Helena Resano Periodista
OPINIÓN

El Informe Pisa, tres años después

Informe PISA.
Informe PISA.
HENAR DE PEDRO
Informe PISA.

Vaya por delante que, más de tres años después, que nos vengan con los resultados de lo que pasó es un tanto surrealista. Sobre todo, si lo que quieren es demostrarnos que las cosas no se hicieron bien. Si quieres dar ejemplo, hombre, haber sido un poco más ágil en obtener los resultados de cómo afectó la pandemia a nuestros hijos, a nuestros estudiantes. Presentar un informe sobre el rendimiento académico de los estudiantes con tanto retraso no es de recibo.

En cualquier caso, los datos evidencian lo que siempre intuíamos: que ese confinamiento les iba a pasar factura. Y así ha sido. Han caído en comprensión lectora, en matemáticas, en ciencias. Lo han notado sobre todo los alumnos de 15 años, a los que les pilló el cambio de ciclo, pasando de primaria a secundaria, todavía sin saber cómo afrontar ese nuevo periodo, cómo habituarse a ese nuevo sistema, piensen que muchos acababan de dejar el colegio y habían pasado al instituto.

Lo único bueno de ese informe que conocimos ayer, el famoso y temido PISA, es que, a los estudiantes españoles, no les fue tan mal como a los islandeses y los de los países nórdicos. Acostumbrados a tener resultados excelentes en materias como matemáticas o ciencias, en este nuevo informe, el primero tras la pandemia, se han dado un buen batacazo. De hecho, los estudiantes españoles les superan en algunas materias.

Si nos fijamos por comunidades, el estudio demuestra las grandes diferencias entre unas zonas y otras. El retraso que llevan estudiantes de comunidades como Canarias con respecto a estudiantes de su misma edad y su mismo curso de la península. A la cabeza en este estudio Castilla y León, Asturias o Cantabria. Por conocimientos y resultados llegan a sacar un curso entero a compañeros de Melilla o Ceuta.

La conclusión a la que llegamos viendo los resultados de aquí y del resto de países es que el aislamiento de aquellos meses les afectó a su capacidad de comprensión, a su capacidad de concentración y también de motivación. Estudiar desde casa, a través de las pantallas, les desconectó del aprendizaje. Lo sabíamos, lo intuíamos. Había que tener muchas ganas de encender la Tablet o el ordenador para dar clases de matemáticas cuando no había ningún aliciente en ello. No ibas a ver a tus compañeros, no ibas a compartir experiencias. Seguías en la misma habitación. Sin salir de casa. Y, muchos, admitámoslo, sin quitarse ni siquiera el pijama.

Esperemos que esto no vuelva a pasar. Que no tengamos a nuestros hijos meses encerrados sin poder ir al colegio o el instituto. Pero si volviera a pasar, tomemos nota de lo que podemos mejorar para que no suponga un retroceso en el aprendizaje de nuestros hijos. Para que no jueguen en desventaja.

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