Moncloa busca el equilibrio para mantener a Bildu como socio parlamentario y mostrar contundencia sobre ETA en la campaña vasca

La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros este martes.
La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros este martes.
Alberto Ortega/EP
La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros este martes.

No fue la respuesta, sino la contundencia del Gobierno a la hora de condenar la negativa de EH Bildu a definir ETA como un grupo terrorista lo que destacó este martes en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. "ETA fue una banda terrorista y no reconocerlo así no es solo cobarde, sino una absoluta falta de respeto y demuestra un negacionismo incompatible con la democracia", aseveró la ministra portavoz, Pilar Alegría. El Gobierno es consciente de que necesita a Bildu en lo que resta de legislatura para sacar adelante sus normas en el Congreso, aunque fuentes de Moncloa puntualizan que esa es su única relación, la parlamentaria. “Cuando haya una ley, vamos a hablar con todos los grupos“, recalcan, para insistir en la idea de que es Sumar con quien gobiernan en coalición. 

El contexto parece que tiene mucho que decir en esta ocasión: quedan tan solo tres días de campaña antes de las elecciones en Euskadi -21 de abril- y muchos indecisos a los que convencer -que algunas encuestas cifran en un 30%-; además, el candidato a lehendakari que llevan los socialistas, Eneko Andueza, ha centrado su campaña en las críticas a Bildu y en la recta final parece decidido a atraer a votantes del PNV. Y hay una tercera cuestión: las encuestas apuntan a que Bildu le estaría sacando ventaja al PNV, lo que podría derivar en un escenario no tan cómodo para un PSE decidido a blindar su coalición con los de Andoni Ortuzar tras las elecciones.

El escenario no sería tan cómodo porque Bildu es un socio parlamentario y necesario para que el Gobierno saque adelante su proyecto legislativo, por lo que tensar demasiado la cuerda podría dejar pendiendo de un hilo la aprobación de algunas normas. El Gobierno ya se puso la tirita antes de la herida para evitar ser rehén de ERC y Junts, frustrando la negociación de los Presupuestos para este año ante la convocatoria de las elecciones catalanas. Esto afecta directamente a Bildu, que esperaba sacar provecho de las cuentas públicas de este año y, de hecho, ya habían hablado de "avances" en la negociación. Por ello, el Gobierno hace equilibrios para que la contundencia de la campaña vasca no afecte a la realidad de la legislatura. 

Equilibrios entre la contundencia y la negociación

"Inadmisible" es la palabra que utilizan desde Moncloa para calificar la negativa de Bildu a definir ETA como un grupo terrorista. Aseguran que, frente a estos posicionamientos, seguirán siendo contundentes. Defienden además que esa contundencia no ha cambiado en absoluto respecto a los últimos meses, por lo que no tiene por qué trastocar la relación que mantienen con los abertzales fuera del tablero vasco, que consiste -recalcan- en un apoyo parlamentario para sacar adelante sus leyes. De esta forma, vinculan sus acuerdos con Bildu a unos números -120 diputados- que no les permiten alcanzar la mayoría para aprobar sus iniciativas. Y hacen hincapié en la idea de que Sumar es el único socio del Gobierno ya que es con quien comparte coalición.

Sin embargo, cuando el PSOE de Navarra entregó el Ayuntamiento de Pamplona a Bildu, el ministro de Transportes, Óscar Puente, salió en su defensa afirmando que el de Arnaldo Otegi era un "partido progresista democrático" en una sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso el día 13 de diciembre del año pasado. 

Ahora, desde el PSOE reconocen que a Bildu le faltan pasos por dar y desde el Gobierno aseveran que su negacionismo es "incompatible" con la democracia. "No reconocer que ETA fue una banda terrorista no es que sea absolutamente cobarde, sino un desprecio enorme a todas las víctimas y a la sociedad española en su conjunto", plasmó este mismo martes la ministra portavoz.

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