El Congreso aprueba la ley trans con la abstención de la socialista Carmen Calvo

La presidenta de la Comisión de Igualdad en el Congreso de los Diputados y exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 22 de diciembre de 2022, en Madrid (España).
La presidenta de la Comisión de Igualdad y exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.
Ricardo Rubio / Europa Press
La presidenta de la Comisión de Igualdad en el Congreso de los Diputados y exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 22 de diciembre de 2022, en Madrid (España).

El Congreso de los Diputados aprobó este jueves la ley trans con 188 votos a favor, 150 en contra y 7 abstenciones. Una de esas abstenciones procede de la exvicepresidenta del Gobierno y actual presidenta de la Comisión de Igualdad, la socialista Carmen Calvo, quien decidió romper con la disciplina de voto de su partido y reafirmar sus ya conocidas reticencias ante una ley que ha provocado más de un terremoto político e ideológico dentro del feminismo. 

La norma -que permite el cambio registral de sexo desde los 14 años- pasa ahora a su fase de tramitación en el Senado antes de ser definitivamente aprobada, previsiblemente, a principios de 2023. Culminará así un turbulento periodo de casi tres años en el que se han abierto debates que incluso hicieron peligrar la iniciativa en varias ocasiones.

El texto ya nació escaldado. La intensa negociación inicial entre el PSOE y Unidas Podemos en el seno del Consejo de Ministros le valió a Carmen Calvo su salida de la vicepresidencia tras perder la batalla por el contenido de la ley trans contra la ministra de Igualdad, Irene Montero. Su postura se ha mantenido siempre firme, liderando la indignación de las llamadas "feministas clásicas", que han abanderado una fuerte oposición por creer que la iniciativa hacía retroceder los avances logrados en el movimiento. 

La de este jueves tampoco fue una sorpresa, pues Calvo renegó hasta el final de confesar si votaría a favor de la ley, como ha hecho el resto del PSOE. Según explicó tras la votación en el Pleno, la socialista sí está "de acuerdo" con la necesidad de que exista una ley que ampare los derechos del colectivo LGTBI y trans, "pero no esta ley". Fue, reconoció la ex número dos de Pedro Sánchez, un "día difícil" en el que optó por la "opción más compleja", asumiendo las consecuencias que le podrán acarrear sus actos. 

Lo normal es que, al romper la disciplina de voto del partido, el diputado en cuestión sea amonestado con una multa (en el caso del PSOE puede ir hasta los 900 euros), pero desde Ferraz no tienen decidido todavía cómo van a actuar. "Habrá que verlo internamente", cuentan fuentes socialistas a este periódico. 

El resto del PSOE sí votó a favor de una ley que llegó al Pleno sin algunas de sus enmiendas más polémicas y a las que tuvo que renunciar durante la tramitación por quedarse sin apoyos. Llegaron incluso a prorrogar en varias ocasiones el periodo de enmiendas, causando con ello la baja la histórica activista trans y militante del partido, Carla Antonelli. Los socialistas pretendían modificar el articulado para endurecer la libre autodeterminación de género y elevar a los 16 años la edad mínima para que un menor de edad pueda cambiar de sexo y nombre en su DNI sin autorización de un juez (ahora está en 14). 

Pero ningún otro partido -ni siquiera el PP, con quien en un principio se temió que negociara las enmiendas- las apoyó. Decidieron entonces desistir en su empeño y no dejar vivas las modificaciones impulsadas en principio para aportar "seguridad jurídica" al texto y sortear así los recursos al Tribunal Constitucional (TC) que ya ha anunciado la derecha. De hecho, la secretaria del PSOE de Igualdad, Andrea Fernández, aprovechó su intervención este miércoles para recordar que podrían haber imaginado "una ley mejor".

Con todo, lo que sucedió este jueves no era más una reafirmación oficial de lo manifestado este miércoles en la Cámara Baja. Los portavoces de cada grupo parlamentario ya avanzaron durante el debate del miércoles el sentido de su voto. Las cuentas salían, y así se ha reflejado en los resultados recibidos con enorme entusiasmo por el colectivo trans y LGTBI, a las puertas del Congreso. "Gracias a la mayoría feminista que hoy cierra armarios y abre ventanas de felicidad y de derechos", ha celebrado Irene Montero en redes sociales. 

Otra nota discordante en Cs

El único partido que no dejó su posición del todo clara fue Ciudadanos, cuya portavoz Sara Giménez respaldó desde el atril la urgencia de una ley trans, pero lamentó que quedaran en el tintero algunas de las enmiendas de su formación orientadas a "corregir las lagunas" en torno a la protección de menores, el deporte o la violencia de género. 

Justo antes de la votación, la formación naranja anunciaba a sus diputados libertad de voto ante las distintas "sensibilidades ideológicas" de sus filas. La líder del partido, Inés Arrimadas, lo tenía claro: su decisión era votar 'no' a la norma. Y hacia esa dirección le siguieron los otros siete diputados... menos Sara Giménez, que finalmente se abstuvo. Sin embargo, y a diferencia de Carmen Calvo, puesto que su partido otorgó una libertad "absolutamente excepcional", Giménez no tendrá que enfrentarse a ninguna reprimenda por su voto.

'Sprint' final

Polémicas aparte, la norma encauza ahora el sprint final de la tramitación en el Senado, con los votos en contra del PP, Vox, Foro Asturias, Navarra Suma y Cs (menos Sara Giménez). Lo hace con los pilares con los que salió del Consejo de Ministros en lo que respecta a la autodeterminación de género. Si sale finalmente adelante, se despatologizará la transexualidad poniendo fin a la exigencia de informes médicos (por "disforia de género) y a años de hormonación para poder cambiar de sexo en los documentos oficiales. Así, cualquier persona mayor de 16 años podrá acceder al cambio registral de sexo solo con su consentimiento. Entre los 14 y los 16, con la autorización paterna, y a los 12 y 13 años con aval judicial. 

La ley prohíbe, además, las terapias de conversión que pretenden modificar la orientación o identidad sexual expresada por la persona en cuestión, y se vetarán igualmente las páginas web que publiciten estas prácticas o expresen cualquier tipo de odio o discriminación hacia el colectivo. 

Se contemplan también medidas destinadas a la prevención de la discriminación y sensibilización de la sociedad, con programas de educación sexual, de igualdad de trato en el ámbito laboral o en el de la vivienda. Otra demanda histórica plasmada en el texto es que se garantiza a las lesbianas, bisexuales y personas trans con capacidad de gestar el acceso a técnicas de reproducción asistida, y se modifica el Código Civil para que las mujeres lesbianas y bisexuales puedan proceder a la filiación de sus hijos sin necesidad de que estar casadas. 

Además, en los últimos tres meses se han ido añadiendo algunas novedades incorporadas por los grupos parlamentarios, como la obligación de que el Ministerio de Sanidad vele por el suficiente abastecimiento y suministro de los tratamientos hormonales, o el estudio del "sexilio", entendiendo este como "el abandono de las personas LGTBI de su lugar de residencia por sufrir rechazo, discriminación o violencia".

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