Un año del 'Sussexit': ¿qué ha cambiado en la vida de Meghan Markle y el príncipe Harry?

Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.
Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.
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Meghan Markle y el príncipe Harry, en Marruecos en febrero de 2019.

Ocurrió el 8 de enero del año pasado. Se venía barruntando algo parecido porque todo hacía indicar que el cisma dentro de la familia real británica no era cosa de un día, pero aún así pilló al mundo un poco desprevenido, todavía recogiendo el árbol de Navidad, escuchando cada vez más insistentemente en las noticias algo sobre "un virus chino" y, en España, acababa de producirse la muerte de la infanta Pilar, hermana del rey Juan Carlos, a los 83 años.

Aquel día el anuncio vía Instagram que dieron los duques de Sussex fue sin lugar a dudas la noticia de la jornada (y eso que llegó a media tarde): Meghan Markle y el príncipe Harry, junto con su pequeño Archie, decidían alejarse del auspicio de Buckingham Palace, dejar atrás sus compromisos con la corona y comenzar otra vida fuera de los márgenes que el protocolo de la realeza requiere.

Las fiestas las habían pasado en Canadá -lugar al que regresarían tres días más tarde- pero regresaron a Londres para un acto oficial del que nadie sospechaba que sería el último para ellos. Siquiera la propia familia del príncipe, que se vio en la necesidad de actuar con la mayor celeridad posible pues también tenían sobre la mesa asuntos de suma importancia como la nula aceptación del pueblo del príncipe Andrés, duque de York, por la investigación sobre su implicación en la trama de abusos sexuales y trata de mujeres de su fallecido amigo, Jeffrey Epstein, que se había suicidado cuatro meses antes.

"Tenemos la intención de dar un paso atrás como miembros senior de la familia real y trabajar para ser financieramente independientes, mientras continuamos apoyando plenamente a su majestad la reina. Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos decidido hacer un cambio este año para empezar a forjar un nuevo papel progresivo en esta institución", explicaban.

En aquel mismo instante se bautizó aquel movimiento como Megxit, algo que algunos medios cambiamos a Sussexit al comprobar el machismo implícito que suponía hacer recaer toda la culpa sobre la figura de la exactriz, como si no fuera una decisión consensuada dentro de un matrimonio.

Lo primera decisión fue sencilla: abandonar Reino Unido. Lo hicieron el día 10 rumbo a Canadá Meghan y Archie mientras que el hermano pequeño del príncipe heredero Guillermo de Inglaterra se quedaba para negociar las condiciones, un acuerdo que llegaría tres días más tarde tras una reunión familiar en la que estaban desde la reina Isabel II hasta el padre de ambos hermanos, el príncipe Carlos.

Poco antes, ya había caído una Breaking News: Meghan fichaba por Disney para ponerle voz a un documental de elefantes -cuyas críticas fueron bastante dispares, por cierto-. La mezcla de grandes fichajes por compañías y una intención activista por distintas causas sociales será una constante durante este año.

Primeramente, durante el confinamiento de abril, crean su propia fundación, Archewell, jugando con el nombre de su hijo y con dos términos: "Arche (/rki/; Griego antiguo): (sust.) Palabra griega que significa 'fuente de acción'"; mientras que por el otro lado está "Well (/wel/): (sust.) una abundante fuente de suministros; el lugar donde vamos a profundizar".

Con él firmarán colaboraciones con Netflix, en septiembre, lo que supondrá un enfrentamiento con la familia real dado que es la compañía que produce The Crown; con Clevr Blends, una compañía cafetera que aboga por la sostenibilidad, la igualdad y el veganismo; con Spotify, para un podcast -en el que ya se ha podido escuchar las primeras palabras de Archie-; y con World Central Kitchen, la ya reconocidísima mundialmente ONG que el chef José Andrés creó en 2010. Estas tres últimas en diciembre, aunque solo Netflix y Spotify ya les reportan unos beneficios de casi 170 millones de dólares y hay que recordar que desde primavera no reciben fondos públicos.

Volvemos a enero, cuando tras un comunicado de la soberana dándoles su bendición, Harry abandona Londres rumbo a Canadá. El día 31 es el último que Meghan y Harry son miembros de totales de la familia real: mantienen sus títulos, pero solo les restan un par de actos oficiales, que cesarán completamente una vez llegue a Europa el coronavirus.

Estos actos son a comienzos de marzo: el día 5 asistirán a la gala de los premios de la Fundación Endeavour y, el día 9, la celebración del Día de la Commonwealth, un momento crucial dado que se observa la nula relación entre Harry y Guillermo, totalmente perdida.

Tras su traslado a finales de ese mismo mes a Los Ángeles, se instalan en una mansión que les consigue Oprah Winfrey con ayuda de Tyler Perry y comienzan a trabajar como voluntarios contra el Covid-19. Además, rompen toda relación con cuatro periódicos británicos, The Sun, The Daily Mail, The Mirror y The Express, por considerar que "destrozaron" la vida de muchas personas.

La cruzada de Meghan Markle y el príncipe Harry contra la prensa amarillista (solo hay que ver el doble rasero con el que trataban los mismo temas como aguacates o flores dependiendo de si eran Meghan o Kate Middleton quienes las protagonizaran) se agrava con la batalla legal que les mantienen enfrentados al grupo editorial Associated Newspapers, que posee, entre otras publicaciones, el diario The Daily Mail.

La defensa de sus cuatro amigas por la carta que envió a su padre, Thomas Markle, se convierte en un motivo personal para los duques, que desatienden la publicación de una biografía apócrifa y, más tarde, niegan su colaboración con la autorizada, Finding Freedom, escrita por el experto en asuntos monárquicos Omid Scobie y la periodista Carolyn Durand, aunque más tarde reconocerán haberles dado permiso y que tiene tanto revelaciones increíbles, como cuando hablan del racismo en la aristocracia británica, hasta anécdotas locas (un secuestro falso, hacer pis en el campo...).

Tras el 39º cumpleaños de Meghan Markle, llegan las buenas noticias para la duquesa: ganó una batalla legal después de perder la primera; habló por primera vez de los que eran críticos con ella ("Nada de lo que he dicho era polémico"); y, además, su enemigo Donald Trump pierde las elecciones.

Y llegamos al final del año, que sin lugar a dudas supone un punto y aparte en lo que está por venir en la vida de Meghan y Harry. En primer lugar, porque ya no les interesa para nada la popularidad de la encuesta que cada año hacen a los británicos (y en la de 2020 es obvio que les ha pasado factura el Sussexit y que sus acciones filantrópicas y benéficas no han importado).

Pero sobre todo porque se demuestra que ya no tienen miedo a guardar las apariencias: el príncipe Harry hizo patente su cabreo por el desplante que le hicieron el Día del Armisticio y Meghan Markle se mostró abiertamente triste al revelar que sufrió un aborto: "Sabía, sosteniendo a Archie, que perdería al segundo". Y han vuelto a sentir el arropo de los suyos, y de ahí la tregua que firmaron los hermano por Navidad.

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