El Gobierno sube el tono con Marruecos: Sánchez exige "respeto a las fronteras" y Calvo habla de "agresión"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece tras la reunión del Consejo de Ministros.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
RODRIGO JIMÉNEZ / EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece tras la reunión del Consejo de Ministros.

El Gobierno elevó este martes el tono ante la crisis migratoria sin precedentes que se ha desatado en Ceuta, a donde han llegado más de 8.000 migrantes desde suelo marroquí, según el Ministerio del Interior. El Ejecutivo habla abiertamente de "agresión" a las fronteras españolas y exige "respeto" al país vecino, pero hasta el momento no se ha contenido la llegada de migrantes, que comenzó en la madrugada del lunes. 

La crisis migratoria llega en plenas tensiones entre España y Marruecos por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que está hospitalizado en Logroño desde el pasado 18 de abril afectado de coronavirus. Ghali llegó a España bajo una identidad falsa –Mohamed Benbatouche– y después de que Alemania se negara a recibirlo.

En una declaración institucional en la Moncloa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordó a Marruecos que la relación bilateral se basa en el "respeto a las fronteras" y prometió firmeza ante la "súbita llegada de migrantes irregulares". En ese sentido, manifestó que el Ejecutivo empleará "todos los medios" para defender la "integridad" territorial y "proceder a la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente".

Refuerzo policial

Interior anunció este martes que enviará a 50 guardias civiles más y que hay otros 150 agentes de la Unidad de Intervención Policial de la Policía Nacional "en alerta" por si fuera necesario su traslado a la zona. Este despliegue se une a los 1.100 efectivos que están ya de forma permanente y a los 200 que han llegado como primer refuerzo, lo que ha permitido activar un "sistema de trabajo" para efectuar devoluciones en frontera "las 24 horas del día". 

El Ejército también se desplegó el lunes por la noche en la zona, y participa en patrullas conjuntas con Policía y Guardia Civil. Hasta ahora, el dispositivo ha conseguido expulsar de suelo español a 4.000 de los "cerca de 8.000" migrantes irregulares, según fuentes del Ministerio.

La intensidad de la crisis obligó al Gobierno a multiplicar sus contactos y movimientos. A primera hora del martes, Sánchez se vio obligado a cancelar el viaje que tenía previsto a París, donde iba a participar en una cumbre sobre la ayuda financiera a África. Durante la mañana, analizó la situación con el jefe del Estado, el rey Felipe VI, con quien también compartió las "líneas de acción que va a seguir el Gobierno" a lo largo de esta crisis. Asimismo, contactó con el líder de la oposición, Pablo Casado (PP), para informarle de la situación.

Horas después, y junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, Sánchez visitó Ceuta y Melilla, donde se reunió con los presidentes de las ciudades autónomas y los delegados del Gobierno. 

"Agresión"

Mientras tanto, en la Moncloa, la vicepresidenta Carmen Calvo presidió la primera reunión del comité de crisis creado de urgencia para hacer seguimiento de los acontecimientos, y en el que participan los ministros González Laya, Robles, Iceta, Belarra y Escrivá, así como la directora del CNI. 

Al término de ese encuentro de trabajo, Calvo advirtió de que la "agresión" a las fronteras "no puede formar parte de las buenas relaciones con Marruecos", prometió que "todo irá volviendo a su cauce" y dijo que el Gobierno trabaja para acelerar las devoluciones "con la ley en la mano", dado que entre los migrantes "hay niños muy pequeños" y que los menores de edad no pueden ser devueltos en la frontera.

Silencio sobre el fondo del conflicto

Sin embargo, el Ejecutivo evita pronunciarse por ahora sobre el fondo del conflicto y sobre las causas de esta crisis, que parecen girar en torno a la acogida de Ghali. Marlaska sostuvo que "concurren muchas circunstancias", tanto "socioeconómicas" y "estructurales" como derivadas de la pandemia. 

"Estamos realizando un análisis de lo sucedido y vamos a ser prudentes en las conclusiones", insistió el ministro, que preguntado por el líder polisario en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, no quiso valorar "cuestiones" que "en nada o muy poco" afectan a la actual situación. 

En ese Consejo, además, el Gobierno dio luz verde una ayuda de 30 millones a Marruecos para la lucha contra la inmigración, una cantidad que ya estaba presupuestada pero que se aprobó el lunes, según explicó Marlaska.

Al igual que el ministro, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, insistió en que las causas de la crisis son "múltiples" y que hay "diferentes elementos y factores" que pueden estar marcando la "intensidad" de la oleada migratoria, y ante las reiteradas preguntas de la prensa sobre Ghali, se limitó a decir que España "atiende a personas que tienen problemas humanitarios o que necesitan utilizar nuestros recursos", aunque ni siquiera pronunció el nombre del líder polisario, sobre el que pesa una causa abierta en la Audiencia Nacional.

De hecho, el juez Santiago Pedraz decidió este martes reabrir una causa por genocidio contra Ghali, que fue denunciado por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos. Estas diligencias se unen a la querella de un ciudadano español de origen saharaui, que denunció torturas en los campamentos polisarios de Tinduf (Argelia). Pedraz ha citado a Ghali –que ha abandonado ya la UCI– para declarar el 1 de junio.

Marruecos: "Los actos tienen consecuencias"

La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, aseguró por su parte este martes que en las relaciones entre países "hay actos que tienen consecuencias, y se tienen que asumir", en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.

Antes de acudir a la convocatoria de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, la embajadora marroquí insistió en que hay "actitudes que no se pueden aceptar" y añadió que las relaciones entre países vecinos y amigos se tienen que basar en "la confianza mutua, y se deben trabajar y nutrir".

Por último, calificó de "inusual" la rapidez con la que fue convocada por la ministra española de Exteriores. En ese encuentro, González Laya le expresó su "rechazo" y "disgusto" por la entrada masiva de migrantes a Ceuta y le recordó que el control de fronteras "ha sido y debe seguir siendo" corresponsabilidad de ambos países. Le expresó, asimismo, el "deseo" del Gobierno de "mirar al futuro" y "evitar que actos como estos puedan volver a repetirse". 

Poco después de esta reunión, Marruecos llamó a consultas a su embajadora en protesta por el viaje de Pedro Sánchez a Ceuta.

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