Ultraprocesados, un peligro con el que convivimos: su consumo habitual eleva el riesgo de sufrir hasta 32 enfermedades

Alimentos ultraprocesados
Alimentos ultraprocesados
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Alimentos ultraprocesados

Que los alimentos ultraprocesados son tentadores lo sabemos (con ese fin están "diseñados"); que no son lo mejor para nuestra salud también. Y sin embargo, ahí están: convivimos con ellos diariamente y nos saludan orgullosos desde las mejores ubicaciones de los lineales del supermercado. Por si hacían falta más datos, ahora una nueva investigación confirma que consumir ultraprocesados puede dañar decenas de órganos y funciones del organismo.

En concreto, según una investigación un grupo de científicos de la Universidad de Deakin (Australia), incluir estos alimentos en la dieta de forma frecuente eleva el riesgo de sufrir hasta 32 enfermedades. El estudio, publicado en The British Medical Journal, menciona entre ellas enfermedades mentales, especialmente la depresión, el cáncer, la diabetes de tipo 2 y los problemas cardiacos.

Han hallado pruebas "convincentes"

Los investigadores han hecho el mayor análisis de pruebas hasta la fecha, con datos de 10 millones de personas. Han hallado pruebas "convincentes" de que un mayor consumo de ultraprocesados se asocia a un riesgo un 50% mayor de morir de un infarto de miocardio o un ictus. También se tienen muchas más probabilidades de ser diagnosticados de obesidad, afecciones pulmonares y problemas de sueño.

Los de Deakin han visto que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asocia con alrededor de un 50% más de riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardiovasculares, un 48-53% más de riesgo de ansiedad y trastornos mentales comunes, y un 12% más de riesgo de diabetes tipo 2.

Es un análisis exhaustivo: han revisado 45 metanálisis publicados en los últimos tres años con datos de 10 millones de personas

También queda vinculado con un 21% más de riesgo de muerte por cualquier causa, un 40-66% más de riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas y un 22% más de riesgo de depresión.

Los autores del estudio reconocen que otras demostraciones siguen en el aire. Se refieren a las asociaciones de la exposición a los ultraprocesados con el asma, la salud gastrointestinal, algunos tipos de cáncer y los factores de riesgo cardiometabólico, como niveles elevados de grasas en la sangre y niveles bajos de colesterol "bueno". En esos casos la relación sigue siendo limitada.

La mayor confirmación de lo que ya sabemos

Llueve sobre mojado. La lista de investigaciones científicas que han mostrado lo poco saludables que son estos alimentos es larguísima. Por ejemplo, en 2019, el trabajo de varios Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH) demostró que comer alimentos procesados supone un mayor consumo de calorías.

Estamos perdiendo la dieta mediterránea

  • Los españoles presumimos de tener la dieta más sana del mundo, pero la estamos perdiendo. Según un estudio de 2019, liderado por el Ceigram de la Universidad Politécnica de Madrid, la dieta española se está desviando del modelo mediterráneo hacia otra alternativa que contiene tres veces más carne, productos lácteos y azúcar, y un tercio menos de frutas, verduras y cereales.

    Por eso no debe sorprendernos que ya seamos el segundo país mediterráneo con mayor consumo de este tipo de alimentos, con un 27,6%, según un estudio de la Universidad de Sao Paulo. En España, uno de cada cinco alimentos que se consumen son ultraprocesados.

Ese mismo año, otro estudio, este español, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) indicaba que consumir alimentos ultraprocesados eleva el riesgo de sufrir depresión. Trabajos previos ya habían encontrado que este tipo de comida aumentaba el riesgo de hipertensión y obesidad, condiciones que comparten mecanismos y factores de riesgo con la depresión.

En 2023, una investigación liderada por el CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red) y el IDIBGI de Girona vinculaba directamente la comida ultraprocesada con la depresión, el volumen de sustancia gris del circuito cerebral y parámetros de inflamación, es decir, que provoca cambios en el volumen cerebral.

Colorantes, emulsionantes, saborizantes y otros aditivos los hacen sabrosos, altamente atractivos y potencialmente adictivos

La virtud de este nuevo estudio australiano es que se trata de una revisión exhaustiva que ha proporcionado una evaluación amplia de la evidencia. Para llegar a los datos de esos 10 millones de individuos llevaron a cabo una revisión general de 45 metanálisis publicados en los últimos tres años.

Ultraprocesados por doquier

Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de ingredientes refinados, como azúcar, almidones, aceites vegetales y sal, o sintetizados, como grasas "trans" o aditivos. No suelen contener ningún alimento reconocible y llegan al consumidor tras someterse a múltiples procesos industriales.

Este tipo de productos suelen contener aditivos para intensificar sus cualidades sensoriales e imitar la apariencia de los "verdaderos" alimentos, lo que los hace comestibles, sabrosos, altamente atractivos y potencialmente adictivos. Así, a menudo contienen colorantes, emulsionantes, saborizantes y otros aditivos.

La mayoría de los ultraprocesados tienen una densidad de nutrientes más baja, pero una concentración energética más alta

Hablamos de platos precocinados, postres lácteos azucarados, bollería industrial, productos horneados, refrescos y bebidas gaseosas, cereales azucarados o los productos listos para comer o calentar. Son alimentos a menudo ricos en grasa, sal y azúcar, y pobres en vitaminas y fibra. O sea, que se caracterizan por su baja calidad nutricional.

También tienden a tener un alto contenido de azúcar, grasa y/o sal añadidos, pero son bajos en vitaminas y fibra. De modo que la mayoría de los ultraprocesados tienen una densidad de nutrientes más baja, pero una concentración energética más alta en comparación con los alimentos no procesados. Además, son ricos en ácidos grasos saturados y trans, y son pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes.

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