La difícil tarea de rastrear a los jóvenes: suponen el 90% de los nuevos contagios pero son reticentes a la cuarentena

Mario Oliva, fisioterapeuta y rastreador covid en la Comunidad de Madrid.
Mario Oliva, fisioterapeuta y rastreador covid en la Comunidad de Madrid.
CEDIDA POR LA COMUNIDAD DE MADRID
Mario Oliva, fisioterapeuta y rastreador covid en la Comunidad de Madrid.

Si durante las primeras olas de la pandemia de covid-19 en España los rastreadores se esforzaban para que la persona mayor al otro lado del teléfono oyera y comprendiera correctamente sus indicaciones y recomendaciones, ahora que los jóvenes representan el 90% de los nuevos contagiados -a cuyos contactos hay que identificar y realizar seguimiento-, los "hándicaps" a los que se enfrentan estos profesionales no son solo las reticencias de los adolescentes a cumplir las cuarentenas, sino también las de los progenitores de estos.

La quinta ola del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, se caracteriza en España por una aumento desbocado de los contagios entre la población menor de 30 años, que han sido los últimos en empezar a vacunarse. Esto ha cambiado también el trabajo de los rastreadores, uno de los pilares para contener la expansión del virus.

Francisca Rodríguez Hervás es la directora asistencial médica de la Dirección Asistencial Sureste de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, que se divide en siete zonas territoriales que cuentan con un total de 27 unidades de apoyo covid que dan soporte a los centros de salud en la atención no presencial por coronavirus, para descargar así a Atención Primaria y facilitar su actividad habitual no covid. 

"Cambia la forma de comunicarse, tanto de hacer las preguntas como de dar los consejos. No es lo mismo encontrar al otro lado del teléfono a una persona de 90 años (con problemas de audición, por ejemplo) que a los jóvenes, a los que se une otro hándicap y es que suelen estar los jóvenes y sus padres, porque los que tenemos hijos adolescentes seguimos pensando que son niños a los que nosotros tenemos que explicarles y no nos damos cuenta de que son chicos que son capaces de entender perfectamente", comenta a 20minutos.

Francisca Rodríguez Hervás relata que la adaptación del trabajo de campo "no es difícil" y que su unidad de apoyo covid está formada por un equipo multidisciplinar de entre 16 y 18 sanitarios que son médicos, enfermeras, fisioterapeutas y farmacéuticos que dan servicio a una población de cerca de un millón de personas que viven en el sudeste de la región de Madrid.

"Hacemos que potenciales contagiadores se queden en sus casas. El aislamiento es la mejor manera de combatir esto"

"La gran mayoría de pacientes de covid se gestiona desde Primaria, el hospital es la punta del iceberg y la base cuadriplica a los hospitales", afirma Hervás. Esta sanitaria explica que la labor de las unidades de apoyo covid consiste en rastrear a los contactos y convivientes de los pacientes covid, derivarles a una prueba de infección activa (una PCR), indicarles las medidas a seguir durante la cuarentena y tramitarles las baja laboral en caso de que fuera necesario. "Hacemos que potenciales contagiadores se queden en sus casas. El aislamiento es la mejor manera de combatir esto", recalca.

Escasos enfados

Codo a codo con Hervás trabaja Mario Olivia, fisioterapeuta y rastreador en una de estas unidades de apoyo covid desde diciembre de 2020. Tras más de siete meses descolgando el teléfono para asesorar y apoyar a pacientes covid y a sus contactos, cuenta que "el 90% del rastreo actual son jóvenes de hasta 40 años". Él ha experimentado las diferencias entre rastrear a personas de mayor y de menor edad. "El trabajo es el mismo pero no es igual pasar el covid asintomáticamente que con síntomas que te lleven a estar intubado o en la UCI. Eso es un gran logro y ha sido gracias a las vacunas", asevera.

"Anteriormente la gente no estaba tan vacunada y la capacidad de comprensión era un poco mejor con respecto ahora", subraya. Oliva reconoce que en las últimas dos o tres semanas se ha tenido que enfrentar a casos de jóvenes a los que "les cuesta entender" que tengan que aislarse durante diez días a pesar de haber dado negativo en un test de covid

"Hemos tenido un poco de todo, pero quizá a muchos chicos jóvenes que hemos tenido sí les ha costado entender que tienen que quedarse aislados y acatar las normas. Y no solo a ellos, también les cuesta entenderlo a los padres. Es verdad que afortunadamente son los menos, pero sí hay casos que incluso se han llegado a enfadar porque no entienden que siendo negativo se tengan que quedar en casa", cuenta.

Dudas de los padres

Oliva manifiesta que al otro lado del auricular muchas veces percibe el "temor" de los padres de los jóvenes contagiados, que acompañan a sus hijos durante las llamadas. Siente "un poco de temor" entre los rastreados, "no solo por haberse contagiado, sino por tener que hacer la cuarentena. Los padres son los que suelen tener más miedo en ese sentido, más incluso que los propios hijos de 16-18 años", reconoce. Este fisioterapeuta recuerda incluso la anecdótica llamada con un joven de 17 años "del brote de mallorca" cuya madre estaba "al lado del teléfono muy angustiada por si, al no haber pasado la covid su hijo, este podía tener efectos secundarios, o si podría vacunarse o no después de haberlo pasado". 

Según el protocolo del Ministerio de Sanidad, si te contagias antes de recibir la primera dosis de la vacuna (y eres menor de 65 años y sin riesgo muy alto por covid), recibirás solo una dosis y "preferentemente a partir de los seis meses después del inicio de síntomas o el diagnóstico de infección". No obstante, en caso de que la primera dosis se administrara antes de haber transcurrido esos seis meses, la dosis se considerará válida y no será necesario administrar más dosis. En cuanto a la infección entre la primera y la segunda dosis, en ese caso sí se reciben las dos dosis, pero también hay que esperar seis meses desde el inicio de síntomas o el diagnóstico de infección para recibir la segunda.

Mario Oliva destaca que "al final todos lo entienden, aunque cueste un poco". Recuerda también que en otra ocasión tuvo incluso que "decirle a la madre que volviera a casa". "Son incluso más reacios al aislamiento cuando han dado negativo. Los padres muchas veces son hasta un poco peores, pero son los mínimos, al final lo cumplen porque se lo explicamos con buenas palabras", agrega.

Preguntado por la reciente denuncia de una rastreadora de Asturias en el programa Espejo Público de Antena 3, donde llamó la atención sobre la escasa colaboración de los jóvenes y lo difícil que le resultaba ahora trazar un mapa de contactos de los contagiados, pues estos evitaban dar los nombres de sus amigos para ahorrarles la cuarentena, Oliva responde que en su unidad de apoyo "no hemos visto este tipo de casos".

¿Qué significa 'quedarse en casa'?

El pasado lunes 12 de julio, el director del Centro de Coordinación de Alertas y  Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, tuvo que refrescar en rueda de prensa qué supone tener que aislarse en lo que fue un 'tirón de orejas' a quienes tras un año y medio de pandemia aún dudan de si hay que hacer cuarentena o no tras estar con una persona contagiada. 

"Se está pidiendo que, si no has aplicado las medidas de prevención adecuadas mientras te divertías, tengas cuidado de a quien puedes contagiar posteriormente en caso de que te hayas infectado. Se está pidiendo un poco de sensatez. Si una persona se ha expuesto potencialmente al virus, tiene que asumir que puede ser que tenga que aislarse y tendrá que cumplir con ese aislamiento y puede ser que tenga que ponerse en cuarentena. No debería ser un problema, ni debería aceptarse por su entorno que una persona que puede exponer a los demás a riesgo no cumpla con su aislamiento", reprochó Simón.

En este sentido, el rastreador Mario Oliva recuerda que el tipo de aislamiento "depende de los resultados de las pruebas y de la unidad familiar". En cualquier caso, de casa no hay que salir. Si una persona es positivo y convive con más personas, ha de aislarse en una habitación de la casa y no salir del cuarto más que lo imprescindible, además de desinfectar las zonas comunes que se tengan que compartir (como por ejemplo el baño) después de cada uso por parte del contagiado.

En caso de que sea un contacto que ha dado negativo en el test, también ha de cumplir con los diez días de cuarentena en su casa. En este caso, "es importantísima la distancia social entre los miembros de la familia y a ser posible que se muevan dentro de la casa con mascarilla", señala Oliva.

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