La sequía se sigue cronificando a pesar de las borrascas: "La solución va mucho más allá de que esté lloviendo 30 o 40 días seguidos"

La "alarmante" sequía deja los embalses a la mitad: imagen del pantano de Rialb.
El embalse de Rialb, en Cataluña, gravemente afectado por la sequía.
MIQUEL TAVERNA
La "alarmante" sequía deja los embalses a la mitad: imagen del pantano de Rialb.

Hay una palabra que se repite constantemente cuando se habla de España: sequía. Un problema cuya imagen más característica son los suelos resquebrajados que presentan a día de hoy numerosos embalses repartidos por el territorio peninsular. Las lluvias del último mes, que se ha convertido en el tercer octubre más lluvioso del siglo XXI, han conseguido remontar un poco la situación. La reserva hídrica supera ya de nuevo el 40% de su capacidad desde hace dos semanas, pero su estado sigue siendo alarmante porque las precipitaciones son insuficientes. 

"La solución a este problema va mucho más allá de que esté lloviendo 30 o 40 días seguidos", explica a 20minutos José Damián Ruiz Sinoga, catedrático de Geografía Física en la Universidad de Málaga: "Seguimos estando en niveles por debajo de años anteriores, unos niveles mucho más bajos de lo que corresponde".

Los expertos ponen el foco así en que, aunque llueva, tendría que hacerlo de manera muy considerable para poder hablar del fin de este problema. En Málaga, región donde la crisis hídrica está asfixiando algunas comarcas que viven desde hace meses numerosas restricciones, se calcula que para atajar este problema tendría que llover "tres o cuatro veces más" de lo que cae ahora. "Es algo impensable" indica Sinoga. 

Lo mismo considera Leandro Del Moral Ituarte, experto en gestión del agua y catedrático de la Universidad de Sevilla, quien aclara a este diario que los próximos meses tendrían que tener "aguas muy abundantes" para que la sequía se fuera resolviendo. "Se necesita que este año hidrológico sea especialmente lluvioso para que se recuperen; lo más probable es que algunos embalses continúen bajando", señala. 

Una sequía más duradera

Ambos expertos se muestran cautos a la hora de prever qué pasará en las próximas semanas con el estado de las cuencas hidrológicas y la llegada del invierno, momento que suele ser óptimo para los embalses. "Es muy difícil sacar la varita mágica y plantear qué va a pasar" afirma Sinoga, pero los dos aseguran que este escenario "no se va a solucionar" en el futuro cercano y señalan al cambio climático como el causante. 

"Siempre ha habido ciclos de sequía, pero una de las características del actual es que se junta con características excepcionales como las temperaturas, que son más altas. Con ello aumenta la evaporación y no corre el agua", explica Ituarte. "Todos los modelos que se van plantando con el cambio climático se vienen cumpliendo: fenómenos más extremos, temporales, borrascas, temperaturas más elevadas... y esto se traduce en que las sequías pueden ser también más duraderas y extensas en el tiempo", añade. 

"Los escenarios del cambio climático nos indican que será peor", afirma en el mismo sentido Sinoga, quien explica, además, que es perjudicial que el agua llegue a los embalses a través de lluvias torrenciales: "El agua llega de una forma muy brusca, arranca el suelo, la vegetación, los troncos, es la situación menos deseada de todas porque el agua se convierte en barro. El embalse sube un poco su nivel, pero no se ha resuelto en absoluto el problema porque el agua no se ha infiltrado en el suelo y no ha llegado de forma subterránea a los embalses". 

Cambiar nuestro modelo hídrico

Para paliar la situación, los dos coinciden en que es necesario desarrollar nuevas estrategias sobre el consumo del agua y cambiar el modelo que hemos desarrollado en España. "Hay una gran batería de medidas más estructurales: construir más embalses, reducir las pérdidas en las redes de abastecimiento, reutilización de las agua residuales, etc, pero lo urgente es tomar una serie de medidas en el control de la demanda, sobre todo en el sector agrícola", expone Ituarte. 

Entre estas nuevas acciones, señalan, se incluye centrar la atención en los cultivos de regadío, el cual se calcula que absorbe el 80% de los recursos hídricos y sigue presentando una demanda al alza por la puesta en marcha, cada vez más, de cultivos como el aguacate o el mango, frutas en auge durante los últimos años. 

"Estamos consumiendo más agua de la que tenemos", afirma Sinoga sobre este aspecto, quién apuesta porque las autoridades midan y cuantifiquen el potencial de agua del que se dispone y actúen en consecuencia: "Agua de la lluvia; agua de embalses; agua que podamos producir y agua que podamos desalinizar. La suma de todos ellos es lo que deberíamos tener como línea roja para organizar las actividades políticas, económicas y sociales en torno a ello". "No se han tenido en cuenta todas estas cosas y vamos a tener un problema muy serio", declara este catedrático de Málaga.

Niveles "de emergencia" 

La situación, por el momento, es ya desesperante en varios territorios del sur peninsular y de Cataluña. En esta última Comunidad, la Agencia Catalana del Agua ya ha confirmado que Barcelona entrará en situación de emergencia a finales del mes de noviembre o a principios de diciembre, motivada por los pobres registros que almacenan las cuencas internas de la región, en el 19% de su capacidad, su peor dato histórico. 

En esta provincia se pretende reducir el consumo por habitante en el ámbito doméstico a los 200 litros al día, un 15% menos de lo habitual. Se tomarán también medidas para prohibir el riego urbano, tanto de jardines públicos como privados, y se producirán a su vez cortes en el consumo del agua industrial. Y esta es la misma situación que están viviendo municipios andaluces desde hace más de un año: restricciones importantes en el riego y cortes prolongados en el consumo de agua, especialmente durante la noche.

"Ya estamos en una situación paliativa", expone Sinoga sobre el momento actual: "Cuando tenemos que llegar a estos niveles significa que ya hemos pasado todas las líneas rojas". Ituarte, por su parte, también considera que llegar a estos niveles es alarmante, aunque de la misma forma valora que por fin existan planes de acción preestablecidos: "Según los indicadores se pasa de un nivel a otro, así se evitan conflictos sobre la toma de decisiones, lo que ayuda a mejorar su gestión". 

Sin embargo, a pesar de las estrategias, el problema sigue agudizándose y la sequía no parece remitir: "Nuestros políticos nos están ocultando que no tenemos qué beber como esto sea así", sentencia Sinoga sobre el futuro al que nos enfrentamos, "hay que reflexionar seriamente; deberíamos haberlo hecho ya hace 20 años". 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento