Españoles y portugueses saltan la 'raya' en su batalla contra la inflación: "Muchos vecinos cruzan la frontera para tener aceite barato"

Frontera entre la localidad pontevedresa de Tui y el pueblo portuguès de Valença do Minho.
Frontera entre la localidad pontevedresa de Tui y el pueblo portuguès de Valença do Minho.
Europa Press
Frontera entre la localidad pontevedresa de Tui y el pueblo portuguès de Valença do Minho.

La inflación no da tregua a ciertos bienes básicos para el consumidor, que se las ve y se las desea para adquirirlos a un buen precio. La gasolina, por ejemplo, si bien ha dado un muy ligero respiro en la última semana, se paga a un precio más alto del que marcaba cuando el Gobierno la bonificó en los surtidores, mientras el aceite continúa con su drástico aumento.

En las localidades españolas fronterizas con Portugal se da ahora un extraño caso porque apenas unos kilómetros tienen un gran impacto en el bolsillo. Marga, propietaria de una tienda de alimentación en Cedillo —un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres de 432 habitantes fronterizo con Portugal— relata que en el país vecino el aceite está más barato que aquí, en torno a los siete euros. La consecuencia es obvia: "Yo trabajo en la tienda con un aceite español de la mejor calidad, pero muchos en el pueblo aprovechan para comprarlo allí". 

La frontera luso-hispana, también conocida como "la raya", de 1.214 kilómetros de longitud, es la más larga entre dos estados de la Unión Europea. Las múltiples localidades limítrofes, llamadas "rayanas", comparten varios elementos históricos, culturales y económicos.

Los precios de los alimentos tienen, por lo general, un precio ligeramente más bajo en el país luso. Lo explica Nuno Cunha, ciudadano portugués que, por motivos personales, viaja del norte del país a La Coruña con frecuencia. "Las cosas en España son más caras porque los salarios son más altos. Pero tampoco noto que haya tanta diferencia", dice Cunha.  

Nuno Cunha, portugués que cruza habitualmente 'la raya'.
Nuno Cunha, portugués que cruza habitualmente 'la raya'.
Cedida

Las afirmaciones de Cunha se sostienen con datos: el PIB per cápita en España es de 28.280 €, mientras que en Portugal, esta cifra es de 23.530 € por persona. Del mismo modo, existen diferencias en los salarios. El salario medio español es de 28.360 € anuales, frente a los 21.606 € lusos; y el salario mínimo interprofesional llega a los 1.260 € al mes en territorio español, bastante más que los 886,70 € de Portugal.

Según los datos de agosto de 2023 el IPC era superior en Portugal, aunque muy ligeramente: un 3,7% frente al 3,5% de España. Aun así, Cunha reconoce un producto en concreto que es más barato en territorio español: la gasolina.

"La mayoría de los clientes son portugueses, vienen de forma habitual desde los pueblos de alrededor", cuenta a 20minutos un empleado de una gasolinera en la localidad onubense de Ayamonte, que hace frontera con Portugal en el sur de la Península. "El diésel está 15 céntimos (por litro) más caro en Portugal", dice otro profesional de la gasolina ayamontino, que añade que es totalmente normal ver "cómo llegan con bidones y los llenan". 

Son ciudadanos de Vila Real de Santo António o Castro Marim, localidades lusas limítrofes, los que suelen comprar diésel y gas en grandes cantidades. "Es evidente, porque alguien que está de paso no va a llevarse tanto", dice el segundo trabajador entrevistado. "Se llevan muchísimas bombonas de butano: en Portugal cuestan 29,75 y aquí solamente 15 €. Ahorran la mitad de lo que les costaría allí", cuenta.

La vida en la frontera

"La frontera, para nosotros, no existe", dice Beti Rey, periodista y locutora de la Radio Municipal de Tui, un pueblo del sur de la provincia de Pontevedra divido en dos por el río Miño: una orilla es española y la otra, portuguesa, llamada Valença do Minho. "Hay gente que se va a Valença a tomar un café, a su clase de inglés; mientras que hay otros portugueses que vienen a Tui a pasear al perro o comer fuera. Nunca pensamos que estamos yendo a otro país", dice por vía telefónica. 

Ante una modificación drástica de los precios, los ciudadanos de ambos lados del río cruzan el puente con total normalidad. Pero sí hubo un momento extraño donde el tránsito se paralizó por completo. "El cierre de las fronteras con la pandemia fue muy impactante. De repente, no podíamos reunirnos con nuestros vecinos, nuestros amigos o nuestros profesores", dice a 20minutos.

Sin embargo, la localidad extremeña de Cedillo presenta una anomalía única y sorprendente. A pesar de que tan solo se encuentran a 13 kilómetros del pueblo luso de Montalvao, la presencia de una central hidráulica de Iberdrola en el río Tajo obliga a los vecinos de Cedillo a hacer un rodeo de 120 kilómetros por motivos de seguridad. Cuando la central cierra, los fines de semana, sí que permite el paso por un puente a los ciudadanos de ambos lados de la frontera.

"Una conocida que vive en Portugal hace la compra en nuestro pueblo", dice Marga. "Pero, evidentemente, tiene que venir a recogerla los fines de semana. Se la dejamos aquí y viene a por ella". 

Nuno Cunha cuenta a 20minutos que, en los últimos años, las grandes diferencias entre España y Portugal se han ido diluyendo drásticamente. "Hace años, existían varios productos que solo podíamos conseguir de un lado u otro de la frontera. Me acuerdo de las frutas en almíbar, que no existían en Portugal. Pero, hoy en día, se puede conseguir de todo a un precio similar", dice Cunha, que observa que varios de los camiones que suministran a su supermercado habitual "tienen matrícula española".

"No lo termino de comprender del todo", confiesa. "Bastantes portugueses o españoles buscan ahorrar un poco en sus compras, pero con el precio del desplazamiento en coche ya no les compensa. No se dan cuenta", dice este ciudadano luso. Marga, de Cedillo, comparte la misma reflexión: "Muchos se van a la ciudad de Cáceres, pero gastan como mínimo 20 euros en gasolina. Salvo casos muy excepcionales, no tiene demasiado sentido".

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