Los autobuseros quedan sin relevo generacional: "No puede ser que en un viaje del Imserso el más mayor sea el conductor"

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Conductores de autobús de largo recorrido
José Manuel Ortiz lleva 16 años trabajando como autobusero, igual que su padre y sus hermanos.
José González
fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Conductores de autobús de largo recorrido

Desde que tiene uso de razón, José Manuel Ortiz quiso ser conductor de autobús. Aunque pueda sorprender, lo suyo es puramente vocacional, desde que supo a qué se dedicaba su padre, también autobusero. "Mi padre nos lo decía a mí y a mis hermanos: 'Estudiad, el trabajo de conductor, luego, a la larga, es duro'". Sus palabras tuvieron poco éxito, los tres hermanos son conductores. Claro que eran otros tiempos y, sobre todo, otros sueldos. En cierto modo, el tiempo le ha dado la razón.

"Evidentemente, este trabajo es duro", admite Ortiz, granadino de 44 años que lleva 16 conduciendo autobuses de largo recorrido. Acaba de bajarse de uno, tras cuatro horas y media de trayecto desde su ciudad natal hasta Madrid y tiene un rato antes de volver a ponerse al volante para emprender el camino de vuelta. En esta ocasión, al menos, no tendrá que pernoctar fuera de casa en un piso compartido que alquilan entre varios autobuseros de la línea.

"La conciliación familiar es muy dura, es muy difícil de llevar, para una relación de pareja es complicado. Coincidir los dos en un fin de semana a lo mejor se da cada dos meses", se lamenta el conductor. "Cuando todos, un domingo o un sábado por la tarde, están tomando una cerveza, tú estás conduciendo y pensando: 'Tengo que llegar a Granada, tengo que llegar a Valencia, tengo que llegar a Benidorm, a cualquier destino'".

Como ocurre en otras profesiones similares, el trabajo de conductor de autobús ha dejado de resultar atractivo para la inmensa mayoría de los jóvenes. La propia patronal del sector admite que hay un problema y las plantillas están cada vez más envejecidas, con una media de edad cada vez más cercana a los 50 años y el consiguiente incremento del riesgo de accidentes. Para terminar de complicar la situación, los sindicatos del sector se han subido al carro de otros colectivos que están reclamando que puedan disfrutar de una jubilación anticipada sin penalización en su pensión.

Bajos salarios y empresas familiares

Las condiciones laborales de los conductores de autobús de largo recorrido sale especialmente mal parada si se compara con la de otros trabajadores del sector del transporte de pasajeros, como sus homólogos de las empresas municipales de transporte, los maquinistas de tren o, no digamos ya, los pilotos de avión. El sector del transporte terrestre es el que protagoniza un mayor número de huelgas al año -en 2023, se hicieron 77 huelgas en el sector, el 9,7% del total nacional-, pero la inmensa mayoría las realizan los maquinistas de tren y prácticamente ninguna, los autobuseros de largo recorrido. Precisamente este lunes, UGT ha convocado huelga indefinida en Empresa Martín, una pyme que da servicio a más de 45.000 usuarios en el sur de la Comunidad de Madrid alegando una congelación salarial e incumplimientos en materia de salud laboral.

La mayor presión sindical de los sindicatos ferroviarios y el hecho de que se requiera una mayor formación técnica para llevar un tren que un autobús ha generado una brecha enorme entre ambos sectores. Un maquinista de tren de Renfe con más de cuatro años de experiencia tiene un sueldo base de 31.100 euros brutos anuales frente al entorno de 20.000 euros anuales que suelen recoger los distintos convenios sectoriales de transporte de viajeros por carretera. "Eso se te queda en 1.200 (euros mensuales) y eso lo tienes en cualquier otro trabajo", declara Antonio Muñoz López, responsable del sector de transporte por carretera del sindicato UGT. "Es que tú trabajas en un almacén y tú trabajas tus ocho horas; tú trabajas en un supermercado y no trabajas el 1 de enero…".

Detrás de estos bajos salarios, tanto sindicatos como patronal sitúan a la estructura empresarial del sector. Frente al sector ferroviario, históricamente monopolizado por Renfe y recientemente abierto a unas pocas grandes empresas, el de los autobuses es un archipiélago de pequeñas empresas -un total de 2.600 con una media de 16 vehículos cada una-, casi familiares en muchos casos, que tienen márgenes de beneficios muy pequeños. Las escasas grandes empresas como Alsa, Avanza o Socibus son también las que ofrecen unas mejores condiciones a los trabajadores.

"Hay un fuerte incremento de costes, porque los vehículos han subido su precio bastante y está subiendo el coste del petróleo de forma considerable, y claro, tenemos un problema con la ley de desindexación de la economía española, que no nos permite que las tarifas del transporte vayan acorde con los incrementos de costes lo que está provocando que los márgenes empresariales se estrechen", defiende Rafael Barbadillo, presidente de la patronal Confebus.

Para los empresarios, la causas de la falta de mano de obra en el sector no son tanto los salarios, sino un compendio de cambios culturales, los altos costes de los permisos y las trabas burocráticas para traer trabajadores del extranjero. "La edad mínima para el permiso de conducir para acceder a la profesión -21 años- hace que las personas que quieran dedicarse a conducir un autobús, probablemente se busquen su vida profesional en otro sector de actividad, además, hay una barrera económica porque las habilitaciones para ser conductor de autobús cuestan entre 4.000 y 5.000 mil euros y, por otro lado, el servicio militar en España era una cantera, la gente aprovechaba para sacarse el carnet de conducir y tener una salida profesional y esto esto ha dejado de ser así", sostiene Barbadillo.

El riesgo del envejecimiento de los conductores

El pasado 11 de marzo, un autobús que transportaba jubilados en una viaje organizado por el Imserso se salió de la vía en una carretera secundaria de Mallorca volcando posteriormente en un accidente que provocó 28 heridos. El conductor, de 62 años y con 40 de experiencia a los mandos de un autobús, dio negativo en las pruebas de alcoholemia y drogas.

"Últimamente, por desgracia, está habiendo muchos accidentes de autobuses", se lamenta Muñoz López, de UGT. "En Madrid, en Barcelona, en Málaga, en Asturias, en Galicia… Nosotros estamos recopilando datos y en estos accidentes últimos, los conductores tenían más de 59 años". La edad es, indudablemente, un factor de riesgo cuando una persona tiene que estar horas y horas conduciendo un vehículo cargado de pasajeros y, para los sindicatos, este es un motivo de peso para facilitar la prejubilación en el colectivo.

"Estamos pidiendo que, por ser una profesión penosa, porque lo es, en la que te sientas en un autobús y te tiras cuatro horas y media en la misma postura sin poder coger una botella de agua ni abrir un paquete de chicles, que se adelante la jubilación a los 60 años", explica el sindicalista de UGT. "Esto sería también un acicate para que la gente que entre nueva  piense: 'Es verdad que en mi vida laboral voy a estar peor, pero me voy a jubilar antes que el resto'".

La jubilación anticipada se está convirtiendo en la reclamación estrella de los sindicatos de distintas profesiones consideradas "penosas" desde que el Gobierno anunciara que había comenzado a negociar con los sindicatos unos nuevos criterios para elegir a los grupos que pueden prejubilarse sin penalización. La jubilación se situará en los 67 años en 2027 para todos los trabajadores salvo las, por el momento, únicas excepciones de mineros, personal de vuelo de trabajos aéreos, ferroviarios, artistas, profesionales taurinos, bomberos y policías (salvo los portuarios).

Desde la patronal, no se cierran a la posibilidad de que se pueda avanzar hacia la prejubilación de los conductores de autobús, siempre y cuando se tomen medidas para facilitar el recambio de las plantillas.

"Nosotros no nos negamos hablar de ello, pero hay que hablar también de facilitar la entrada de profesionales vía reducir los costes o vía traer gente de otros países", declara el presidente de Confibus. "Si solo facilitamos la salida y no facilitamos la entrada nos vamos a encontrar con un problema serio".

El fin de la vocación

De vuelta a la estación de Méndez Álvaro, al sur de Madrid, José Manuel tiene que volver a bajar a las dársenas para montarse en el autobús de vuelta a Granada. A sus 44 años, el retiro le queda aún lejos, haya o no prejubilación en el futuro para su sector, pero sí considera que sería algo de justicia con los conductores como él.

"Yo llevo vidas humanas, lo mismo que los compañeros de trenes, lo mismo que los de los aviones, llevamos personas a cargo nuestro", declara el autobusero. "Entonces, yo creo que ahí deberíamos de reflexionar un poco y que el gobierno se lo planteara y no darle mucha vuelta, porque estamos en un sector envejecido y en el que, por otra parte, se entiende que el relevo generacional es complicado. No puede ser que en un viaje del Imserso el más mayor sea el conductor".

"Yo llevo vidas humanas, lo mismo que los compañeros de trenes, lo mismo que los de los aviones"

La mejor muestra de ello, la tiene en su propia casa. Si él y sus hermanos hicieron caso omiso a los consejos de su padre y se dedicaron al transporte, ahora la tornas han cambiado y su hijo ni se plantea seguir los pasos del padre. "Él no se quiere ver como yo, para él no hay vocación, me duele, ¿eh?, pero tienen otras metas", declara Ortiz. "Ahora recuerdo el consejo que mi padre me dio en sus años y me digo: '¿Cómo le voy a inducir a un trabajo que, en realidad, es duro y que puede estar en otro sector mucho más cómodo y más a gusto?'". 

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