Cuones, dingos, perros cantores de Nueva Guinea... ¿son perros salvajes o asilvestrados?

  • Bajo el término "perros salvajes" se incluyen varias especies y muy diferentes entre sí que puede crear confusión.
Cuones, dingos, perros cantores de Nueva Guinea... especies y muy diferentes entre sí que puede crear confusión.
Cuones, dingos, perros cantores de Nueva Guinea... especies y muy diferentes entre sí que puede crear confusión.
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Cuones, dingos, perros cantores de Nueva Guinea... especies y muy diferentes entre sí que puede crear confusión.

A menudo, resulta difícil que la población que no tiene vínculos con la comunidad científica sepa utilizar con propiedad los términos adecuados para distinguir entre las diferentes categorías de los animales.

Así, y poniendo de ejemplo a los perros domésticos (Canis lupus familiaris), podríamos hablar de ejemplares con dueño, perros asilvestrados o ferales cuando, bien por abandono u otras razones, se asilvestran por falta de contacto con humanos y perros salvajes, que implicaría que nunca han sido domesticados y que, vayamos por delante, no existen como tal. Porque la definición de perro, y así lo recogen todos los diccionarios, implica que hablamos de una especie domesticada, al margen de que no tengan dueño, raza reconocida, vivan en la calle o hayan formado poblaciones en hábitats salvajes y hayan logrado sobrevivir. En síntesis, los perros domésticos solo pueden ser animales con dueño o animales que se han asilvestrado. En cambio, sí podemos hablar de cánidos salvajes, familia Canidae, que incluye a los lobos, coyotes, chacales, zorros y otras especies que, en total, suman trece géneros vivos en el presente.

En la filogenética, la rama de la biología que estudia la historia evolutiva entre los sistemas vivos, existe el término “basal” para referirse a la base o raíz de un árbol filogenético. Existen numerosas razas de perros domésticos modernas consideradas basales, como por ejemplo el basenji y nuestra raza autóctona el podenco ibicenco, y también es una especie canina basal el dingo australiano, cuya clasificación no está exenta de debate.

El dingo, un linaje canino antiguo y mucha controversia

Un dingo, en la isla Fraser, Australia.
Un dingo, en la isla Fraser, Australia.
Kev, Pixabay.

En el 2020, un estudio en el ADN mitocondrial sobre fósiles de perros antiguos en China reveló que dichos restos compartían haplotipo con dingos australianos y perros precoloniales del Pacífico. El dingo es un perro asilvestrado que habita Australia y Papúa desde hace unos 4.000 años. Sin embargo, el debate actual aún no sabe si considerarlos un linaje del perro doméstico (Canis familiaris dingo), subespecie del lobo (Canis lupus dingo) e incluso especie por derecho propio (Canis dingo) ante su larga y exitosa trayectoria milenaria en la que se han adaptado a sobrevivir en un entorno salvaje. Algo que no resulta nada fácil para especies domesticadas que necesitan al ser humano de una manera u otra. En el caso específico del dingo y el éxito de su adaptación y perduración también le ha favorecido la ausencia de depredadores apicales en su hábitat, estos son, aquellos que están en la cúspide de la cadena trófica.

Por el momento, polémicas semánticas aparte, lo que sabemos con certeza del dingo gracias a los estudios genéticos es que procede de los primeros perros domesticados que llegaron a Australia y una vez allí, sin conocer los detalles, muchos se vieron obligados a sobrevivir por sí mismos, formando manadas para cazar presas grandes en grupo. Dingos y perros modernos tienen características genéticas diferentes debido a cómo han progresado en sus entornos a lo largo de los años y muchos consideran al dingo el eslabón intermedio entre los lobos y los perros modernos, como recoge este artículo científico.

En Australia, la situación del dingo está en permanente debate político y aunque hablamos de un perro asilvestrado si nos ceñimos a la evidencia científica, existen numerosas fuentes escritas y visuales que demuestran que también han sido capturados y “redomesticados” por los aborígenes y los colonos llegados a esta enorme isla oceánica, donde se han utilizado como perros protectores de ganado o como auxiliares en la caza de canguros.

Ejemplar de un perro cantor de Nueva Guinea en el zoo de San Diego.
Ejemplar de un perro cantor de Nueva Guinea en el zoo de San Diego.
Nathan Rupert, CC BY-NC-ND 2.0.

Perro cantor de Nueva Guinea, relacionados con el dingo y “redescubiertos” hace poco

El perro cantor de Nueva Guinea, la segunda isla más grande del mundo y que está ubicada al norte de Australia, fue considerado, durante un tiempo, como una especie de cánido individual y único (Canis hallstromi), hasta que, tal como ha sucedido con los dingos, estudios genéticos han revelado que se trata de otro antiguo linaje del perro doméstico que prosperó debido al aislamiento y su nomenclatura actual pasa exactamente por los mismos debates que el dingo.

En este vídeo, podemos apreciar por qué se les conoce como perros cantores, ya que no ladran como el resto de perros domésticos, sino que utilizan una vocalización aguda y muy característica

Esta población de cánidos asilvestrados, que una vez fueron abundantes en Nueva Guinea, se consideraron extintos en libertad hace 50 años y se daba por hecho que en la actualidad solo existían en cautiverio (alrededor de 300 ejemplares repartidos en zoos y otros centros de conservación), hasta que, en 2016, una expedición a una cumbre remota de Papúa localizó una manada de quince cánidos asilvestrados llamados “perros salvajes de las tierras altas” y que también se daban por extintos. Los investigadores recopilaron pruebas biológicas de estos ejemplares y tras realizar un estudio genómico, se reveló que son perros cantores de Nueva Guinea. Una población pura y ancestral de esta especie canina que se creía extinta en estado salvaje. Lo más singular es que el genoma de los perros cantores que viven en cautividad y de los perros salvajes de las tierras altas no son cien por cien coincidentes, pero esto tiene explicación debido a la separación física durante décadas y la endogamia entre los perros cantores que permanecen cautivos. Por lo que, a pesar de tener dos nombres diferentes, esencialmente son la misma especie.

El biólogo investigador Pedro Morell, experto en genética de poblaciones y evolución que actualmente trabaja en la Universidad de Uppsala, Suecia, trata de arrojar un poco de luz al enredo que genera hablar de la relación entre dingos y perros cantores: “A nivel filogenético, los perros cantores de Nueva Guinea son basales a casi todas las poblaciones de dingo. Y hay que hacer mucho énfasis en el “casi” porque, por lo que parece, los dingos no llegaron a Australia en una sola oleada, sino en diferentes tandas, y hay algunas poblaciones que parecen haberse separado antes del grupo formado por perros cantores y el resto de dingos”. Que son todos grupos de caninos ferales ya es indiscutible, pero cómo alcanzar una solución respecto al sistema de nombres científicos sigue sin tener consenso, “tenemos tres opciones”, apunta Pedro Morell, “considerarlos subespecies diferentes, considerar a los dingos basales un grupo y a los perros cantores y los dingos más modernos otro grupo, o decir que todos son dingos e ignorar las diferencias que hay entre ellos”.

El perro cantor de Nueva Guinea está muy desaconsejado como animal de compañía debido a su comportamiento asalvajado y que requiere una socialización bajo manos experimentadas. Debido, sin embargo, a que no dejan de ser perros, muchos países han optado por redactar excepciones legislativas para dingos y perros cantores de Nueva Guinea y cambiar su clasificación a la de “animales exóticos”, que requieren permisos, licencias y registros específicos y más restrictivos para su importación, tenencia y manejo.

El cuón o perro salvaje asiático, abundante en el Pleistoceno

Un cuón, o perro salvaje asiático.
Un cuón, o perro salvaje asiático.
William Pitcher, Flickr.

Este animal, única especie viva que existe bajo el género Cuon, dentro de la familia Canidae, habita actualmente solo en Asia, pero hace 17.000 años era una especie que se había extendido por Europa, incluida España, y por América del Norte. La secuenciación completa del genoma de los cánidos, realizada en 2018, establece que está estrechamente relacionado con el género Canis. Esto significa, dicho de otra forma, que todas las especies dentro de este género tienen 78 cromosomas y un potencial de hibridación entre ellas. Pero el cuón, o dhole, también es fuente de debate acerca de la posición que debe ocupar en la filogenia de los cánidos, ya que no disponemos de datos paleontológicos de sus ancestros y en qué momento esta especie evolucionó independientemente. 

La anatomía del cuón es muy distintiva y muestra características que parecen combinar la apariencia de los lobos con la de los zorros junto a otros rasgos singulares y menos visibles como son los músculos maseteros, necesarios para la masticación, que en los cuones son muy parecidos a los de las hienas que, ya adelantamos, no son cánidos. Su comportamiento también es una mezcolanza excepcional de otras especies de la familia Canidae, siendo diurnos, en lugar de crepusculares, y muy sociables y gregarios, más que los lobos, con clanes, en lugar de manadas, que pueden alcanzar los 40 ejemplares y conviven en el mismo territorio formando núcleos familiares de tres a cinco individuos. En la página del Fondo de Conservación del Dhole puede ampliarse información sobre el comportamiento, la cría y las técnicas de caza de esta especie única.

Llamarlos “perros salvajes”, sin embargo, es un error que propicia la confusión y que, como mencionábamos al inicio del artículo, cae en un oxímoron. El cuón es un cánido salvaje que nunca ha sido domesticado, a diferencia del perro.

El licaón, un cánido africano que divergió del resto de linajes hace unos 2 millones de años

Diferencias entre un licaón y una hiena manchada.
Diferencias entre un licaón y una hiena manchada.
Wikimedia Commons

Los licaones, que tampoco escapan de la trampa semántica y reciben el sobrenombre de perros salvajes africanos, pertenecen a la familia Canidae, mientras que las hienas manchadas, con las que observadores poco acostumbrados pueden confundirlos, forman parte del suborden de los feliformes (Feliformia), que reúne especies carnívoras de animales con “rasgos de felinos” y cuya evolución sugiere un ancestro compartido. Hienas y licaones solo tienen en común que ambas especies pertenecen al orden de los mamíferos carnívoros. Hay cinco subespecies de licaón y viven en manadas que pueden superar los 25 miembros. Estos cánidos salvajes, cuyos patrones de colores son únicos y no hay dos licaones iguales, son los segundos caninos más amenazados del mundo debido a la pérdida de hábitat, la fragmentación de sus manadas y las enfermedades que les transmiten los perros domésticos, como la rabia y el moquillo. Se estima que quedan alrededor de 1.400 ejemplares en libertad, según la Lista Roja de la IUCN, y esta cifra sigue decreciendo.

Se desaconseja mantenerlos como mascotas al mostrar un comportamiento fuertemente asalvajado y arisco. Organizaciones como Painted Dog Conservation están trabajando para prevenir su extinción a través de la educación comunitaria (donde los programas de vacunación de los perros domésticos tienen un lugar muy destacado) y de proyectos locales con ganaderos y agricultores para combatir la caza furtiva y a su vez proteger al ganado y a quienes viven de él.

Otros cánidos salvajes entre los 13 géneros que componen la familia Canidae son el zorro de oreja corta, con distribución en América del Sur, el ‘perro’ mapache o tanuki, original de China, Corea y Japón, o el aguará, también llamado lobo de crin, el cánido salvaje más grande de América del Sur, por poner unos pocos ejemplos.

Como ya hemos visto, existen múltiples especies, todas diferentes y muy pocas de ellas son realmente perros, pero esperamos que con este artículo la definición de las categorías de cánidos domésticos, asilvestrados y salvajes, quede un poco más clara.

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