Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Galicia y Euskadi: movimientos sin cambios

Urkullu y Feijóo celebran los resultados de las elecciones del 12-J.
Urkullu y Feijóo celebran los resultados de las elecciones del 12-J.
EFE
Urkullu y Feijóo celebran los resultados de las elecciones del 12-J.

En tiempos de incertidumbre, la ciudadanía renueva su confianza en los gobernantes que lo hacen mínimamente bien y son pragmáticos. Eso es lo que ha pasado tanto en Galicia como en el País Vasco, donde ha habido importantes movimientos electorales sin cambios en lo sustancial. El popular Alberto Núñez Feijóo ha mantenido su mayoría absoluta, mientras el nacionalista Íñigo Urkullu ha ampliado sus apoyos y podrá volver a gobernar en coalición con el PSE, cuyo resultado ligeramente al alza afianza su apuesta por el pacto estructural con el PNV en todas las instituciones vascas. 

La continuidad, pues, ha sido la principal nota de estas elecciones, lo cual no deja de ser noticia porque Feijóo es presidente desde 2009 y Urkullu iniciará ahora su tercera legislatura. Además, ambas comunidades históricas llevan siendo gobernadas por esas mismas fuerzas políticas desde el principio de la autonomía, a excepción de algún periodo muy corto donde los socialistas alcanzaron el poder.

No hay cambios, pero sí movimientos en forma de batacazo para Pablo Iglesias y de serio aviso para Pablo Casado. Unidas Podemos desaparece, literalmente, en Galicia y se desploma en Euskadi. Hay que tener en cuenta que el fenómeno de las "confluencias" moradas había alterado el mapa en ambos territorios desde 2015. 

A medio plazo se cuestionará el liderazgo de Casado en el PP

Su hundimiento es ahora en beneficio de las izquierdas soberanistas, de un BNG que reaparece como en sus mejores tiempos gracias al liderazgo de Ana Pontón; mientras en el País Vasco EH Bildu se convierte con un discurso más moderado, menos independentista y más centrado en los problemas cotidianos, en la única fuerza que puede rivalizar con el PNV. Podemos había interiorizado tanto discurso soberanista, en lugar de reeducar a su electorado hacia el federalismo, que su identidad se confundía allí con la del BNG y la izquierda abertzale. El resultado es la irrelevancia.

Para Casado, la caída de 9 a 5 diputados en Euskadi es un varapalo a su estrategia de frente constitucionalista en coalición con Cs, pues ni tan siquiera logra impedir el ingreso de Vox en el Parlamento de Vitoria. Y el éxito en Galicia es solo de Feijóo, cuyo moderantismo choca con el discurso duro de Génova. El presidente gallego ya ha dicho que estas son sus ultimas elecciones para la Xunta, de manera que a medio plazo se cuestionará el liderazgo de Casado en el PP

Por su parte, Pedro Sánchez tiene también motivos para inquietarse. No por los resultados de su partido, con los que no gana pero tampoco pierde, sino por la inestabilidad que dentro del Gobierno de coalición le puede generar el fiasco electoral de Podemos. Iglesias es el gran perdedor de las elecciones y eso, tarde o temprano, acarreará consecuencias.

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