista de Onda Cero, frente al mantra de la "discreción" en los contactos en los que se amparan el PSOE, Sumar y hasta el PP. Bildu ya afirmó que no pedirá nada a cambio de su sí y eso hizo también en un primer momento el BNG, que conforme han pasado los días ha pasado a advertir de que el voto de su único diputado no será un "cheque en blanco".

Dentro de estos intentos por reeditar una coalición progresista, Sumar también quiere hacerse un hueco en las gestiones, aun a riesgo de provocar roces con el PSOE como el que se vio esta semana. Un día después de las elecciones, Yolanda Díaz encomendó al exportavoz de En Comú Podem en el Congreso, Jaume Asens, los contactos con Junts y Montero le recordó que es al PSOE al que corresponde hacer estas gestiones. 

También esta semana, Díaz planteó una reforma del Reglamento del Congreso para que pueda hablar también en euskera, catalán y gallego que no ha provocado entusiasmo en las filas socialistas. 

Feijóo: Mesa e investidura

La maquinaria de PP tampoco ha parado y asegura que está hablando "con todo el mundo" -en contactos "discretos" igualmente-, aunque en el haber de estas dos semanas tras las elecciones los populares se corrigieron a sí mismos en menos de 24 horas sobre sus contactos con Junts. Hace una semana, abrieron la puerta a hablar "dentro de la constitución" y la cerraron el lunes.

Entre los partidos que podrían apoyar a Núñez Feijóo, Coalición Canaria aparece como la clave inesperada, después de que el voto de los residentes en el exterior diera un escaño más al PP que le restó al PSOE y creara un empate a 171 entre el bloque de la derecha y el de la izquierda. Aunque en Canarias gobiernan en coalición con el PP, sigue siendo una incógnita por qué bloque se decantará su diputada, Cristina Valido.

De momento, el único contacto que ha trascendido es la reunión que días después de las elecciones tuvieron Núñez Feijóo y el presidente de Vox, Santiago Abascal. El partido de ultraderecha lo desveló, el PP lo confirmó después y ambos contextualizaron el encuentro dentro de la "normalidad" entre dos formaciones que Vox califica de "aliados naturales". A pesar de ello, los de Abascal empiezan a dudar de que Feijóo tenga opciones de ser investido, algo en lo que coinciden con la otra formación con quien el PP sumaría un diputado más, UPN.  Su presidente, Javier Esparza, pidió hace unos días a Feijóo "no engañar" a la gente porque el PP "va a tener más votos en contra que a favor".

El PP ha intentado oponer al supuesto impasse de Sánchez más actividad. Feijóo pidió por carta a Sánchez una reunión para esta misma semana, que el socialista rechazó. Le emplazó un encuentro, pero después del 17 de agosto, cuando tras la constitución de las Cortes empezará la ronda de contactos para forjar una mayoría para la investidura, a la que se presentará quien termine designado el rey, Felipe VI. El presidente en funciones da por supuesto la suya propia. Frente a las dudas entre propios y ajenos, Núñez Feijóo también quiere ir a una investidura, algo que considera una obligación tras ser el partido más votado.

El PP no tiene intención de ponérselo tan fácil a Sánchez en su 'lógica' de que, a pesar de que el PSOE es segunda fuerza, los socialistas 'deben' presidir el Congreso y reeditar la coalición de Gobierno. Aunque todo parece muy cuesta arriba, los populares insisten en que el PSOE se abstenga en una investidura del candidato del partido más votado. "Nos gustaría lograrlo con el PSOE, le corresponde a quien ha ganado las elecciones", dijo hace unos días Tellado, uno de los hombres fuertes de Feijóo.

En estos momentos, la intención del líder popular es presentarse a la investidura, si fuera designado para ello por Felipe VI. "Nos hemos presentado a las elecciones y hemos dicho abiertamente que para ganar y gobernar. Debemos presentarnos a la investidura porque contamos con el respaldo de ocho millones de españoles, somos la fuerza más votada y porque hay una dinámica de cambio", dijo Mellado.

Antes de eso, el PP empezará luchando por la Presidencia del Congreso de los Diputados, para lo que quiere explorar un acuerdo con PNV o Junts. El resultado de estas gestiones y de las que por su parte hace el PSOE se verá el 17 de agosto, dentro de semana y media en la que la maquinaria tampoco dejará de rugir.

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