La sequía se cronifica en España, pero no solo por el calor: "Hay zonas que pierden más de la mitad del agua antes de llegar a consumo"

Embalse de Belesar en el Río Miño, a 3 de agosto de 2023, en Lugo, Galicia.
Embalse de Belesar en el Río Miño, a 3 de agosto de 2023, en Lugo, Galicia.
Europa Press
Embalse de Belesar en el Río Miño, a 3 de agosto de 2023, en Lugo, Galicia.

El cambio climático es un hecho y la cronificación de la sequía en España también. Así lo han dejado claro en los últimos meses expertos de toda índole, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y, sobre todo, el récord de altas temperaturas. Este mismo viernes, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) anunciaba que habrá una tercera ola de calor los próximos días con la que se llegará hasta los 44 grados en algunas zonas del país. Pero, ¿es el calor el único causante de que las reservas hídricas del país estén al 42%?

Según Rubén del Campo, portavoz de AEMET, la sequía es algo habitual en la Península Ibérica y se va dado por temporadas, pero en la actualidad se enquista debido al récord de temperaturas. "Para los recursos hídricos no es lo mismo una sequía con altas que con bajas temperaturas. La temperatura se ha calentado 1,4 grados desde los años 60. Las temperaturas más altas se traducen en más evaporación y por tanto menos disponibilidad hídrica", explica.

Aunque no es el clima actual el principal causante de que hasta 600 municipios solo de Andalucía y Cataluña se encuentren en estado de emergencia con restricciones en el consumo del agua. La mala gestión de infraestructuras y acuíferos también lleva a la escasez. "La situación es mala porque no se están haciendo las tareas que se deberían hacer para asegurarnos de que el agua se utilice de la manera más eficiente posible y de que las infraestructuras están en la situación adecuada. Por ejemplo,  hay que empezar a recuperar acuíferos y esto supone intervenir la agricultura sí o sí", asevera Aitor Urresti, ingeniero especializado en Energías Renovables y profesor e investigador en Transición Energética en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Y ofrece un dato demoledor: "Hay zonas que pierden más de la mitad del agua antes de llegar a consumo".

Por su parte, Julio Barea, doctor en Geología, especializado en Hidrogeología, Ingeniería Geológica y Geología Medioambiental y miembro de Greenpeace, asegura que "nuestro país está condenado a sufrir sequías cada vez peores, y los datos científicos así lo corroboran desgraciadamente. Tenemos que hacer frente a la emergencia climática y tomar medidas. Es importante gestionar mejor la escasez de agua, reduciendo el regadío intensivo e industrial y adaptarnos a la nueva situación". "No se ha cambiado el modelo agrícola, no se están cerrando pozos y regadíos ilegales, se siguen autorizando crecimientos urbanísticos y turísticos como si no hubiera un mañana... desde hace años parece que en España sobrara el agua", añade. 

Indicadores de la sequía en España en 2023.
Indicadores de la sequía en España.
Ministerio de Transición Ecológica

En este sentido, Urresti tiene claras las medidas a corto plazo para paliar un problema que no es de ahora, pero que el cambio climático está empeorando: "Hay que revisar mucho toda la infraestructura que tenemos y que está relacionada con el ciclo del agua. Hay mucha conducción y canalización que tienen décadas de vida, muchas con fugas, y no se está interviniendo". Y como Baena, Urresti apunta al sector agrícola. "También debemos empezar a replantearnos sus usos. Por un lado el exceso de fertilizantes de la agricultura más industrializada y que provocan la contaminación de acuíferos y de cursos de agua.  Habría que intervenir con respecto a los niveles de contaminantes ligados a nitratos en el agua", afirma, para añadir que debería haber un planteamiento claro de política agraria. "Hay que elaborar un análisis de si el aumento continuo de la superficie de regadíos realmente está dando los beneficios económicos que se suponía o, por el contrario, hay que empezar a apostar por cultivos que requieran menos consumo de agua". 

"Que nos encontremos con esta escasez en zonas del norte ya es habitual y lo va a seguir siendo"

Según los documentos de elaboración de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) presentados por las Confederaciones Hidrográficas, el 44% de las masas de agua subterránea en España se encuentra en mal estado y la extensión de las 353 masas de agua subterránea en mal estado supera los 140.000 kilómetros cuadrados, lo que supone un impacto que abarca casi el 40% de la superficie total que ocupan en España.

En Cataluña, "se veía venir"

En cuanto a la emergencia en Cataluña, la primera de su historia, Urresti asegura que "era algo que se veía venir". El experto señala que "es verdad que tiene embalses importantes, sobre todo en Pirineos, pero todo el área metropolitana de Barcelona depende mucho de acuíferos que están en una situación muy complicada, con una reducción grande de su volumen, con entradas de agua marina y con la contaminación ligada a todo el uso agrario". Además, "los ríos catalanes están muy contaminados, por lo que la situación de emergencia no extraña". 

"Que nos encontremos con esta escasez en zonas del norte ya es habitual y lo va a seguir siendo", dice Baena, que además hace hincapié en que "las sequías se combaten cuando tenemos agua y esto de nuevo no se ha hecho. Toca gestionar la escasez desde la escasez". Y remata con ironía: "Solo nos queda esperar a que llueva y sacar al santo". 

Sequía en el Cantábrico 

Por otro lado, las previsiones a futuro son tan poco halagüeñas que las sequías en la zona del Cantábrico, donde más llueve, pueden ser un hecho real en poco tiempo. "Las previsiones son difusas, parece que seguirán aumentando las temperaturas también en esa zona y puede ser que descienda las precipitaciones", comenta Baean. "Lo que si sabemos es que la mitad sur de la Península tendrá un clima más parecido al del sur de Marruecos". Algo que confirma el portavoz de Aemet: "El IPCC considera que, en las próximas décadas, habrá más sequías en España y una expansión de los climas del norte de áfrica a nuestro territorio". 

Indicadores de escasez de agua en España en 2023.
Indicadores de escasez de agua en España en 2023.
Ministerio de Transición Ecológica

Urresti, por su parte, conoce más de cerca la realidad del norte y sabe que una sequía en la zona cantábrica no sería algo novedoso: "En Bizkaia ya tuvimos sequía en su día, hace una década. A raíz de eso se hicieron bastantes conversiones para aprovechar otros ciclos de agua que en esos momentos no se aprovechaban. Son infraestructuras que hasta el momento no han entrado en funcionamiento nunca, pero es una seguridad adicional". El ingeniero explica que "en la cuenca del Zadorra, Álava, hemos empezado la primavera con un déficit hídrico bastante grande y esta cuenca alimenta a todo Gran Bilbao. Aunque en Bizkaia en el régimen de lluvias no se haya visto tan afectado, en Álava sí y nos debería empezar a preocupar". Además, agrega que  "en las cuencas cantábricas ocurre lo mismo. Son muy pequeñas y  dependen mucho de un recurso pequeño. Es verdad que llueve mucho, pero ante la perspectiva que estamos viendo,  se tendría que empezar a hacer un planteamiento serio de cómo vamos a poder abastecer todas las necesidades de la sociedad con respecto al consumo de agua". 

Hay que plantearse otros consumos de agua, como en la industria o el ligado a la generación de energía y también hay que analizar el consumo de agua de boca

"Asumir la realidad"

Así pues, la sequía es un fenómeno habitual en España, la cronificación de la misma no debería serlo. En este sentido, tanto Baena como Urresti tienen claro que hay que cambiar los modelos agrícolas y renovar infraestructuras como soluciones a corto plazo, pero ¿para un futuro menos inmediato?

"Hay que plantearse otros consumos de agua. Desde el consumo en la industria, el ligado a la generación de energía y también hay que empezar a analizar el consumo de agua de boca", sentencia Urresti. "Si no empezamos a actuar habrá restricciones, no hay otra. Si no empezamos a restringir el consumo iremos a una escasez total y habrá que empezar a plantearse, por ejemplo, cortes selectivos horarios, una medida que funciona porque durante las horas que no se abastece las tuberías no pierden. Tiene un coste social muy importante y no será la primera".

Ahora mismo, las restricciones de agua de las distintas comunidades de España (Cataluña, Andalucía, Extremadura y Navarra) se centran en el sector agrícola, en lugares públicos como las playas o en piscinas privadas. 

Además, el ingeniero apunta a que "se debe recuperar todo lo que tiene que ver con la salubridad del agua de los acuíferos, porque la perdemos de manera continua, y hacer un planteamiento claro, más organizativo, cuál es la capacidad real de generación, la precipitación real en cada cuenca, cuáles son los consumos y ver cómo casamos ambos". Urresti también pone ejemplos de otros modelos, como la desalinización de aguas de mar o el planteamiento de restringir sus usos en función de la disponibilidad de agua de cara región. "Hay que afrontar la realidad climática. El fallo principal es no querer asumir la realidad y es algo que está pasando con todo lo que tiene que ver con el cambio climático. Las actuaciones que se están toando son escasas cuando las hay y van lentas". 

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