Los compromisarios del PP han elegido este sábado dar un giro conservador y liberal al partido eligiendo como su nuevo presidente a Pablo Casado, el antiguo pupilo de Esperanza Aguirre y José María Aznar y hasta ahora vicesecretario de Mariano Rajoy que, con un discurso centrado en la defensa de la vida y la familia, la bajada de impuestos y una batalla sin cuartel contra el independentismo, les ha prometido recuperar la "ilusión" y el "orgullo" de formar parte de este partido.

Con 1.701 votos, Casado ha impuesto a la otra candidata, Soraya Sáenz de Santamaría, que obtuvo 1.250 votos en el "insólito" e "histórico" 19 congreso, extraordinario, del PP, que por primera vez eligió a su líder nacional en una votación de doble vuelta, primero de la militancia y este sábado de sus compromisarios.

En total estaban llamados a votar 3.082 delegados. Finalmente lo hicieron 2.973, que otorgaron la victoria y, tal y como contemplan sus estatutos, el control total del PP, a Casado con una ventaja de 451.

"El PP ha vuelto, hemos vuelto. Después de esta campaña interna no vamos a gastar ni un minuto más en hablar de nosotros", ha afirmado Casado una vez proclamado presidente. Tal y como venía diciendo en las últimas semanas, ha prometido integración y ha tratado de borrar la idea de que tras el congreso extraordinario, se avecina una guerra de facciones en el PP.

Así, con un tono casi bíblico, ha pedido a los compromisarios que "volváis a casa y contéis lo que ha pasado aquí" y ha añadido que "os ruego que a nadie le preguntéis a quién ha votado. Todos hemos votado al PP y todos habéis ganado".

Como presidente del PP, Casado será candidato a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. En ese sentido, se ha propuesto "reconquistar el corazón de los españoles" para "recuperar nuestra base electoral y enarbolar nuestra señas de identidad de siempre". "Voy a volver a reconectar con la sociedad, ilusionar a nuestros votantes y preparar un proyecto ganador para las próximas elecciones", ha asegurado.

La victoria de Casado supone, según sus afines, el camino que necesitaba tomar el partido, frente al inmovilismo en el que, también los suyos, situaban a Sáenz de Santamaría, a quien este sábado no le quedó más remedio que felicitar al ganador y recibir agradecida un prolongado aplauso de los compromisarios.

Así lo han visto después del discurso de candidato de este sábado, en el que desprovisto apenas de notas -"ha hilado tres ideas", reflexionaba después un compromisario- y con un tono impetuoso, ha propuesto un proyecto "para recuperar la ilusión" y el "orgullo de ser miembros del mejor partido de España", así como una "renovación tranquila" y "abrir puertas y ventanas" .

"Os pido que votéis con corazón, con cabeza, sin etiquetas, con fuerza", les ha dicho Casado en un discurso en el que ha mantenido sus "principios" para el PP. Segun ha dicho, "son los de siempre", pero intentando zafarse de la imagen de candidato escorado a la derecha que se ha ganado a lo largo de una campaña en la que, por ejemplo, la asociación ultraconservadora Hazte Oír le dio su visto bueno por sus propuestas sobre familia o unidad de España.

El nuevo presidente del PP ha defendido la familia, el derecho a la vida y la protección de la natalidad, que los padres puedan elegir la educación de sus hijos (el eufemismo para apostar por la educación concertada y privada), pero lo ha hecho todo preguntándose si todo esto era "dogmático" o "derechas" porque él cree que no hay nada más "progresista" que defender a la familia.

Además, ha defendido la bajada de impuestos, la libertad, también en Venezuela, Nicaragua o Cuba, y la unidad de España con una contundencia mayor que la demostrada por el Gobierno de Rajoy, puesto que Casado ha propuesto ilegalizar los partidos que propongan cosas inconstitucionales, como la independencia, pero rebajando las críticas a su ya antecesor con la que empezó la campaña.

Según un dirigente partidario de su candidatura, esta última intervención antes de la votación era "lo que necesitaba oír el partido" después de años de considerar que sus políticos no se posicionaban los suficiente.

Casado cambió el pie del partido al presentarse prácticamente por sorpresa a la sucesión de Rajoy, a la que primero el PP esperaba que solo concurriera el presidente gallego, Alberto Núñez-Feijoo, y, cuando renunció a ello, que fuera una batalla entre Sáenz de Santamaría y su enemiga íntima, la hasta hoy secretaria general, María Dolores de Cospedal.

Santamaría se cobró una doble victoria en la batalla del voto de la militancia, al quedar en primer lugar y ver cómo Cospedal quedaba eliminada, pero ésta ha terminado ganando la guerra, al ver ganar al candidato a que ella apoyó después y con quien ha acordado un buen lugar para los suyos en el nuevo PP.

Casado llegó a la campaña interna con una voracidad calificada por sus adversarios de "agresividad" y "belicosidad", que consistió en recorrerse 20.000 kilómetros para llegar a todas las provincias con un mensaje en el que en un primer momento intentó alejarse del aparato, presentándose como el político de la renovación, el que dio la cara por el partido cuando otros no querían darla y el candidato que proponía mano más dura contra los independentistas de la que tuvo Rajoy en su gobierno.

También fue inevitable su identificación con José María Aznar, de quien fue jefe de gabinete entre 2009 y 2012 y de quien nunca ha renegado. Le ayudaba, porque a pesar del "desdén" del expresidente hacia su antiguo partido, en el PP existe una gran masa de militantes que añoran sus tiempos.

El mensaje se moderó a medida que avanzó la campaña, cuando las críticas al Gobierno y el partido que lideró Rajoy dieron paso al reconocimiento de su expresidente, de su gestión sobre Cataluña y la crisis económica durante la que, anatema para un liberal como Casado, se subieron los impuestos. No sólo eso, el hoy presidente del PP llegó a atribuirse todas las acciones. "Yo estuve allí", dijo hace unos días.

Este sábado, Casado dio las gracias a Rajoy, al que dijo que va a "seguir llamando presidente". "Va a ser muy difícil estar a tu altura", le dijo Casado, que añadió "que "te seguimos necesitando muy cerca". A su llegada al plenario una vez conocerse los resultados de la votación, Rajoy le había deseado "mucha suerte" en su nueva responsabilidad.

Casado también tuvo un recuerdo para todos los presidentes del PP, desde Manuel Fraga, pasando por Antonio Hernández Mancha, presente en el congreso, y por el ausente José María Aznar, que no fue invitado por su actitud de los últimos años con el partido. "Contaré con todos los expresidentes y espero que nos ayudéis en esta tarea", de hacer que los españoles "vuelvan a confiar" en los "principios del PP".

Casado se ha convertido este sábado en el quinto presidente nacional del PP al término de un "insólito" proceso de elección de doble vuelta en el que el pasado 5 de julio los afiliados dieron la victoria a Sáenz de Santamaría y los compromisarios "enmendaron", en palabras de la exvicepresideta, esta decisión en una votación realmente emocionante por el alto grado de incertidumbre sobre el resultados.

El cónclave de estos dos últimos días ha puesto el broche a una campaña compromisario a compromisario, en la que el comité organizador no ha apreciado acontecimientos excepcionales pero que sí se han vivido momentos tensos y de acusaciones entra candidatos. Con dos vídeos contrarios a los candidatos, la rivalidad llegó hasta un tercer vídeo, el que se proyecto este viernes para ensalzar la figura de Rajoy y que el pasado jueves ambos equipos insistieron, sin éxito, en revisar.

Frente a lo que se esperaba en un principio, porque suele ser la tónica general en todos los partidos, en esta ocasión ni las indicaciones de los barones autonómicos o provinciales, ni la promesa de voto de los compromisarios consiguieron hacer unas previsiones fidedignas.

Tanto es así, que casi han pasado desapercibidos dirigentes que se consideraban tan clave en el resultado del congreso como el gallego Alberto Núñez Feijóo, que como los presidentes del PP de Castilla y León o de Extremadura, Juan Vicente Herrera o Jose Antonio Monago, finalmente no manifestó su preferencia. Podría ser por no influir en el proceso o por temor a alinearse con el candidato equivocado.

Los dos equipos llegaron al congreso que empezó este viernes asegurando que iban a ganar y dando cifras de apoyo que en suma superaban con creces el 100% de los compromisarios. En los últimos datos oficiosos que se dieron, este jueves, Casado tenía el 71% del voto y Santamaría, el 63% "y subiendo". Finalmente, el candidato se impuso a la candidata por 57,2% frente al 42%.

Una vez decidido quién presidirá el PP para los próximos años quedan dos tareas principales. Casado quiere celebrar una convención ideológica pero antes deberá acometer la integración del equipo de Santamaría que ha vuelto a prometer este sábado.

Para ello, no ha desvelado el equipo de las personas más próximas, el equivalente del comité de dirección que reunió todos los lunes a Rajoy con su secretaria general, sus cinco vicesecretarios y los tres portavoces parlamentarios.

Está todavía por ver qué estructura tiene este órgano y de qué manera formarán parte de él los afines a la exvicepresidenta. "Quiero integración real y al máximo nivel", ha dicho en su discurso. Después, Santamaría ha cogido el guante. "Ahora hay que integrar y hay que trabajar juntos. Yo lo voy a hacer", ha dicho.