¿Por qué los seres humanos perdieron la cola? Descubren la clave de su desaparición

Mono
Un mono, en una imagen de archivo.
Pixabay
Mono

La modificación de un gen fue el detonante para que los seres humanos perdieran la cola. Es lo que declara un nuevo estudio liderado por la Universidad de Nueva York y que ha sido publicado este martes en la prestigiosa revista científica Nature. Este relata por primera vez la evolución genética a la que se enfrentaron los seres humanos hace 25 millones de años. 

Según esta investigación, la perdida de la cola aumentó además el riesgo de que el ser humano sufriera defectos en el tubo neural, pero también tuvo, por tanto, que aportar ventajas genéticas debido al gran cambio que supuso para la especie. Los primates utilizaban, de hecho, la cola como una tercera extremidad para agarrarse a las ramas de los árboles que habitaban. Es lo que hacen todavía numerosos monos, pero algo cambió en nuestro ADN para que ahora ni seres humanos, ni chimpancés ni orangutanes, la utilicen. 

Esto es lo que han analizado el grupo de autores que han llevado a cabo el estudio. Los científicos llegaron a analizar en profundidad hasta 140 genes que otras investigaciones habían observado previamente en la cola de varios vertebrados. Fue en uno de ellos donde identificaron un ADN exclusivo de los homínidos, pero que los primates carecen de él. 

Este segmento se denomina Alu, y, de hecho, saltera la formación de una proteína que es fundamental en el desarrollo de una cola. Este cambio, según relatan los autores es muy pequeño, pero la clave es que este cambio tan mínimo supone la aparición o no de una cola en la parte trasera del cuerpo. "El cambio en el gen que observamos es que, un gen corto saltarín, un fragmento de ADN que se conoce como secuencia Alu, aterrizó en una parte no codificante de un gen", ha explicado Itai Yanai, uno de los autores principales de este estudio. 

Pruebas en ratones

Para comprobar este hallazgo, los investigadores modificaron además el código genético de varios ratones a los que les insertaron esta condición Alu de los humanos y los chimpancés. Sus resultados arrojaron que los ratones no llegaron a desarrollar una cola o lo hicieron de forma muy pequeña, por lo que comprobaron que es esta cambio en el gen lo que provoca o no la aparición de una cola. "Es sorprendente que un cambio anatómico tan grande pueda provocarlo un cambio genético tan pequeño", ha declarado Yanai. 

Asimismo, algunos de estos ratones desarrollaron un problema similar a la espina bífida. Por ello, los científicos concluyen que perder la cola aumentó el riesgo de padecer este tipo de malformaciones. Aunque esta investigación explica el motivo detrás de esta característica humana, lo cierto es que sus autores reconocen que también ha habido otros cambios que han ayudado a establecerlo. 

Además, la pérdida de la cola ha sucedido en más ocasiones y en otras especies, por lo que añaden que la investigación de estas estructuras genéticas podría arrojar más luz sobre estos resultados y sobre las ventajas y problemas que ha aportado a los seres humanos la desaparición de este órgano. 

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