El PSOE cree que las piezas para investir a Sánchez "acabarán encajando" y quiere dos Presupuestos para asegurar la legislatura

Continúan las negociaciones de cara a la investidura aunque el PSOE reconoce que están siendo complejas.
Continúan las negociaciones de cara a la investidura aunque el PSOE reconoce que están siendo complejas.
Continúan las negociaciones de cara a la investidura aunque el PSOE reconoce que están siendo complejas.
El presidente en funciones, Pedro Sánchez, preside la comisión negociadora del PSOE.
ATLAS-EFE

El PSOE sigue su hoja de ruta para la investidura de Pedro Sánchez, aunque diversos obstáculos han trastocado los planes de Moncloa y Ferraz de tener un proceso rápido. Ni el presidente en funciones esconde ya la dificultad que entrañan las negociaciones con el resto de partidos para lograr un nuevo mandato en la Moncloa, aunque su entorno cree que "las piezas terminarán encajando" antes del 27 de noviembre, fecha límite para la disolución de las Cortes y la convocatoria de una repetición electoral el próximo 14 de enero. El secretario general de los socialistas, además, sigue teniendo la intención de firmar un pacto estable o, al menos, asegurarse la aprobación de dos Presupuestos que le permitan alargar lo más posible la legislatura.

"Hay confianza en sacar adelante la investidura", declaró ayer Óscar Puente, exalcalde de Valladolid y diputado del PSOE, a la salida de la reunión de la comisión negociadora en la que Sánchez ha delegado las conversaciones con el resto de grupos pero que lidera él mismo. El grupo, en el que están presente tres pesos pesados del Gobierno y del partido como son María Jesús Montero, Félix Bolaños y Pilar Alegría, se vio en Ferraz para poner en común lo hablado con los partidos durante las pasadas semanas. Sobre todo, la última, en la que el presidente en funciones hizo una ronda con ellos en el Congreso de los Diputados.

En el encuentro, mantenido en Ferraz, Sánchez trasladó a los suyos la "complejidad" de un acuerdo en el que deberán estar incluidos Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV y BNG, pero dijo ser "optimista". "Es cuestión de ir madurando los acuerdos", apuntaló Puente, al que Sánchez aupó al equipo negociador tras delegar en él la respuesta a Alberto Núñez Feijóo en la investidura fallida del presidente popular. También están entre los elegidos Santos Cerdán, secretario de Organización; o Hana Jalloul, secretaria de Política Internacional.

En Moncloa apuntan que "se está trabajando en la buena dirección" y trasladan "confianza en la negociación", sin vislumbrar ninguna fecha para que Sánchez marque posición sobre las peticiones de sus socios -algo que dijo que haría- ni tampoco para que Francina Armengol, presidenta del Congreso, fije el Pleno de investidura. "Esto es una investidura de verdad", se defienden en Ferraz tras los ataques del PP por esto último. Y añaden: "Cuando el acuerdo esté maduro, se le trasladará a Armengol para que convoque el debate".

Asimismo, las fuentes consultadas insisten en que el presidente sigue pretendiendo que los pactos que cierre sean "de legislatura". Esto, sin embargo, no convence a socios como ERC, por lo que ahora Sánchez estaría abierto a que se le garantizara la aprobación de los dos primeros Presupuestos Generales del Estado. De esta forma, podría aguantar en Moncloa al menos tres años. Eso, no obstante, es más de lo que le han ofrecido otros socios imprescindibles como el PNV, que tan solo se han mostrado proclives a garantizarle unas primeras cuentas, las de 2024, y han evitado comprometer su apoyo más allá de ese primer año de legislatura.

La ley de cuentas es la más importante del Gobierno, pues fija las cantidades destinadas a cada ministerio y cada proyecto. Sin embargo, el Gobierno puede prorrogarlos de un año para otro. Es lo que hizo Mariano Rajoy, que aprobó unos en 2015, otros en 2017 y sus últimos en 2018 -días antes de que Sánchez le desalojara de la Moncloa con una moción de censura-. El actual presidente en funciones tuvo que prorrogar dichas cuentas hasta 2020, cuando aprobó los primeros de la coalición con Unidas Podemos.

La negociación con Sumar sigue estancada

El primer hito a superar para la investidura, no obstante, es la negociación con Sumar, que el PSOE y la coalición que lidera Yolanda Díaz se comprometieron a cerrar antes del 1 de noviembre. Fuentes de ambas formaciones se muestran convencidas de que habrá pacto antes de esa fecha, aunque analizan las conversaciones que están teniendo lugar desde hace meses de manera muy diferente: los socialistas anticipan un acuerdo seguro y están dejando la negociación con Sumar en segundo plano en favor de la más complicada, la que está teniendo lugar con los independentistas, mientras los de Díaz se quejan de que las discusiones no avanzan y de que el PSOE se muestra inflexible.

Las fuentes consultadas no concretan los temas en los que está habiendo mayores discrepancias, si bien Sumar, después de haber volcado inicialmente sus esfuerzos en impulsar su propuesta de ley de amnistía, ha decidido intentar dejar ese asunto —muy impopular incluso entre algunos votantes progresistas— en segundo plano y centrar su discurso en reclamar medidas sociales y también que España reconozca a Palestina como Estado. La coalición de Díaz está negociando reformas como la reducción de la jornada laboral, el compromiso para seguir elevando el salario mínimo, el control de precios de los alimentos básicos o la puesta en marcha de medidas para limitar la subida de los precios del alquiler.

Las fuentes consultadas, sin embargo, señalan que los avances son lentos, cuanto menos. Sumar rechaza concretar cuáles son los asuntos en los que existe mayor sintonía con el PSOE y aquellos en los que las posiciones siguen siendo lejanas, y oficialmente la coalición asegura que ningún acuerdo puede darse por cerrado hasta que todo el paquete de medidas esté pactado. No obstante, fuentes conocedoras del contenido de la negociación se muestran convencidas de que eso no ocurrirá hasta los últimos días del plazo que se han dado ambos partidos para llegar a un acuerdo, que finaliza el 31 de octubre.

Esta práctica ya fue una constante en las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos en la pasada legislatura. Y no parece que en esta ocasión vaya a ser distinto, especialmente porque si en un análisis coinciden Sumar y los socialistas es en que, en esta negociación, Sánchez tiene la sartén por el mango. El entorno de Díaz admite en público y en privado que Sumar no se plantea en ningún caso votar en contra de la investidura, puesto que eso supondría forzar una repetición electoral y arriesgarse a un Gobierno de PP y Vox. Y, como la coalición no puede utilizar como herramienta de presión la posibilidad de negarse a firmar un pacto, el PSOE tiene las manos mucho más libres para rechazar sus propuestas.

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