Este compacto y fornido perro de tamaño pequeño nace en Gales, en una propiedad llamada Sealy Ham House, propiedad del capitán del ejército John Edwardes, quien dedicó más de 40 años (1850-1891) en el desarrollo de su “raza perfecta”.
Aunque no documentó por escrito todo el proceso, sabemos que utilizó welsh corgi, west highland terrier, fox terrier de pelo duro y la ya extinta raza del terrier inglés blanco. Su propósito era crear un perro de caza menor muy resistente, con una mandíbula fuerte y un pelaje duro y grueso que le protegiera del frío de la campiña. Que fuera íntegramente blanco también fue un objetivo desde el principio, para poder distinguir al perro durante la cacería.
Tras el fallecimiento del capitán en 1891, varios entusiastas asumieron la tarea de continuar el programa de cría con el que había logrado avances significativos. El primer sealyham terrier fue presentado oficialmente en 1903, y en 1908 se estableció el primer club de la raza. Después de la Primera Guerra Mundial, la raza experimentó un notable aumento de popularidad a nivel internacional, atrayendo a figuras prominentes como Humphrey Bogart, Elizabeth Taylor, Gary Cooper, Alfred Hitchcock, Agatha Christie y miembros de la casa Windsor, quienes contribuyeron a consolidar su estatus y reconocimiento.
La presencia de los sealyham terrier ha caído de forma notable desde aquellas décadas de esplendor del siglo pasado y actualmente se encuentra reconocido como Raza Nativa Vulnerable de Extinción por el Kennel Club, con apenas un centenar de nacimientos al año. Para considerar a una raza en buen estado de salud y con una población estable, los nacimientos anuales deben estar entre 300 y 500 ejemplares.
En la recientemente celebrada Exposición Canina Nacional en Estados Unidos, cuya final coincide con el Día de Acción de Gracias, el best in show, o mejor de la exposición, ha recaído en Stache, un sealyham terrier de 3 años.
Cariñosos en el entorno hogareño, e intrépidos y valientes en el exterior
Un ‘sealy’, como se les llama de forma corta y coloquial, reúne dos caras en un perfecto equilibrio. Una de las razas más fuertes y resistentes entre todos los perros de tamaño pequeño, intrépido y tenaz en cualquier actividad que participe, son también compañeros muy dulces en la convivencia. Debido a esta naturaleza tan adaptable, son perros compatibles para un entorno rural o urbanita.
En al convivencia con niños pequeños u otros animales, necesitan una socialización adecuada y supervisión por parte de los adultos. Tienen un marcado instinto protector. Como buenos terriers, en el entrenamiento pueden resultar algo tercos, pero nada que no se solucione mediante el refuerzo positivo y la constancia.
La salud de los sealy es mayoritariamente sana, exceptuando los problemas de diversidad genética a los que se enfrenta actualmente la raza ante la falta de ejemplares y que suele conllevar el llamado ‘síndrome del semental’ (la utilización de los mismos machos para reproducirlos repetidamente, y con ello la peligrosa endogamia y sus consecuencias genéticas).
El pelo de los sealyham terrier es duro y áspero, con una doble capa que les protege de las inclemencias del exterior. Su mantenimiento, por consiguiente, requiere acudir a peluqueros caninos profesionales familiarizados con las técnicas destinadas al cuidado de los perros de pelo duro, como el stripping. El estándar del sealyham terrier solo admite el color blanco total o blanco con manchas en las orejas y en la cabeza.
Para ampliar información sobre la raza o conocer a los criadores legales presentes en España, se puede contactar con el Club Español de Terriers, entidad colaboradora de la Real Sociedad Canina de España.
Sugerimos que se valore la adopción responsable y hoy presentamos a Wiro, que se encuentra bajo la gestión de Adayra Adopciones.
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