La pandemia de coronavirus ha provocado múltiples cambios sociales y económicos. Uno de ellos afecta a la movilidad, a la manera en que los españoles se desplazan para ir a trabajar, a comprar, a reunirse con familiares o a amigos.
Lejos quedan las imágenes idílicas de cuando animales salvajes (ciervos, jabalíes, zorros...), durante el confinamiento estricto, campaban a sus anchas por las prácticamente vacías calles de pueblos y ciudades de España. A medida que las restricciones se fueron levantando los españoles volvieron a utilizar, lógicamente, los medios de transporte, tanto públicos (metro, autobús, trenes...) como privados (coches, motos...).
Antes de la pandemia, el transporte público, especialmente en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao, estaba al alza. Sin embargo, el coronavirus ha provocado una caída del uso del metro y el autobús. Para abordar esta reducción del uso del transporte público y sus efecto, así como otros retos de la movilidad, entrevistamos a Jesús Herrero, secretario general de ATUC (Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos) de España.
¿Cuánto ha caído el uso del transporte público en España desde la pandemia? ¿Se recuperarán los niveles previos al coronavirus?
Siempre hay que ser optimistas. Al final de 2020 estábamos en el 50% de ocupación. En el primer semestre de 2021, se había recuperado hasta un 70% y ahora se nota una mejoría. Tenemos previsto cerrar el año en torno a un 75% de ocupación media en España. Por tanto, la caída respecto a antes del coronavirus será de 25 puntos porcentuales.
¿Por qué se ha registrado esa caída?
En primer lugar porque hemos tenido una bajada bestial del Producto Interior Bruto (PIB) en España y ahora está habiendo una importante recuperación económica, lo que repercute en el uso del transporte público. Además, el pasado mes de septiembre volvieron los colegios y universidades, por lo que ayudó a incrementar el uso del transporte público. Pero todavía no se ha llegado a los niveles pre pandemia.
¿Por qué motivos?
Ahora hay mucha más gente que teletrabaja que antes del coronavirus, de forma total o híbrida. Nosotros hemos calculado que sobre un 20% de nuestros usuarios clásicos del transporte público ahora teletrabajan.
Un 20% de nuestros usuarios clásicos del transporte público ahora teletrabajan
Además, a eso hay que sumar otro porcentaje de usuarios que siguen en situación de ERTE. Y por último hay un pequeño grupo que tiene miedo, aversión a meterse en lugares cerrados, a raíz de la pandemia. Y ello pese a que está acreditado que con los protocolos de seguridad y con la mascarilla, que es obligatoria, el riesgo es inexistente.
¿El teletrabajo, ya sea híbrido o permanente, no mermará el uso del transporte público de forma crónica?
Hay opiniones para todo. Nosotros no lo tenemos del todo claro. Pensamos que la gran mayoría de trabajadores volverán a la presencialidad, pero es cierto que eso tardará. Hasta finales del año 2019 el uso del transporte público iba subiendo y se evidenció que era una manera clara de atenuar el ruido y la contaminación en las grandes ciudades.
¿El precio del transporte público es el idóneo o se debería incrementar para compensar la fuerte caída de usuarios?
El precio del billete no se debe encarecer. En España el usuario paga de media el 50% del coste real, el resto está subvencionado. El problema actual no es de coste de billetes. Las empresas están absolutamente desequilibradas en la actualidad porque han seguido ofreciendo el servicio pese a la muy importante caída del número de pasajeros.
Las empresas están absolutamente desequilibradas porque han seguido ofreciendo el servicio pese a la muy importante caída del número de pasajeros
Los ingresos bajan proporcionalmente. Luego ha habido restricciones de aforo. La mitad de las ciudades tienen limitaciones, algunas de hasta el 50%. Por tanto, las empresas del transporte público están amenazas de quebrar. El Estado dio una ayuda de 430 millones de euros el año pasado, porque no se podía dejar de prestar un servicio esencial. Ahora van a ser necesarios otros 300 millones de euros, pero todavía no se han cerrados esos acuerdos. Y hay que tener en cuenta que los costes han subido por los protocolos de sanidad.
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