Las barreras para registrar a un hijo nacido sin vida: "No es una criatura abortiva, es mi bebé"

Mireia Hernández y Fran Lujón posan con el documento en el que consta el nombre de su hija nacida sin vida y de ambos progenitores.
Mireia Hernández y Fran Lupión posan con el documento en el que consta el nombre de su hija nacida sin vida y de ambos progenitores.
Miquel Taverna
Mireia Hernández y Fran Lujón posan con el documento en el que consta el nombre de su hija nacida sin vida y de ambos progenitores.

Con el cuerpo aún convaleciente del parto y con el corazón destrozado por la muerte de su hija horas antes de nacer, Mireia Hernández acudió junto a su pareja, Fran Lupión, al registro civil de Esplugas Llobregat, Barcelona. Solo buscaba un pequeño alivio que le permitiera afrontar el duelo: que su hija, nacida sin vida, quedara registrada con un nombre propio, Greta, y no como "feto abortivo de Mireia Hernández".

"Sabíamos que la normativa no estaba aprobada aún, pero les dijimos que se estaba haciendo en otros registros civiles, pero la mujer del mostrador nos contestó de primeras que no se podía hacer porque nuestra hija era un feto", declara Hernández, de 39 años, tres años y medio después de su trágico primer parto. "Soy muy de contestar, pero solo me salió decirle: 'Hombre, feto… con 40 semanas de gestación, yo creo que es un bebé'".

"La mujer del mostrador nos contestó de primeras que no se podía hacer porque nuestra hija era un feto"

La posibilidad de registrar a los nacidos sin vida con más de 180 días de gestación (seis meses) con un nombre en el Registro Civil, aún sin ningún efecto jurídico, fue aprobada en 2011 con el fin de dar un trato más humano a los progenitores, que hasta entonces tenían que pasar por el trago de tener que registrarlo en un documento conocido como "legajo de abortos", también llamado "hoja rosa".

No obstante, la nueva norma casi nunca se aplicó después de 2011 al no existir un documento adaptado a esta circunstancia específica, por lo que la hoja rosa siguió en vigor en la práctica. Esto cambió el pasado verano, cuando una modificación legislativa aprobó un nuevo modelo (el 9bis), que incluía un campo para el nombre del nacido sin vida, cambiaba términos técnicos como criatura abortiva o feto por otros menos hirientes para las familias y permitía incluir los datos del padre u otro progenitor. El legajo de abortos pasó a denominarse documento de nacidos sin vida tras los seis meses de gestación.

La normativa tiene carácter retroactivo y las familias cuyo bebé nacido sin vida fuera inscrito en el legajo de abortos tienen un plazo de dos años para acudir al registro civil y solicitar que se haga el cambio de documento. Muchos, sin embargo, están encontrándose con incomprensión y pocas facilidades a la hora de hacer el trámite.

"El nuevo documento lleva dos meses aprobado, pero nos estamos encontrando con que los registros civiles están maltratando a las familias. La mitad no lo saben hacer y es como si las familias estuvieran por delante de la legislación y los profesionales", declara Montse Robles, presidenta de la Federación Española de Duelo Gestacional, Perinatal y Neonatal (Fedup).

"Las familias están yendo con toda la prisa del mundo a los registros porque para ellos significa muchísimo aunque no suponga nada más que tu tienes un papel que, en vez de que tu hijo esté registrado en un sitio con un nombre horroroso, está registrado en un sitio en el que pone nacido sin vida y tiene sus apellidos y tiene el nombre de su papá en lugar de 'feto de'", explica Robles. "Para los padres tiene un valor grandísimo y está alegrando a muchas familias y está haciendo mucho bien".

"Para los padres tiene un valor grandísimo y está alegrando a muchas familias y está haciendo mucho bien"

Hernández dio a luz a lo que, a todos los efectos, para ella es su segunda hija, dos años y un mes después del parto de Greta. Una amiga le pasó la noticia de que se había aprobado finalmente el nuevo documento. "Me emocioné y todo, dije: 'Qué bien poder ponerle nombre y poder sacarla de ese libro de los horrores'", declara, por teléfono, de regreso precisamente del Registro Civil de recoger el nuevo documento de nacido sin vida donde aparece el nombre de su hija y el del padre, bajo la extraña fórmula de "quien se declara padre".

"Mejor esto que nada pero es muy mejorable", afirma Hernández, que desearía que el nombre de su hija nacida sin vida apareciese en el libro de familia. "Cuando nos casamos, nos dieron un libro de familia físico e inscribí a mi hija como primera hija a mano, ¿Por qué narices no pueden ellos inscribir a mi hija y poner que nació, aunque fuera sin vida? Yo la di a luz, y parí igual que parí a la segunda, con una cesárea, no desapareció de golpe de mi cuerpo".

La importancia de lo simbólico

Asociaciones como Fedup están logrando concienciar sobre el duelo perinatal, el proceso muchas veces incomprendido para superar la muerte de un bebé antes de su nacimiento. Este domingo 15 de octubre es el día internacional para concienciar sobre la muerte perinatal, que los expertos suelen definir como la que se produce desde la semana 22 de gestación hasta los 28 días después del parto. En España mueren cada año alrededor de 2.000 bebés en este periodo, según datos publicados por la Asociación Umamanita.

Como explica Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Catalunya, "se trata de una situación en la que ni la madre ni el padre han podido siquiera interactuar con el bebé, en el caso de la muerte intrauterina, o en la que la interacción ha sido muy escasa. Además, en muchas ocasiones no hay rituales como en la muerte que se produce en otras franjas de edad". "Por otro lado, existe una parte social que deslegitima ese duelo", indica.

Noemi Estopá, junto a su marido, Jesús Torres, en una fotografía cedida por la familia.
Noemi Estopá, junto a su marido, Jesús Torres, durante el embarazo de Noa, en una fotografía cedida por la familia.
CEDIDA

Noemí Estopá, de 33 años, esperaba a su primera hija tras algo más de seis meses de embarazo. Todo iba bien, pero un día notó que se movía menos. Al acudir a la clínica a una revisión les dieron la noticia de que había muerto. "El médico me dijo que ahora yo eral lo más importante y que… no sabía ni cómo decírmelo, pero vengo de a rama de sanidad y yo lo sabía: 'Tengo que parirlo'".

Su hija nació sin vida por medio de una cesárea el pasado 26 de abril. En los días posteriores, ni ella ni su pareja, Jesús Torres, de 29 años, quisieron ver a nadie, ni siquiera a su familia. "Para mí, salir a la calle era terrible, no podía ni respirar", recuerda Estopá. El día del parto, recuerda haber firmado "muchísimos papeles" sin tener claro lo que era. "Firmas por inercia y respiras por inercia, no eres capaz de asimilar todo lo que ha ocurrido y todo el proceso por el cual tienes que pasar y, luego, la burocracia, que es lo terrible y donde menos empatía hay".

Cuando, por fin, fue capaz de salir de casa. Estopá buscó aferrarse a lo simbólico que pudiera permitir tener algún recuerdo del bebé nacido sin vida que, aunque se pusiera en duda, para ella era su hija Noa. Primero recuperó sus huellas del registro civil y le hizo una foto "temblando" a la famosa hoja rosa. Cuando salió el nuevo modelo, pidió cita en el registro de Castellón y comenzó su odisea para lograr el documento de nacido sin vida.

"En muchas ocasiones, no acaban de entender que para ti es muy importante que, aunque que sea un un papel, no quiero que aparezca como criatura abortiva, para mi es mi bebe", explica Estopá, a la que la funcionaria admitió que no sabía cómo hacer el trámite por falta de información. Tras poner una queja y tener que insistir durante semanas, hace unos días recibió la ansiada noticia: los papeles estaban listos en el registro y el nombre de Noa podría ser incorporado al documento de nacidos sin vida junto al de sus dos progenitores.

"Es totalmente simbólico, pero es muy importante en nuestros procesos, porque, al final, lo que nosotros reclamamos es que sí que hemos sido madres"

"Noa siempre va a ser de nuestra familia. Que alguien la reconozca, aunque no tenga efectos jurídicos, porque no los quiero, pero el simple hecho de poder poner en un papel el nombre de mi hija y nuestros nombres como sus padres para mi es satisfacción", explica Estopá. "Es totalmente simbólico, pero es muy importante en nuestros procesos, porque, al final, lo que nosotros reclamamos es que sí que hemos sido madres, porque siempre nos estamos justificando porque, vale, nuestro hijo ha muerto, pero hemos pasado por un parto y por un postparto".

Falta de empatía

Nereida Vecino perdió a su hija el mismo día del parto, tras 40 semanas y cuatro días de gestación. "Es lo peor que te puede pasar como familia, lo único que pensaba es que era una pesadilla", declara Vecino sobre el momento en el que le confirmaron que su hija Eyra iba a nacer sin vida hace 15 meses. "Había gente que me decía que, cuando hablaba al día siguiente, estaba súper fría, como si hubiera pasado hace años, yo creo que era porque no me lo creía".

Nereida Vecino y su marido, durante el embarazo de Eyra, en una imagen cedida por la familia.
Nereida Vecino y su marido, durante el embarazo de Eyra, en una imagen cedida por la familia.
CEDIDA

Lo más duro, a pesar de todo, vino después, con lo que Vecino describo como una "falta de empatía" por parte de algunos funcionarios de la Administración. "Al llamar a la Seguridad Social para preguntar por las bajas de paternidad, a mi marido le dijeron que no tenía derecho 'porque no había sido padre'", relata Vecino. "En octubre fui al registro de Barcelona para ponerle el nombre y me trataron súper mal, fui yo sola y me dijo la mujer que no entendía la manía de ponerle un nombre a un bebé muerto que ni siquiera había nacido con vida. Me dio un ataque de ansiedad y no pude contestarle, me quedé en blanco. Solo me pude echar a llorar".

Tras el cambio de normativa, Vecino acudió al registro para obtener el documento de nacido sin vida, pero el trato de los funcionarios, según denuncia, no fue mucho más comprensivo. "Hay comentarios que sobran, yo no digo que nos traten de forma especial, pero que no nos traten mal", se lamenta Vecino. "He notado una falta de empatía en el registro, el hombre nos decía que él era padre y nos entendía perfectamente porque su hijo nació mal y no, no me entiendes porque tu hijo lo tienes aquí. Solo te estoy pidiendo que me trates como una persona normal con educación y que intentes no hacer comentarios que nos pueden hacer más daño, no des tu opinión cuando no has pasado por ello".

Con todo, y aunque las familias seguirán reivindicando que sus hijos nacidos sin vida puedan ser incluidos en el libro de familia, el nuevo documento está logrando dar cierta paz en medio del luto. "Cuando recibí el email y, en un documento oficial del registro civil, ves el nombre de tu hija que consta como tu hija, claro que ayuda”, explica Vecino. “Obviamente que no te la devuelve, no te la da, no te la deja aquí, pero te dan una validez como madre y, solamente reconocer que ese bebe ha existido, ayuda y ayuda muchísimo".

REPORTAJES QUE TE PUEDEN INTERESAR:

Si quieres contactar con 20minutos o realizar alguna denuncia o alguna corrección sobre algún tema, puedes enviarnos un mail a zona20@20minutos.es. También puedes suscribirte a las newsletters de 20minutos para recibir cada día las noticias más destacadas o la edición impresa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento