El mitin sobrevive en campaña: "Nunca desaparecerá" como herramienta de movilización de los partidos

  • Politólogos consultados por 20minutos discrepan en si el mitin logra captar votantes indecisos y comunicar como décadas atrás.
Vista general del la plaza de toros de la localidad madrileña de Las Rozas, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, protagoniza el acto central de su partido.
Vista general del la plaza de toros de la localidad madrileña de Las Roza.
EFE
Vista general del la plaza de toros de la localidad madrileña de Las Rozas, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, protagoniza el acto central de su partido.

El mitin sobrevive en campaña. Ni la era digital ni las redes sociales han sido capaces de sustituirlo como herramienta principal de la campaña electoral del 28M. PSOE, PP, Unidas Podemos, Vox... todas las fuerzas políticas han hecho de este clásico formato su acto principal de cada jornada, llegando incluso a duplicarlo en las agendas de los líderes. ¿Por qué insistir en esta técnica? Porque "activa la maquina interna del partido y lo engrasa", según varios expertos consultados por 20minutos, quienes coinciden también en que este formato "nunca desaparecerá" como herramienta de movilización de los partidos. No obstante, difieren en si llega a captar algún voto indeciso.

Para el politólogo Manuel Mostaza, "los mítines siguen teniendo todo el sentido" porque, aunque "ya no están hechos para comunicar como hace 50 años", sirve para "convocar a los tuyos". "Es una identificación simbólica con el candidato territorial, un efecto movilizador, en el que el candidato siente el apoyo". Ahí cada formación aprovecha para "exhibir músculo y debilitar al contrario", es un acto en el que se hace "la política cara a cara". Y esto es algo que, según Mostaza, no lograrán jamás las redes sociales. "Es una relación más fría". 

En cambio, el director de opinión pública de Ipsos, José Pablo Ferrándiz, sí cree que el mitin sigue siendo una herramienta fundamental para la comunicación. "Los partidos lo ven clave para colocar su mensaje". Eso sí, el tema orgánico tiene más peso. "Tiene una función orgánica dentro de los partidos muy necesaria".

La socióloga y politóloga Cristina Monge otorga la misma relevancia orgánica que sus compañeros: "El mitin sirve para dar fuerza, energía y argumentos a los tuyos". Por lo contrario, opina que dicho formato presencial "ha perdido importancia y la ha ganado el mundo digital". Si bien antes era un elemento principal, ahora es uno más. "El mitin sigue siendo importante porque es momento de encuentro físico, pero hay un gran trabajo digital y equipos de comunicación específicos para ello". Por ejemplo, la manera de llegar a los jóvenes es a través del WhatsApp o las redes sociales.

Ahora bien, ¿en 20 años seguirán existiendo mítines? "Sí, porque es un momento de encuentro y identidad de grupo"- sostiene la socióloga-; "sí, porque no toda la población usa redes sociales, y toda persona mayor estará descolgado de la tecnología de ese momento", concluye Mostaza. A lo que Ferrándiz añade: "Seguro que dentro de 20 años seguirá habiendo mítines. Al fin y al cabo, los mítines provienen de Atenas, siglo V a.C. Otra cosa es que varíen en alguna cosa: ya no son tan multitudinarios como en otros tiempos y pueden ser virtuales, como el del candidato francés Jean-Luc Mélenchon", quien usó la tecnología holográfica para hacer mitin simultáneo en doce ciudades.

Todos los politólogos consultados coinciden en que el mitin está hecho para engrasar a la militancia y las agrupaciones en cada uno de los territorios, difieren en si  también moviliza al votante. Tanto Ferrándiz como Monge aseguran que no moviliza ningún voto, cada uno con un argumento diferente. El primero lo achaca a que "hoy por hoy ya solo acuden los convencidos". La segunda advierte de que lo único que cambia es la baja por afiliación. "Siempre han sido para militantes y simpatizantes, pero antes había muchos más que ahora".

Mostaza, en cambio, opina que sí moviliza "al indeciso de los tuyos", a ese votante que cuando ve que el partido ha logrado llenar una plaza de toros refuerza su sentimiento de pertenencia a una formación política. Claro que, como dice Ferrándiz, los partidos tienen cada vez más complicado triunfar en estos actos. "A veces es una pesadilla interna porque no movilizan a nadie y aun así tienen que hacerlo por no quedarse fuera de juego". Monge recuerda cómo hace décadas, cuando llegaba la campaña, todos los simpatizantes y militantes acudían a golpe de pito: "Aparecían todos a pegar carteles, a repartir propaganda y montar carpas".

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