¿Sabías que también existen razas caninas en peligro de extinción? Motivos y programas para su recuperación y conservación

  • Han desaparecido muchas razas a lo largo del tiempo y otras están en programas de conservación para evitarlo.
El retriever de pelo rizado está en peligro de desaparición.
El retriever de pelo rizado está en peligro de desaparición.
Mattias Agar, Flickr, CC BY-SA 2.0
El retriever de pelo rizado está en peligro de desaparición.

La definición más popular —y errónea para los expertos— del término biodiversidad es el conjunto de formas de vida que están en el planeta. Eso incluye a todo tipo de animales terrestres y marinos desde insectos, arácnidos, anfibios, aves y humanos, hasta flores, árboles, hongos o zooides como los corales

También los perros forman parte de la biodiversidad. Esta simplificación llevada al extremo no llega a acercarse al verdadero y complejo significado del término biodiversidad, que abarca varias dimensiones, desde la diversidad de ambientes y especies hasta la genética. A causa, de hecho, de la complejidad de este concepto que incluye diferentes escalas, aunque todas las razas de perros se consideran una sola especie, su diversidad fenotípica y genética hace que podamos considerarlas, individualmente, como parte de la diversidad biológica.

Pongamos como ejemplo a las aves: hay millones de ellas en el mundo pero, sin embargo, el urogallo cantábrico está en peligro de extinción. El urogallo cantábrico es solo una población de una especie que se encuentra en otros lugares de Europa y que no están bajo la misma categoría de amenaza que nuestra población autóctona. Esta misma condición se puede dar entre poblaciones de perros de una raza específica y su conjunto de características únicas.

En general, el concepto de “peligro de extinción” hace referencia a la situación en la que se encuentra una especie y cuya supervivencia es poco probable si se mantienen los factores que están provocando el descenso de su población. Se trata de una herramienta muy útil y necesaria en la conservación de la biodiversidad para registrar cuántos ejemplares hay de cada especie que conocemos y su estado de salud. 

En el caso de encontrar que alguna especie inicia un declive alarmante por las razones que sean, podremos establecer los programas adecuados de investigación, ayuda y protección, para evitar dicha desaparición. Aplicar esta categoría a una especie o subespecie silvestre dependerá de los criterios que establece la legislación nacional y autonómica, normativas comunitarias y sistemas como la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

En el caso de los perros domésticos (Canis lupus familiaris) y sus razas, el estudio poblacional lo llevan a cabo los organismos cinólogicos, nacionales e internacionales, que se encargan del registro de nuevos cachorros o camadas y expedir los pedigrís. Gracias a este método, pueden llevar un control de la reproducción de ejemplares y la inscripción en sus registros de cada cachorro de cada una de las razas a lo largo del año.

Uno de estos organismos caninos, el Kennel Club inglés, dice en la página dedicada a sus razas en situación vulnerable, que “algunas de nuestras razas [autóctonas] tienen una población tan baja que son completamente irreconocibles para el público británico”.

En el mundo, y que dispongamos de registros escritos y visuales, hemos perdido más de 50 razas caninas que en su momento gozaron de enorme popularidad. Desde el tesem egipcio, un perro de caza muy numeroso en pinturas del Antiguo Egipto, pasando por el antiguo bulldog inglés, que está tras la mayoría de razas terrier de tipo bull actuales o el, otrora famoso, alaunt medieval, perro de caza, guardia y guerra de tipología similar a los molosos. 

Cómo se produjo la extinción de estas razas es un misterio, aunque es probable que no se tratara de una causa repentina y rápida que les hiciera desaparecer de un día a otro sino que se debiera, de forma paulatina, a los diversos cruces que se fueron realizando y que terminaron diluyendo las características principales que las hacía únicas, derivando en nuevas razas. 

Otra causa, sin duda, y es la que principalmente afecta a las razas modernas hoy en día junto al desconocimiento, es porque han perdido su funcionalidad primaria, y al no tener ninguna utilidad para el ser humano, su demanda se reduce hasta desaparecer ante la falta de interés.

En el mencionado Kennel Club tienen 31 razas autóctonas británicas e irlandesas bajo observación y con programas destinados a evitar su extinción. Para añadir una raza a su listado de Razas Vulnerables su registro debe ser inferior a 300 nuevos ejemplares al año. Algunas de ellas se encuentran en una situación realmente dramática, como el harrier, una raza británica cuyo origen se remonta al siglo XI y que, al igual que las otras que hemos mencionado, en su mejores tiempos se trataba de una estimadísima raza para las cacerías, pero que en el año 2021 tuvo un registro de tan solo 38 cachorros. 

En Estados Unidos, pese a no existir un listado oficial de razas vulnerables o en peligro de extinción, también tienen numerosas razas autóctonas que se encuentran en esta situación, con el ejemplo más actual del dingo americano o perro de Carolina, que ha saltado a la fama gracias a la película Predator: La presa, y la presencia en pantalla de Coco, la hembra de dingo americano que acompañaba a la protagonista durante la aventura. Esta raza nativa, que acompañaba a los comanches por las Grandes Llanuras en el siglo XVIII, resultaba toda una desconocida a casi todo el público norteamericano hasta el estreno de esta película, pese a que llevaban, desde los años 70 del siglo veinte, bajo programas privados locales de censo y recuperación de la raza que ha permitido su supervivencia a duras penas. 

En el conjunto total de los países que integran Europa tampoco disponemos de un listado general de razas caninas en peligro de extinción, pero sí a nivel nacional como es el caso de España y la Real Sociedad Canina, que establece sus propios parámetros para incluir algunas de nuestras razas en la categoría de peligro de extinción.

Los donggyeongi coreanos, los jonangi o perros sin pelo de la India, el collie de pelo corto escocés, el pastor de Karst turco o nuestro perro de agua del Cantábrico son solo unas pocas razas de las muchas que, a lo largo de todo el mundo, corren el riesgo de desaparecer si no se ponen medidas adecuadas. 

Para ayudar a su conservación podemos considerar, a la hora de comprar un perro, informarnos sobre las razas menos conocidas o de las que no hemos oído hablar, en lo que nos pueden ayudar las asociaciones caninas establecidas en nuestro país. Estas razas pueden encajar perfectamente en nuestro estilo de vida e incluso más de las que se adquieren por moda y que acaba, de forma irremediable, causando graves consecuencias de cría irresponsable, compraventa ilegal y abandono.

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