El PSOE se sume en una calma tensa pero evita la guerra antes del 23-J: Sánchez trata de revitalizar el partido y apunta a los críticos

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el Comité Federal, de este sábado.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el Comité Federal, de este sábado.
A. Pérez Meca / Europa Press
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el Comité Federal, de este sábado.

Avisaba el entorno de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y barón crítico por excelencia, de que el Comité Federal de este sábado no iba a ser "pacífico". El motivo: los cambios de candidatos en las listas electorales por parte de la dirección. Pero sin él presente, como tampoco Javier Lambán, presidente en funciones de Aragón, el sentimiento que marcó el primer cónclave de poder socialista tras el 28-M fue el de la calma tensa. La guerra no se producirá antes de las elecciones generales del próximo 23 de julio. Y serán los resultados los que marquen si será fría, sin cuartel o se quedará en un simple conato.

No hay tiempo en las filas socialistas para peleas internas ni para decepciones, como señalaba un miembro del partido presente en la reunión, que aseguraba que el partido ha cerrado filas con Pedro Sánchez. El encuentro lo abrió el propio presidente con un discurso retransmitido y lo continuaron algunos dirigentes autonómicos con intervenciones, que no fueron públicas y tampoco críticas. Solo Luis Tudanca, el secretario general de los socialistas castellanoleoneses, mostró su enfado. Dentro y fuera del plenario. Ante las cámaras, dijo estar "enormemente decepcionado, enormemente indignado". El trabajo del Comité Federal era ratificar las listas electorales con los que los socialistas afrontarán las generales que celebra España dentro de mes y medio. Y se convirtió en un suplicio por "imposiciones" de la dirección de Sánchez, según denunciaron los críticos. No ocurrió, además, en un solo territorio.

En Castilla y León, Ferraz impuso al que ahora ocupa el número uno de la lista para el Senado, Javier Izquierdo, y al que defenderá la papeleta socialista en Ávila para el Congreso de los Diputados, Manuel Arribas. El cabreo fue tal que Óscar Puente, que llegó a ser portavoz de Sánchez en el partido y que ha sido premiado con un puesto de salida -ya que dejará de ser alcalde de Valladolid el próximo sábado-, no acudió a la cita.

Tampoco los mencionados anteriormente. Ni Lambán, ni Page. A los tambores de guerra que sonaron el viernes desde Castilla-La Mancha se sumaron desde el PSOE aragonés tras el revolcón de Sánchez a sus listas. Tras vetar a Ignacio Urquizu e imponer a Pilar Alegría en Zaragoza, decidió eliminar de los puestos de salida -los que suelen asegurar un escaño- a los afines a Lambán. La respuesta de éstos llegó en forma de dimisiones. El todavía presidente aragonés respondió en Twitter: "Los socialistas elaboraron democráticamente unas magníficas candidaturas. Lamento que no vayamos a tener la oportunidad de votarlas".

Solo Ximo Puig, presidente en funciones de la Comunidad Valenciana, decidió no dar la batalla. Ferraz también retocó sus listas, que ya había modificado el propio Puig en contra del criterio de las agrupaciones locales. El secretario general de los socialistas valencianos lo aceptó con resignación. Y no tuvo críticas para el presidente en el plenario. De hecho, se puso del lado de Sánchez con un mensaje en su defensa ante la derecha: "Las personas no importan, lo importante es el proyecto".

Sánchez sí tuvo un recado, en cambio, para Lambán y Page. En el discurso con el que abrió el cónclave apenas mencionó el asunto de las listas. "Lo que importa", dijo, "es lo que hay detrás: la militancia activa que sepa llevar este mensaje de esperanza hasta el último rincón del territorio nacional, los cientos de miles de simpatizantes que comparten con nosotros este deseo de futuro". Con los medios de comunicación ya sin poder acceder a la sala y antes de cerrar el cónclave, el presidente apuntó que se debe discrepar internamente en los espacios de diálogo del partido, como es el propio Comité Federal, no en los medios de comunicación. A buen entendedor.

Aunque las fuentes consultadas coinciden en que el reproche no fue lo más destacable. Al menos para los dirigentes. Para ellos, el discurso final del presidente fue "ilusionante". "Cargado de emoción". La necesita el partido si quiere llegar con opciones a las urnas. Porque otra de las tareas de Sánchez ahora pasa por volver a insuflar ánimos al partido. Volver al "vamos a ganar las elecciones" y no tanto al "es posible ganar las elecciones" que mencionó ayer. Para ello, además, en el Comité Federal también se pidió hacer una campaña "en positivo". No caer, dijeron, en el "barro" de la campaña. 

Una resaca (electoral) tardía

Con todo, el Comité Federal del sábado también tuvo un 'mix' de caras agridulces, aunque los presentes negaron que se tratase de un funeral. "Si crees que esto es un funeral, es que has estado en pocos comités federales", bromeaban. Pero sí había cierto desánimo. "¿Cómo quieres que estemos?", preguntaba una presidenta autonómica que será desalojada en próximas semanas por la suma de Partido Popular y Vox. 

El ánimo, pues, fue como si la resaca electoral del 29 de mayo, que el presidente evitó dinamitando el tablero con la convocatoria electoral, hubiera llegado de golpe. Otra dirigente territorial añadía más motivos para la desazón. Además del "buen trabajo hecho", la pérdida de poder institucional habiendo sumado más votos en algunos sitios fue incluso más dura porque no la vieron venir. Las encuestas internas del partido no lo predijeron hasta el último día. Eso preocupa incluso más, ya que las predicciones que manejan en Moncloa no son halagüeñas para Sánchez. Y esa es otra de las explicaciones de la polémica de las listas. "Si el grupo parlamentario es lo único que nos queda después, el presidente querrá controlarlo", concluía otro dirigente.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento