Educación retrasa la puesta en marcha de la nueva selectividad y deja la reforma del examen en manos del nuevo Gobierno

La nueva selectividad no llegará, al menos, hasta 2025. El Gobierno ha comunicado este jueves a las comunidades autónomas la decisión de retrasar la implantación del nuevo modelo de examen.
La nueva selectividad no llegará, al menos, hasta 2025. El Gobierno ha comunicado este jueves a las comunidades autónomas la decisión de retrasar la implantación del nuevo modelo de examen.
La nueva selectividad no llegará, al menos, hasta 2025. El Gobierno ha comunicado este jueves a las comunidades autónomas la decisión de retrasar la implantación del nuevo modelo de examen.

La nueva selectividad no llegará, al menos, hasta 2025. El Gobierno ha comunicado este jueves a las comunidades autónomas la decisión de retrasar la implantación del nuevo modelo de examen, cuya tramitación deja en manos del nuevo Ejecutivo que se conforme en la próxima legislatura. 

A poco de empezar el curso 2023-2024, el Ministerio de Educación debía detallar a la comunidad educativa cuáles iban a ser los cambios que se introdujeran en la reforma de las pruebas de acceso a la universidad, ya que los alumnos que empiezan este septiembre segundo de Bachillerato lo harán siguiendo el currículo implantado por la nueva ley educativa, la Lomloe.

Pero, finalmente la convocatoria de junio de 2024 no distará tanto de la de este año, pues, según el departamento dirigido por Pilar Alegría, un Ejecutivo en funciones no puede aprobar el decreto que regula el cambio en la EBAU. Así lo han comunicado también el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar, y su homólogo de Universidades, José Manuel Pingarrón, a la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). 

La EBAU de 2024: otro currículo, misma estructura

Este curso habrá, eso sí, algunas modificaciones. La reforma educativa impulsada por el Gobierno y aprobada en 2020 obliga al Estado a aplicar los primeros cambios en 2024. Además, puesto que el curso pasado se empezaron a implantar los nuevos currículos educativos en los cursos impares, el examen de selectividad deberá recoger necesariamente las novedades que se incorporen en el último año de Bachillerato, como los cambios en las asignaturas. Pero, según detallan fuentes de Educación a 20minutos, el examen tendrá la "misma estructura y puntuación" que hasta ahora. 

El decreto que reformará la nueva selectividad vuelve así al "cajón" en el que se decidió dejarlo en mayo ante el adelanto electoral. Será labor del próximo Gobierno, sea el que sea, desarrollar esa nueva prueba que en principio quería empezar a implantar este curso y de forma gradual en cuatro años. "La aprobación de la norma excedería las competencias de un Gobierno en funciones, generando confrontación con las Administraciones autonómicas", argumentan desde el Ministerio de Educación. 

El aplazamiento responde también, según añaden, a las múltiples peticiones de moratoria por parte de la comunidad universitaria; y "rebaja la incertidumbre" de los docentes, alumnos y familias que veían precipitado imponer el cambio con tan poco margen. "Se ha considerado que iba más allá de lo que era posible hacer, y que además iba a generar reacciones por parte de las comunidades autónomas que serían difíciles de responder", ha explicado a los medios el ministro de Universidades, Manuel Castells, en un acto en Santander.

Sin fecha para la nueva selectividad

No hay, sin embargo, fecha marcada en el calendario para la nueva selectividad. Se aplaza por lo menos un año, pero el Ejecutivo ha dejado en el aire que la reforma se implante en 2025. Se trata, según ha señalado Bar, de una decisión que "debe adoptar el Gobierno entrante", a quien asegura que ya ha dejado "todos los deberes hechos". 

"Teníamos el borrador del real decreto, pero esa decisión le corresponde al Gobierno nuevo", ha asegurado el secretario de Estado tras la reunión con los representantes de las comunidades autónomas.

Los cambios que ya se habían planteado

Configurar una nueva EBAU es una de las medidas recogidas en la Lomloe, que manda diseñar una prueba de acceso a la universidad más competencial y acorde con los nuevos currículos educativos. Entre las novedades del documento que pretendía aprobarse, destacan cambios que afectan a la duración del examen y al peso de cada ejercicio en la nota final. La propuesta de Educación planteaba un periodo transitorio de aplicación, desde el curso 2023-2024 hasta el de 2027-2028, en el que ir introduciendo nuevos cambios hasta que en cuatro años ya esté implantada la propuesta final. Pero finalmente el departamento de Pilar Alegría ha optado por aplazar su tramitación y relegársela al próximo Gobierno.

Hasta 2026, se sugirió una prueba dividida en cuatro ejercicios (con una ponderación del 25% cada uno): uno sobre una asignatura de modalidad elegida, otros dos de las comunes de Historia de Filosofía e Historia de España, y el cuarto ejercicio con el que se pretende evaluar la madurez académica. Sin embargo, el Ejecutivo reculó y acordó descartar introducir la prueba de madurez en la prueba de junio de 2024, que en principio mantendrá el modelo actual de la fórmula materia-examen, aunque incluyendo el carácter competencial en cada asignatura.

Una vez llegados a 2027-28, el plan era aplicar ya la prueba definitiva para que el ejercicio de madurez pase a absorber el grueso de la nota (60%) y sustituya las materias comunes. Para analizar la acogida y los resultados de los alumnos y profesores de este nuevo modelo, se realizó una prueba piloto cientos de alumnos de 50 centros de 10 comunidades autónomas para tratar de "armonizar" las pruebas. Estaba previsto que Educación publicase en mayo las conclusiones de esa prueba experimental que en ningún caso computa en las notas finales de los alumnos, pero fuentes del departamento de Alegría confirmaron entonces que también esto quedará relegado a la próxima legislatura.

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