La campaña electoral más atípica: del récord de solicitudes de voto por correo y éxodo vacacional a los mítines en plena ola de calor

Ilustraciones de los cuatro principales candidatos.
Ilustraciones de los cuatro principales candidatos.
Henar de Pedro
Ilustraciones de los cuatro principales candidatos.

Los españoles han asistido en las dos últimas semanas a la campaña electoral más atípica que se recuerda en democracia. Por primera vez, el adelanto electoral obliga a 37.466.432 ciudadanos a votar un 23 de julio. Es decir, en pleno éxodo vacacional -en la misma fecha de 2022 se registraron 23,24 millones de desplazamientos- y en plena ola de calor. En consecuencia, se ha batido un récord en la solicitud del voto por correo: ha habido 2.622.808 peticiones, lo que supone un 94,71% más que en las elecciones generales de 2019. Además, las altas temperaturas -que han llegado a rozar los 40 grados en distintos puntos del país- han obligado a las formaciones políticas a rediseñar sus campañas.

La nueva cita electoral llega después de meses de tensión política y de unas elecciones autonómicas y municipales que salieron victoriosas para el PP. Así, cada partido ha hecho su propia lectura del adelanto electoral: el PSOE ha explicado que lo hace a cuenta de sus malos resultados en los comicios del 28-M y de su crisis con la coalición de Unidas Podemos -ahora se presenta bajo las siglas Sumar-. "Aquellos que me critican, si no lo hubiera hecho, me hubieran criticado igual", alegó Sánchez tras recordar que los gallegos y los vascos ya votaron en julio en época de pandemia; el PP y Vox, en cambio, acusan al presidente socialista de querer entorpecer los resultados desmovilizando al electorado.

Pese a las singularidades de la cita, la campaña electoral oficial siguió su curso, dando comienzo el pasado 7 de julio y finalizando este viernes 21, tal y como rige la ley electoral. Dos semanas en las que los candidatos -que tomaron un papel protagonista en las anteriores elecciones- han tenido que dar el doble para aguantar el segundo tirón, el definitivo, que no esperaban hasta finales de este año. De ahí que cada formación haya tomado su propio camino y haya diseñado su propia estrategia.

Por un lado, el candidato socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha protagonizado un tour mediático por platós de televisión, radios y cabeceras, dejando en un segundo plano la primera semana el tradicional formato mitin. La segunda semana de campaña se ha implicado más en lo que puede considerarse una campaña tradicional, pero apenas ha viajado a ocho ciudades en las dos semanas. Además, cuando lo ha hecho ha sido por la tarde, ya que las mañanas las ha dedicado a continuar con su función de presidente, acudiendo a la cumbre de la OTAN o a la de la UE-CELAC en Bruselas.

Por otro lado, se ha presenciado a un candidato popular omnipresente, que tan pronto desayunaba en una cadena de radio o televisión como viajaba en el mismo día a dos ciudades para ofrecer mítines. Feijóo ha visitado una veintena de municipios durante la campaña, además de conceder múltiples entrevistas. A diferencia del presidente socialista, el popular se ha negado a participar en un debate a cuatro -PSOE, PP, Sumar y Vox- sin que estén los socios de Sánchez, es decir, ERC, Bildu y PNV. 

Pese a que Sánchez haya invitado en varias ocasiones al popular a que participe en dicho debate, finalmente Feijóo no acudió al entender que no estaba compensado y que no reflejaba la realidad: que el caso de que el PSOE gane tendrá que apoyarse no solo en Sumar sino en los independentistas. Donde sí pudieron verse las caras los principales candidatos fue en el debate cara a cara de Atresmedia, donde Feijóo supo mantener el pulso a Sánchez, rompiendo así con las expectativas de triunfo que había vertido el PSOE sobre su candidato que, por cierto, canceló todos sus actos del fin de semana anterior para prepararse. Aquello fue un punto de inflexión, ya que tras el debate la mayoría de encuestas dieron un impulso al PP.

Del mismo modo, durante la campaña se ha visto a una Yolanda Díaz que ha aprovechado la ocasión para estrenar su nueva marca Sumar. Así, la candidata ha empleado la mitad del tiempo en hacer propuestas y el otro tiempo a arremeter contra Feijóo, llegando incluso a desempolvar la antigua fotografía del líder popular con un narcotraficante gallego. "Si Feijóo no tiene nada que ocultar, debería explicar su amistad íntima" con Marcial Dorado. 

Por último, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha tenido menos presencia en medios para tenerla más en redes sociales y ofrecer mítines en las calles. Durante esta campaña, la formación se ha mostrado crítica hacia el PP, a quien ha afeado que ofrezca al PSOE pactar que ambos se faciliten el gobierno a quien gane las elecciones para evitar que entren en el gobierno los extremos, es decir, Vox o Sumar. Este pacto que ha declinado el socialista desde un inicio es, a ojos de Abascal, una "amenaza a la construcción de una alternativa" que, además, hará que sean más complicadas sus negociaciones postelectorales. Pero Feijóo mira para otro lado, solo tiene puesta la mirada en una mayoría suficiente para gobernar solo y "para todos".

Las polémicas de la campaña

Durante la campaña se han sucedido diversas polémicas por parte de todos los colores políticos. Como ha sido el caso del expresidente del PP Mariano Rajoy, quien, con ánimo de aupar a Feijóo, acabó por generar críticas en contra del PP al decir que "la ley de bienestar animal y la ley trans son temas que a nadie le importan". Claro que también llovieron las críticas hacia Yolanda Díaz por proponer que el Gobierno dé 20.000 euros a todos los ciudadanos que cumplan 18 años para emprender o formarse.

Asimismo, la tensión ha crecido en torno al independentismo. Después de que el PP haya afeado al PSOE sus pactos con ERC y Bildu, Oriol Junqueras ya ha advertido de que subirá el precio a Sánchez y que forzarán "dos referéndums de autodeterminación simultáneos" en Cataluña y País Vasco.

El tenso cara a cara entre el presidente y el líder de la oposición tuvo como hilo conductor el empeño en desacreditar al contrario. Sánchez y Feijóo se acusaron constantemente de mentir, lanzándose datos el uno al otro, que al día siguiente despejaron los medios. Una de las más polémicas fue el de las pensiones: Feijóo defendió que el PP siempre revalorizó las pensiones y el PSOE las congeló y Sánchez, lo contrario. Días más tarde, Feijóo tuvo que matizar su error: si bien el PP habría revalorizado las pensiones, no siempre las había hecho conforme al IPC.

Otro de los temas más recurrentes del debate fue el uso del Falcon. Feijóo le acachó al presidente que hubiera utilizado el recurso del estado para acudir a un acto de partido. "Siempre saca a pasear el Falcon", alegó Sánchez al escuchar la acusación. "No, si quien lo saca a pasear es usted", replicó Feijóo. Días después, el PP instaló una cabina de avión en el madrileño paseo de Recoletos para ironizar sobre el uso excesivo del Falcon por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

A este recurso publicitario se suman las decenas de lonas desplegadas por la capital. Desde la pancarta gigante de Vox denunciando que "Sánchez ha puesto cientos de monstruos en las calles" por la ley del sí es sí, a la lona del PSOE en la que escenifica el futuro 'Adelante' con dirigentes socialistas frente al pasado 'Atrás' con Abascal y Feijóo, hasta al 'que te vote Mohamed VI' de Frente Obrero hacia Sánchez. También la sociedad civil se ha sumado a esta batalla. Por ejemplo, la empresa de desalojos Desokupa ha lanzado su campaña contra Sánchez bajo el eslogan 'Tú a Marruecos, Desokupa ¡a la Moncloa!'. O Greenpeace que desplegó otra lona en la Puerta de Alcalá para denunciar que a los candidatos les "suda" el cambio climático.

Los miles de votos que se quedaron en las oficinas de Correos a pocos días de que cerrase el plazo para ejercer dicho derecho provocó la reacción del bloque de la derecha. Feijóo, quien fue expresidente de la empresa pública, culpó de los 450.000 votos sin entregar al equipo directivo "mediocre" de Correos del ex jefe de gabinete del PSOE ; Abascal, por su parte, propuso ampliar plazos o reintroducir a los votantes en el censo para acudir a las urnas de forma presencial. Finalmente Correos amplió el plazo de voto hasta el viernes.

La llamada al voto útil y demonizar el bloque contrario

Más allá de la polémicas, la temática de esta campaña ha estado centrada en dos temas: la llamada al voto útil por cada formación así como sacar la carta del miedo al bloque contrario. Véase el caso de Feijóo, quien ha insistido con la idea de que el voto útil solo reside en el PP, un PP que "amplía su espectro" a costa de ambos bloques y que apela a una "mayoría contundente y amplia" para acabar con la España de los bloques y volver al bipartidismo. 

El voto útil es precisamente lo que ha empleado el resto de las formaciones en su favor. PSOE y Sumar lo hacen empleando la carta del miedo a Vox ya que si PP no logra la absoluta se vería abocado a pactar con los de Abascal durante toda la legislatura; Vox por su parte pide el voto útil en torno a sus siglas para no perder votos a causa de la ley D'Hont y, en consecuencia, Vox pase a ser cuarta fuerza por debajo de Sumar. 

Para los populares, solo existe una solución a todo lo anterior: que se vote al PP para que no tenga que pactar con nadie y pueda gobernar sin ser "un rehén" de nadie. "No sé si seremos el partido de todos, pero sí sé que somos la garantía del cambio en España; el voto al PP es más útil y decisivo que nunca", lanzaba en un mitin en Barcelona.

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