Llega la Navidad más diferente... y más inoportuna ante la caída de casos de coronavirus

  • Si no hay un repunte de casos tras el Puente de la Constitución, España podría llegar a las puertas de Nochebuena con una incidencia de 50 casos.
  • Los políticos incrementan mensajes para no bajar la guardia y las comunidades endurecen las medidas pactadas con Sanidad.
  • Los psicólogos advierten del cansancio de la población y contra los mensajes "incoherentes" de las autoridades.
  • La ministra Darias admite "gran preocupación" por las fiestas y pide "no caer en el optimismo" por la caída de contagios.
Luces de Navidad en Sevilla en diciembre de 2020
Luces de Navidad en Sevilla en diciembre de 2020
Eduardo Briones - Europa Press
Luces de Navidad en Sevilla en diciembre de 2020

Después de un otoño que ha vuelto a ser duro por la pandemia, los datos de contagios y hospitalizaciones llevan varias semanas dando un respiro. La incidencia acumulada en España se sitúa en torno a los 190 casos por cada 100.000 habitantes, lejos del objetivo de 25 que se ha fijado el Gobierno pero también de los hasta 1.000 tras el final del verano en algunos puntos de España. En este escenario, la Navidad vuelve a poner en alerta a políticos y epidemiólogos, porque es un evento que previsiblemente quebrará la aceptable evolución de la pandemia que, a su vez, provoca que los ciudadanos se confíen y bajen la guardia. 

En las últimas semanas, han aumentado los mensajes de los políticos para advertir a la población de que, aunque va mejorando, la situación es todavía grave y para pedir que "no baje la guardia". Serán, repiten, unas "Navidades diferentes". A ojos de los epidemiólogos también inoportunas, porque llegan en un momento de descenso de casos. 

Difícil bajar a 50, muy fácil subir a 500

"Es tan inoportuna como la llegada del verano, porque no se han reforzado los servicios de medidas preventivas y de Salud Pública, y porque los indicadores de la enfermedad y de mortalidad son demasiado elevados para afrontar la Navidad", dice el epidemiólogo Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Cree "preocupante que lleguemos con un exceso de confianza y con una incidencia superior a la que teníamos al final de la primera ola". 

En lugar de tener ante nosotros meses tranquilos para continuar la bajada, en un par de semanas llegarán unas fiestas que se prolongan durante más días que en otros países y donde el enfoque "intermedio" para gestionar la Covid que se ha adoptado en España pasa por asumir como inevitables los movimientos por el país y reuniones con más personas que hasta ahora. Incluso siguiendo todas las recomendaciones, los expertos dan por segura una nueva ola, cuya intensidad dependerá de cómo se respeten las medidas. Se dejará sentir con aumentos de casos y de ingresos en enero y de fallecimientos a final es de ese mes y febrero. "En España y en Europa en general hemos optado por un intermedio [entre el confinamiento total y el dejar que la población se contagie y se inmunice], por asumir un numero de muertos y contagios más o menos alto y con este acuerdo nos encontramos en la situación actual", dice Ortí.

Este epidemiólogo apunta que justo a las puertas de la Navidad España podría reducir los casos de coronavirus de los 200 por cada 100.000 habitantes a 50, lo que da muestra del grado de riego que suponen las fiestas navideñas. No obstante, el epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública de Cataluña Joan Caylà no es tan optimista, porque cuenta con el repunte de contagios que empezaremos a notar en los próximos días debido al Puente de la Constitución. 

"Tenemos que ir con cuidado. Ahora puede haber un optimismo porque estamos  bajando de los 200 [casos de incidencia acumulada], que está bien, pero lo que cuesta muchísimo es bajar de 200 a 25, que sería lo deseable, y lo que sería muy fácil pasar de 200 a 500 si no nos cuidamos", advierte Caylà.

"Mucha preocupación" por la Navidad

El riesgo y la "alerta" en la que las Navidades han sumido a comunidades y gobierno central también se palpa desde hace semanas en el Consejo Interterritorial de Sanidad, donde semana tras semana consejeros y ministros analizan la evolución de la epidemia. Suele haber discrepancias sobre las medidas que hay que tomar y críticas al Gobierno, pero también "unanimidad", en palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa, en "lanzar mensaje claro de que en Navidad nos quedemos en casa, que hagamos el esfuerzo".

En declaraciones a 20 Minutos, la otra representante del Gobierno, la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, reconoce que hay "una gran preocupación"  por las fiestas navideñas que "implican sobre todo movilidad y contacto social, dos vectores que favorecen de manera considerable el desarrollo del virus y el posible incremento de casos", "Hay que tener cuidado y no caer en el optimismo que nos puede llevar a un repunte de caso en estas fechas", advierte.

En el Consejo Interterritorial de Sanidad fue donde Gobierno y comunidades pactaron unas medidas comunes de cara a la Navidad, que supusieron nuevas restricciones de movimientos, abiertas a una circunstancia tan maleable como visitar a familiares y "allegados". También levantaron la mano sobre las reuniones, ya que el límite de seis personas se amplió a 10 para días señalados, como Nochebuena y Nochevieja. Esta es la norma, pero los mensajes políticos piden más contención. Illa insiste en que el principio debe ser el "me quedo en casa", aunque en realidad esté permitido viajar para ver a la familia. La consejera navarra de Sanidad, Santos Induráin, avisaba recientemente que, aunque están autorizadas las reuniones de hasta 10 personas, "no es obligatorio apurar los márgenes permitidos al máximo".

En los últimos días, además, gobiernos autonómicos han planteado sus propios planes que por lo general restringen aún más las entradas a sus territorios. Andalucía, País Vasco, Comunidad Valenciana, Aragón o Navarra solo permitirán las llegadas del 23 al 26 de diciembre y del 30 de diciembre al 2 de enero, a pesar de que el Plan conjunto habla del 23 de diciembre al 6 de enero. El Gobierno andaluz, por su parte, ha excluido a los "allegados", por impreciso, de su plan. Por el contrario, la Comunidad de Madrid se opuso al cierre perimetral, aunque lo respetará. A pesar de las aglomeraciones que, como en otras ciudades, se han registrado en la capital, fuentes del gobierno regional afirman que Madrid "llega con los deberes hechos" a una Navidad que creen que "será inoportuna para quien no los haya hecho".

Es precisamente contra esta multiplicidad de mensajes contra la que advierten los psicólogos con respecto a una población aquejada de la llamada "fatiga pandémica" tras meses de pandemia. La atribuyen buena medida a las "falsas expectativas" que se generaron en verano, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, animó a salir y a ir las terrazas, recuerdan, como si la pandemia se hubiera acabado. Ahora es todo lo contrario aunque siguen mandándose mensajes simultáneos de "salvar la Navidad" con las precauciones pero salir a comprar o viajar a ver a la familia. 

Ansiedad y mensajes incoherentes

"Se están dando mensajes incoherentes, por ejemplo, que nos digan que nos quedemos en casa y también que salgamos a comprar, dar mensajes contradictorios es muy perjudicial", dice la catedrática de Psicología Social de la Universidad Autónoma Pilar Carrera.

Afirma que "no es adecuado meter mucho miedo a las personas" porque "dejan de atender" y pueden incluso "ridiculizar" los mensajes. Pero sí se debe informar sobre la "relevancia del problema", con mensajes "coherentes, claros y consensuados". En todo caso, Carrera se une a la percepción de los epidemiólogos de que "es posible que haya una tercera ola" que se podrá "controlar mucho mejor" si se cumplen las normas.

Mientras, Gobierno central y autonómicos apelan a la "responsabilidad" de ciudadanos entre los que la pandemia, la Sociedad Científica Española de Psicología Social (SCEPS) detecta dos "perfiles", a los que se presupone una manera distinta a enfrentarse a las fiestas, a las restricciones y los mensajes de precaución. "Hay gente que está deseando que se abra un poco la situación para pasarla como si no hubiera mañana" pero también "muchas personas que tienen miedo" con "niveles de ansiedad" al alza, "más hundidas porque consideran que no es el momento de abrir y que nos están poniendo en riesgo", explica la psicóloga social y secretaria de la SCEPS, Esther López.

Esto general "polarización social" entre unos y otros. "Los que tengan miedo vana  decir que no se tenía que haber abierto porque la gente se va a confiar y los que quieran salir es un riesgo importante porque todo el mundo está avisando ya la tercera ola es algo que va a venir quiera o no quiera", remata.

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