PSOE, PP y Unidas Podemos calientan motores de cara a las elecciones del 5-A

  • Cataluña se cuela en el inicio de la precampaña de unas elecciones vascas y gallegas que se leerán en clave nacional.
Sánchez "cumplirá" con el Estatuto vasco y fomentará el "diálogo"
Sánchez "cumplirá" con el Estatuto vasco y fomentará el "diálogo"
Europa Press
Sánchez "cumplirá" con el Estatuto vasco y fomentará el "diálogo"

Queda más de un mes para que se celebren las elecciones en Galicia y el País Vasco, fechadas para el 5 de abril, y un par de semanas para que dé comienzo oficialmente la campaña electoral. Pero los principales partidos ya han puesto en marcha sus maquinarias con la vista puesta en unos comicios que se prevén mucho más apretados en el caso gallego que en el vasco, y en los que resultados trascenderán esas comunidades y se interpretarán también en clave nacional.

El pasado fin de semana, PSOE, PP y Unidas Podemos celebraron sus primeros mítines de cara a la cita electoral de abril con la presencia de sus líderes nacionales. El socialista, Pedro Sánchez, acompañó a su candidata vasca Idoia Mendia en Vitoria, mientras Pablo Casado (PP) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) optaron por Galicia para su primer acto de campaña. El primero acudió a Ourense junto al candidato a revalidar la mayoría, Alberto Núñez Feijóo, y al expresidente Mariano Rajoy, y el segundo estuvo en A Coruña junto al líder de la candidatura morada en Galicia, Antón Gómez-Reino, y a la ministra de Trabajo, la gallega Yolanda Díaz.

La participación de los líderes de los tres partidos es buena prueba de la importancia de las elecciones gallegas y vascas a nivel estatal. Y también lo son los mensajes que los tres dejaron, centrados en los principales temas de actualidad a nivel nacional. Sánchez, por ejemplo, criticó la elección de Carlos Iturgaiz como candidato del PP en Euskadi y lo tachó de "candidato de otro siglo", en referencia a su pertenencia al ala más dura del partido. Y señaló directamente a Casado como líder de un bloque conservador que "parece que quiere regresar a la etapa de la que se salió hace 40 años".

Cataluña también estuvo muy presente en el discurso de Sánchez, que reivindicó al PSOE como un partido "constitucionalista", pero "de la Constitución entera, no del constitucionalismo del 155 semanal que nos propone la derecha". Pero eso no significa que el PSOE sea una formación "nacionalista", y para resaltarlo el presidente del Gobierno dejó un recado implícito a su homólogo catalán Quim Torra y al expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, tras el multitudinario acto que celebraron el sábado en Perpiñán (Francia).

Si allí la pata más frentista del independentismo –encarnada por JxCat– se conjuró para no dejarse "embaucar por fotos de mesas y diálogos de engañifa que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez", el propio Sánchez afirmó horas después que la negociación sobre Cataluña avanzará pese a los "obstáculos y las zancadillas" que ponen los "extremos" que quieren "abonar la pelea, la confrontación y la bronca".

Rajoy pone el contrapunto al tono duro de Casado

Mientras el líder socialista se centraba en defender su estrategia negociadora para Cataluña, el popular Pablo Casado la atacaba, aunque con mirando de reojo un segundo frente: el que se ha abierto en su partido, dividido entre quienes apuestan por su viraje a la derecha para contener a Vox y quienes apuestan por no dejar el flanco del centroderecha descubierto. En ese sector se encuentran precisamente Feijóo y Rajoy, que acompañaban al líder del PP en el escenario.

En su acto en Ourense, Casado recordó este domingo a Sánchez que el propio Puigdemont "atacaba la mesa" de negociación en su mítin de Perpiñán, y cargó contra el presidente del Gobierno acusándolo de intentar "imponer su visión de una España desigual, un Estado asimétrico, un revisionismo del Estado de las autonomías que es empobrecedor para todos". 

Pero lo hizo al lado de un Mariano Rajoy que afirmó que "no es bueno, ni aquí ni en ningún lugar, que los extremistas estén en un gobierno o tengan capacidad de condicionarlo". Precisamente lo que ocurre con Vox en un buen puñado de autonomías donde gobierna el PP en coalición con Ciudadanos, como Andalucía, la Región de Murcia o la Comunidad de Madrid.

Iglesias alienta un tripartito y mira a Vistalegre III

Y si el PP se ocupó de demonizar los "tripartitos o cuatripartitos" –Rajoy dixit–, la apuesta de Unidas Podemos es la contraria: replicar el modelo de coalición con el PSOE en Galicia, ampliándola en ese caso también al BNG. Así lo planteó Iglesias el sábado en A Coruña, donde sostuvo que "los gallegos" están "muy cerca de lograr que el cambio político que se está produciendo en España también se dé en Galicia". Para ello, según todas las encuestas, si Feijóo perdiera la mayoría absoluta de la que disfruta ahora mismo sería necesario un pacto a tres de socialistas y nacionalistas con Galicia en Común, la coalición entre Podemos, IU y Anova.

El domingo, el líder morado volvió a Madrid para presentar la lista con la que concurrirá al congreso de Vistalegre III, donde previsiblemente será reelegido como secretario general de Podemos prácticamente sin oposición. Iglesias retomó su discurso más áspero, el que más gusta a buena parte de la militancia, y presumió de que, pese a los "errores" cometidos y a la acción de las "cloacas", Podemos ha llegado al Gobierno.

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