Detrás del rechazo a coger aviones está la evidencia cada vez mayor de la contribución de la aviación comercial en las emisiones de gases de efecto invernadero.
El 30 de septiembre Aena aprobará las inversiones que se llevarán a cabo hasta 2026, entre las que por ahora no figura el Prat por falta de consenso con la Generalitat.
Asegura que la afectación medioambiental es imprescindible para convertir el aeródromo en un 'hub' intercontinental y sacarlo de la "saturación" actual.