Rafa Nadal se regaló este lunes una oportunidad más en el Mutua Madrid Open tras superar un agónico partido de más de tres horas ante Pedro Cachín (6-1/6(5)-7/ 6-3), rival más duro de lo esperado en otra tarde de leyenda para el balear. El duelo tuvo de todo, brillo y mucho sufrimiento de Rafa en otra de esas tardes de tenis que quedarán por siempre en la retina de los espectadores, tres sets de espectáculo y batalla de un hombre siempre dispuesto a una remontada más.
El partido arrancó mejor de lo que el propio Rafa podría esperar. Certero en sus golpeos y ante un rival poco incisivo, llegó al primer descanso con una rotura de servicio a favor. El argentino no estaba nada acertado en sus ataques y el partido entró en un ritmo perfecto para Nadal, lento y de peloteos seguros en los que coger el tono que necesita su tenis tras tantos meses fuera de las pistas.
A velocidad de crucero consiguió el doble break, ventaja irrecuperable por parte de un Cachín que probó, ya sin la presión inicial, a soltar un poco la mano. Algunos golpes dejó en la abrumadora sentencia del primer set (6-1) premonitorios de lo que estaba a punto de ocurrir en la Pista Central Manolo Santana de la Caja Mágica.
Cachín, totalmente recuperado de la paliza de tenis recibida en 47 minutos, sorprendió a Rafa y a las 12.500 almas de las gradas con una rotura de saque inicial. Fue el punto de partida de un set en el que emuló al español para ponerse con 4-1 arriba, varapalo para un Rafa temeroso de no poder seguir más allá de un segundo set muy exigente.
Además del paso adelante de Cachín, Rafa demostró que su tenis no está afinado aún como para competir duelos tan ajustados. Las imprecisiones no cometidas en el primer set florecieron en sus golpeos, incluso en ese revés cruzado mortal para Álex de Miñaur en la ronda previa.
Pese a todo, espoleado por la grada y por la confianza en el trabajo de los últimos meses, Nadal inició una de sus habituales 'remontadas milagro' para colocarse 3-4 en el marcador y luego volver a escalar con todo en contra hasta el 5-5. El partido estaba loco y la presión era demasiado para ambos. Prueba de ello fue el desenlace, pues ambos cedieron su saque para llegar a un tie-break que Rafa también dejó a medio remontar.
La incertidumbre en la tercera manga era total. ¿Estaba preparado Rafa para seguir al mismo ritmo? Era la duda que asaltaba entonces a toda la tribuna, temerosa de asistir a la última derrota de Rafa o peor, a una retirada por alguna molestia física.
Ninguna de las hipótesis se cumplió. Siempre es difícil acertar con Rafa y más en una tarde en la que parecía dispuesto a dejarlo todo por un partido más en Madrid. Entonces, para acallar las dudas, arrancó la tercera manga exactamente igual que la primera, con un break para llegar al primer descanso con ventaja (2-1).
El marcador era el mismo que en su arranque fulgurante, aunque no mostraba el mismo brío su tenis. Cachín apretó de nuevo para romper el saque del español e igualar el encuentro, momento en el que Rafa sacaría toda su furia tenística a relucir.
Con su hijo como testigo, Nadal se despojó de la presión y la precipitación en su juego para volver a conectar puntos de ensueño. Cachín, atónito ante el enésimo resurgir de un rival al que nunca antes había sufrido en sus carnes, tan solo lograría un juego más en un encuentro cerrado por Nadal con toda la contundencia que le faltó en el segundo capítulo del partido.
El público, pletórico otra tarde más, entonó el grito de "Rafa, Rafa" en una ovación que celebraba la oportunidad de verle una vez más en pista. Nadal se verá las caras ante Lehecka en la central por un puesto en cuartos, un premio totalmente inesperado para un Nadal que se veía fuera de cuadro antes de su cruce con Álex de Miñaur. El cuadro es benévolo, su cuerpo decidirá si 24 horas son suficientes para recuperarse bien. Ahora todo vuelve a ser posible con Rafa Nadal en una pista de tenis.
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