¿Qué frutas de verano pueden comer los perros y cuáles debemos evitar?

El melón es una golosina saludable gracias a su fibra y agua, pero debe controlarse su consumo en perros con obesidad o diabetes.
El melón es una golosina saludable gracias a su fibra y agua, pero debe controlarse su consumo en perros con obesidad o diabetes.
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El melón es una golosina saludable gracias a su fibra y agua, pero debe controlarse su consumo en perros con obesidad o diabetes.

Los perros domésticos son considerados carnívoros no estrictos o facultativos, lo que significa que, si bien su anatomía y sistema digestivo están adaptados para una dieta basada principalmente en carne, también pueden obtener nutrientes esenciales de fuentes vegetales si se les proporciona una alimentación equilibrada.

Esta adaptación dietética se debe, en parte, a su proceso de domesticación a lo largo de miles de años y los cambios que hemos introducido en su alimentación. Durante este tiempo, los perros han desarrollado la capacidad de aprovechar una variedad más amplia de alimentos en comparación con sus parientes salvajes, como los lobos y otros cánidos que viven en el medio natural.

Este debate es un tema que está muy presente en la actualidad. No son pocos los estudios científicos que se han llevado a cabo con el objetivo de responder a la pregunta de si deberíamos reconsiderar la clasificación alimentaria de nuestros queridos perros en vista de su nueva adaptabilidad.

Entre estos alimentos de origen vegetal que los perros son capaces de digerir y asimilar sin ver afectadas sus funciones digestivas están algunas frutas. En particular, muchas de las frutas características de la temporada de verano ofrecen una saludable variedad de sabores y beneficios nutricionales a nuestro compañeros caninos.

Es imprescindible mantener su dieta fundamentalmente carnívora en su alimentación diaria, y que estos alimentos de origen vegetal se ofrezcan con mesura y como una golosina, saludable, pero complementaria.

  • La sandía

Con un altísimo contenido en agua, las sandías son una opción muy refrescante e hidratante para los perros. Su composición con potasio, vitaminas A, B-6 y C y antioxidantes proporciona beneficios para la piel y además es una excelente forma de mantenerlos hidratados en los días más calurosos del verano.

Es necesario retirar toda la cáscara y las semillas y ofrecerles solo la pulpa, ya que de lo contrario les puede provocar obstrucción intestinal.

  • El melón

Otra fruta muy presente en nuestras mesas durante estos meses de estío es el melón, muy bajo en calorías pero cargado de fibra y agua que también supone un refrescante alimento para dar, de forma puntual, a los perros presentes en la familia. Es necesario retirar cáscara y semillas para evitar una intoxicación.

Ambas frutas, la sandía y el melón, deben ofrecerse con moderación para perros diabéticos o con obesidad, ya que también poseen abundante fructosa que aumenta los niveles de azúcar en sangre.

  • Melocotón, nectarina y albaricoque

Junto a las sandías y los melones, son tres de las frutas veraniegas por excelencia. Son fuente de fibra, hierro y vitamina A que podemos ofrecer a nuestros perros en pequeñas cantidades, frescas o cortadas en cubitos para que disfruten de sus beneficios.

Estas frutas son aptas para los perros siempre que se les retire la piel y el hueso, que por su contenido de cianuro resulta muy perjudicial. Son especialmente beneficiosas para perros mayores, al aportar minerales que escasean al alcanzar edades maduras y por sus propiedades antioxidantes.

No se deben dar a los perros los melocotones enlatados o en almíbar por poseer demasiados azúcares.

Podemos cortar la carne de la fruta como el mango en taquitos similares a un cubo de hielo para racionar su consumo.
Podemos cortar la carne de la fruta como el mango en taquitos similares a un cubo de hielo para racionar su consumo.
Grace Cary. Getty Image
  • El mango

Rico en carotenoides, potasio, vitaminas A, B6, C y E, la pulpa limpia de los mangos son una aportación muy dulce para los perros.

Hay que retirar el hueso y la piel antes de ofrecérselo al animal, para evitar la intoxicación por cianuro y el atragantamiento. También contiene mucho azúcar, de modo que su consumo debe ser ocasional y jamás sustituir la alimentación habitual de nuestro perro.

Frutas de verano que debemos evitar

Así como hemos visto que hay frutas de temporada de verano que podemos añadir a la dieta de nuestros perros de forma controlada y que lejos de ser perjudiciales, aportan una gran cantidad de ventajas nutricionales, hay otras frutas asociadas al verano que, por sus composiciones, debemos mantener fuera del alcance de los perros.

El aguacate tiene persina, una sustancia que resulta muy tóxica para los perros y cuyos efectos pueden resultar letales.
El aguacate tiene persina, una sustancia que resulta muy tóxica para los perros y cuyos efectos pueden resultar letales.
Denamorado. Freepik
  • El aguacate

Para los humanos, el aguacate es una fuente inigualable de energía por su elevada cantidad de carbohidratos naturales, vitaminas y minerales, pero para los perros resultan un riesgo para su salud totalmente prescindible.

Para ser honestos, la respuesta a la pregunta de si los perros pueden comer aguacate sería “sí y no”. Este alimento posee una sustancia tóxica presente en todas las partes de la fruta, incluidas piel y carne, llamada persina. Es una toxina fungicida que nuestro sistema digestivo asimila sin dificultades, pero es potencialmente venenosa para los perros, causando vómitos, diarreas y fallos cardíacos que pueden ser fatales.

El problema con el que nos enfrentamos con el aguacate es que los perros no reaccionan por igual a su consumo, y desconocemos, hasta la fecha, qué dosis de persina llega a ser letal para ellos.

Por lo tanto, y por prevención, es mejor evitar a los perros cualquier consumo de aguacate y prescindir de este ‘superalimento’ tan popular en nuestra cocina como golosina canina saludable.

  • Las grosellas

Las grosellas, al igual que otras bayas o frutas del bosque como las moras o las frambuesas, están desaconsejadas para nuestros perros debido a la presencia de alcaloides que pueden resultar tóxicos en grandes cantidades. Si bien un par de moras, zarzamoras, frambuesas o arándanos de forma muy ocasional pueden no causar ninguna reacción adversa en los perros, la variedad de bayas y la dificultad para distinguir cuáles son apropiadas y en qué cantidades, hacen que sea preferible tener precaución al ofrecerles este tipo de frutas.

Específicamente, las grosellas pueden provocar insuficiencia renal aguda en los perros. Aunque se sabe que las grosellas son altamente venenosas para ellos, todavía se están realizando investigaciones para comprender mejor las causas de este efecto. Algunos estudios sugieren que podría estar relacionado con la presencia de micotoxinas producidas por la fruta o por la presencia del salicilato, un compuesto químico que pertenece al grupo de los ácidos salicílicos.

Dada la incertidumbre en torno a las frutas conocidas como bayas y la posibilidad de reacciones tóxicas, es recomendable evitarlas en el menú canino, hasta que se cuente con información más precisa sobre su seguridad y la dosificación adecuada en función del peso y estado de salud de cada perro.

  • Los higos

A grandes rasgos, consumir un solo higo podría resultar seguro para los perros, pero debido a su excesivo contenido en fibra y la presencia de ficina, una enzima que procede del látex del higo, les puede provocar diarrea y una reacción tóxica. La intoxicación por ficina causa babeo abundante y vómitos, que en principio, no supone un riesgo grave y los síntomas deberían desaparecer junto a los restos de la fruta en su organismo.

Por precaución, y para evitar la reacción a la ficina, es mejor prescindir de los higos en la dieta veraniega de los perros.

Dosificar el consumo a uno o dos días por semana

En general, un ‘atracón’ de frutas puede alterar el estómago de los perros, aunque se consideren frutas aptas y saludables para ellos, por lo que es necesario introducirlas en su alimentación de forma moderada.

Podemos ofrecérselas dos días a la semana, e inicialmente no más de una o dos porciones pequeñas que, si vemos que los perros digieren bien, no muestran intolerancias y sus excrementos siguen mostrando una apariencia normal y sana, podemos aumentar de forma gradual.

Si aparece descomposición estomacal o cualquier síntoma inesperado, debemos detener el consumo de la fruta de inmediato y es recomendable acudir a un veterinario.

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