Ortega Smith, de socio a azote de Almeida y el perfil más duro del Ayuntamiento

El candidato de Vox al Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith.
El candidato de Vox al Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith.
Carlos Gámez
El candidato de Vox al Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith.

Cuando el candidato de Vox a la Alcaldía de Madrid, Javier Ortega Smith (Madrid, 1968), apenas había cumplido un cuarto de siglo, ya se podían observar en él las facetas que perfilan a día de hoy su figura política, la más bronca y agresiva de la cúpula de Vox. El joven Ortega Smith había desarrollado ya su vocación política ultraderechista -entre los 16 y los 23 años militó en la Falange Española de las Jons-, su afinidad con el Ejército -hizo el servicio militar en los Grupos de Operaciones Especiales (los Boinas Verdes)-, su afición al deporte -montañismo, natación, equitación y, sobre todo, kárate- y su preparación académica para la abogacía.

Ahora cumple cuatro años de legislatura en la ciudad de Madrid, una aventura política que comenzó con un pacto de Gobierno con José Luis Martínez Almeida, y busca diferenciarse del alcalde y dar la sensación de que la ciudad le necesita para vigilarle. El acuerdo entre el regidor y el líder de Vox en el Ayuntamiento se forjó en torno al propósito de derogar Madrid Central. La imposibilidad legal de llevar a cabo esa medida, que llevó a Almeida a camuflar aquel Madrid Central bajo su Distrito Centro, abrió una brecha entre ambos políticos, y sobre ella se ha construido toda la estrategia electoral de Ortega Smith. 

De madre argentina y padre español, Ortega Smith es el tercero de una saga de abogados, profesión heredada de su padre y su abuelo, que fue letrado mayor en el Ayuntamiento de Madrid y estableció vínculos estrechos con figuras importantes del franquismo. La faceta militar la compartía con su primo, general de división en la reserva y presidente ejecutivo de la Fundación Nacional Francisco Franco.

La carrera como letrado del candidato de Vox le llevó a ocuparse de los servicios jurídicos de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, y allí comenzó a estrechar su relación con el entonces dirigente de la formación, Santiago Abascal. Cuando el actual líder de Vox todavía formaba parte del Partido Popular, Ortega Smith trabajó con él en varios casos legales y le representó en la Audiencia Nacional, allá por 2012, después de que Abascal sufriera ataques por parte de unos abertzale en Llodio. 

A lo largo de los años, ambos han construido una relación de confianza que se forjó a hierro cuando Vox era un proyecto en ciernes y Ortega Smith recorría el país de cabo a rabo en busca de apoyos y militantes. Tan estrecha es la amistad de estos dos "compadres" (así se refirió a su relación el propio Santiago Abascal en octubre del año pasado), que el líder de Vox ofreció a Ortega ser el padrino de su hija. Él, claro, aceptó la oferta. Durante los primeros años del proyecto, antes de que el conflicto catalán lo catapultase políticamente, el abogado "se desplomó" para sacarlo adelante. Pero su momento cúspide en la formación llegó con el juicio del procés, cuando, según Abascal, "encabezó la batalla contra los golpistas".

El anticatalanismo de la formación ultraderechista comenzó a dar sus frutos electorales a raíz del proceso soberanista de 2017, que dio a Vox la oportunidad de personarse como acusación popular en el juicio del procés. Más allá de suponer un punto de inflexión para la formación de Abascal, aquel procedimiento fue el mayor logro de Javier Ortega Smith como abogado

Gracias a su papel como letrado en la acusación popular, los focos mediáticos se posaron sobre él como nunca antes, otorgándole un protagonismo inédito en su carrera política. Sentar en el banquillo a los miembros del procés, a quienes considera los mayores "enemigos de España", fue para él una hazaña muy superior a los asuntos administrativos e indemnizaciones con las que había tenido que lidiar en su carrera como letrado.

En 2019 fue el número dos en las listas de Vox al Congreso y encabezó la candidatura para el Ayuntamiento de Madrid, consiguiendo un puesto de concejal en el Consistorio. Y en octubre del año pasado, cuando las relaciones con Santiago Abascal pasaban por su momento más tenso, el líder de Vox le cesó como secretario general del partido a la par que confirmaba su reelección como candidato en el Ayuntamiento de Madrid. Además, Ortega pasó a ser vicepresidente del partido y responsable de las acciones jurídicas del grupo parlamentario en el Congreso.

Su relación con Almeida, que puede ser vital de cara a la próxima legislatura, se enturbió ya definitivamente cuando el de Vox negó al alcalde el apoyo a los presupuestos de 2022. Todo en base al gran punto de desencuentro entre ambos: Madrid Central. "Todo se resume en que Javier Ortega pueda circular con su vehículo por Gran Vía", le reprochó Almeida a finales de 2021, cuando esos presupuestos se estaban negociando. 

Cuando el alcalde aprobó una nueva ordenanza de movilidad con el apoyo de cuatro exconcejales de Más Madrid y en consonancia con la legislación estatal y europea, Smith le acusó de faltar a su palabra. Y así ha seguido desde entonces. "Ante la gran mentira de la contaminación, hemos estudiado los datos de forma rigurosa y solvente. [...] El resultado ha sido abrumador, constatando que Madrid tiene una muy buena calidad del aire", asegura el candidato en una de sus últimas publicaciones de Instagram. Pero hay un mensaje que Smith quiere enviar por encima de todo:  "La mejor manera de vigilar es desde dentro del Gobierno, para que el alcalde tenga más difícil mentir y engañar a los madrileños". 

Del peñón, el virus chino o los perroflautas

A lo largo de su trayectoria política, Ortega Smith ha protagonizado múltiples polémicas marcando un perfil duro. Entre ellas están las ocasiones en las que se le ha visto o leído elogiar la figura del recién exhumado José Antonio Primo de Rivera. Las primeras muestras de la admiración del abogado por el fundador de la Falange se remontan a 1986, si bien las últimas pruebas tienen poco más de cuatro años de antigüedad. En noviembre de 2018, cuando una cena celebrada junto a algunos simpatizantes del partido estaba llegando a su fin, el número dos de Vox se levantó a dar un discurso a los allí presentes. 

Entre sus palabras incluyó una confesión: "José Antonio Primo de Rivera para mí es uno de los grandes hombres de la historia, un magnífico abogado, un magnífico patriota, un gran ideólogo político y que en su tiempo supo dar respuesta a las necesidades que se le requerían en aquel momento, que se enfrentó, como nos estamos enfrentando todos, a los enemigos de la patria".

En 2016, Ortega Smith alcanzó la cumbre de sus hazañas del patriotismo testosterónico al nadar desde La Línea de la Concepción hasta Gibraltar para plantar una gigantesca bandera de España en el Peñón. La llamada 'Operación Tarzán' fue, en efecto, un complot cuidadosamente meditado por Ortega Smith en colaboración con otras seis personas. El abogado tuvo que echarse a la mar porque tiene una orden de búsqueda y captura emitida por la Justicia británica a raíz de una acción llevada a cabo en 2014. 

Y precisamente en el marco de la precampaña de las elecciones de este mes de mayo, el candidato de Vox ha aprovechado para sacar a relucir su perfil más beligerante. Una de sus escenificaciones más polémicas tuvo lugar a mediados de abril, cuando difundió en sus redes un vídeo en el que aparece discutiendo con unos supuestos okupas. "¿Dónde está el perroflauta?", le pregunta a una vecina. Lo encuentra asomado a una terraza y le interpela. 

"¿Eres dueño, tienes contrato? Mira el calendario, el 28 de mayo vengo aquí con la Policía Municipal y tu te vas a buscar a una vivienda [la discusión continúa] ¿Cómo que claro? A que subo y te lo explico". 

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