Más de ocho millones de alumnos estrenan esta semana el curso que pone el broche final a la reforma educativa y al despegue de la FP

Alumnos en el patio del colegio.
Alumnos en el patio del colegio.
Álex Zea / Europa Press
Alumnos en el patio del colegio.

Casi tres años después de su aprobación en las Cortes, la nueva ley de educación, la Lomloe, verá culminado su desarrollo en este curso 2023-2024, con una excepción: la nueva selectividad, cuya reforma se ha decidido aplazar sine díe. La vuelta al cole arrancará esta semana en varias comunidades autónomas, y pondrá el broche final a la reforma educativa impulsada por el Gobierno con el objetivo de asentar un cambio de paradigma: una forma de aprender menos memorística y mucho más práctica, basada en la adquisición de competencias.

Tal y como se estableció en los plazos de la norma, las primeras implantaciones correspondieron el curso pasado a los cursos impares. Esto es, 1º, 3º y 5º de Primaria; 1º y 3º de la ESO; y 1º de Bachillerato. Ahora llega el turno de los pares, que impartirán ya según los nuevos criterios establecidos en los currículos educativos, con novedades como Educación en Valores Cívicos y Éticos en 4º de la ESO; o que la Historia de España de 2º de Bachillerato se abordará desde la etapa contemporánea (desde 1812).

También arrancará el curso para los nuevos alumnos de Formación Profesional (FP), una de las grandes apuestas del Gobierno en la pasada legislatura, y tras dos años de récord de matriculaciones. Solo en los últimos cinco cursos ha habido un aumento de casi el 30% del alumnado, llegando a superarse ya el millón de estudiantes cursando un ciclo formativo de FP. Será, de hecho, este septiembre, cuando se ponga punto final a la implantación de esta vía educativa, tras aprobarse en julio el real decreto que regula la ordenación de la FP y amplía la oferta en más de 9.000 formaciones distintas. 

Sin cambios en la selectividad

Lo único que queda en el aire de toda la reforma educativa será la nueva selectividad, cuya tramitación correrá a cargo del Gobierno que se configure en la próxima legislatura. La ley, aprobada en 2020, daba un margen de dos años para elaborar e implantar el decreto que regule los detalles de una EBAU acorde con los nuevos currículos educativos. Pero el primer borrador no llegó hasta este febrero, cuando el Ministerio de Educación planteó un modelo de implantación gradual —desde 2024 hasta 2028— para impulsar la nueva prueba de acceso a la universidad. 

El poco margen de maniobra de ese calendario despertó reticencias en la comunidad educativa, que veía precipitado aplicar todos los cambios con tan poco tiempo. Y, aunque en el Ejecutivo aseguran que ya tenían el documento listo para aprobar, el departamento dirigido por Pilar Alegría finalmente decidió paralizar la reforma por el adelanto electoral convocado tras las elecciones autonómicas de mayo. El Gobierno tenía que dar cuenta de las modificaciones este mismo septiembre si quería empezar a aplicar el nuevo modelo de examen en 2024. Sin embargo, la incertidumbre política resultante de los comicios generales ha vuelto a aplazar esa fecha hasta, por lo menos, 2025.

"La aprobación de la norma excedería las competencias de un Gobierno en funciones, generando confrontación con las Administraciones autonómicas", argumentó Educación la semana pasada. La prueba de este próximo curso será, por tanto, igual que la del pasado. Se aplicarán algunos cambios del nuevo currículo, pero no habrá cambios ni en cuanto a estructura del examen ni respecto a la puntuación o el tiempo.

El documento que tenía preparado el Ejecutivo contemplaba un periodo transitorio de aplicación de cuatro años. El último borrador dilataba el tiempo de los exámenes —de 90 minutos a 105— y modificaba el peso de cada ejercicio en la nota final. Tras varios cambios, el documento que manejaba Educación contemplaba un itinerario en el que, hasta 2025, el examen fuera parecido al de ahora pero introduciendo a todas las materias un carácter más competencial. 

De 2025 a 2027 el objetivo era ir aplicando ese nuevo modelo con cuatro ejercicios (de una ponderación del 25% cada uno): uno sobre una asignatura de modalidad elegida, otros dos de las comunes de Historia de Filosofía e Historia de España, y el cuarto para evaluar la madurez académica. Y ya en el curso 2027-28 se esperaba implantar de forma definitiva la reforma, para que el ejercicio de madurez pasase a absorber el grueso de la nota (60%) sustituyendo a las asignaturas comunes. 

La vuelta al cole más cara 

Más de ocho millones de alumnos volverán a las aulas este septiembre en la vuelta al cole más cara de la historia. Agravado por la inflación de los últimos años, el precio del material escolar es este curso casi un 30% más caro que hace dos años, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que estima un gasto aproximado de unos 500 euros por niño. 

Los libros de texto son los que más hinchan ese precio, siendo España el país europeo con las tasas más altas: en torno a los 22 euros, según el comparador de precios Idealo, que calcula un gasto de 309,62 euros por alumno solo para los manuales escolares. 

En ese contexto, la demanda de libros de texto de segunda mano ha crecido un 67% este verano, pese a que aquí también han subido los precios (un 8% respecto al año pasado). Según el portal Milanuncios, "cada vez son más las familias que recurren a los productos de segunda mano para hacer este desembolso un poco más asequible". De hecho, el mercado de libros de texto de segunda mano ha alcanzado un valor de 2,9 millones de euros en tan solo un año. 

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