La Fundación ANAR ha ayudado desde el año 2012 a 9.637 menores de edad que expresaron conductas suicidas, de los cuales 3.097 ya habían iniciado el intento de suicidio y el 63,8% de estos casos se concentró en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia. Además, en los citados años, sólo el 44% de los niños o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico.

Son algunos de los datos que la Fundación ANAR, entidad sin ánimo de lucro que desde 1970 se dedica a la promoción y defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo, ha presentado en su Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) según su propio testimonio, que analiza en profundidad la conducta suicida en menores atendidos del teléfono y el chat ANAR en 589.225 llamadas.

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Así, los casos atendidos en ANAR, en dichos años, por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidio por 25,9. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 se produjeron 314 suicidios de menores de edad y en 2021 ANAR atendió a 748 niños y adolescentes que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. Benjamín Ballesteros, director de Programas de ANAR, explica al respecto que "las estadísticas de suicidio de menores serían aún más escalofriantes en España si ANAR no hubiese salvado a esos casi 750 niños y adolescentes y a los 1.961 más que atendimos cuando ya estaban planificando su suicidio".

Perfil y colectivos vulnerables

En este estudio se han identificado cinco perfiles de niños/as y adolescentes que presentaban conducta suicida, siendo el principal el de una mujer adolescente, de entre 13 y 17 años, de familia migrante, que cuando se puso en contacto con ANAR ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. También sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones, tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual.

FUNDACIÓN ANAR

En el caso de los menores de 12 años exponen como motivación el acoso escolar que sufren y su rendimiento escolar es alto. Tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida.

Problemas asociados al suicidio

Desde ANAR explican que no existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor no sabe como resolver. La violencia contra el menor (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de los mismos de un 17,9% en 2019 al 34,5% este año.

Entre todas las violencias, las más frecuentes son el acoso, ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), maltrato físico (14,7%), maltrato psicológico (10,4%), agresión sexual (7,2%) y violencia de género (3%). En salud mental, se pueden destacar tres grandes problemas asociados a la conducta suicida: autolesiones (13,7%), problemas psicológicos (8,7%), entre los que destacan tristeza/depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación; y problemas de conducta (4,4%).

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Frecuencia, gravedad y urgencia de los casos

Los problemas detectados en más de dos tercios de las consultas por conducta suicida tienen una duración superior al año (68,4%) y se producen con una frecuencia diaria (70,2%). Son casos graves (86,2%) y urgentes (72,6%) y han experimentado un crecimiento a lo largo de los años analizados de la gravedad "alta" del 221% entre 2019 y 2022 y del 305% en el caso de urgencia “alta”.

A través del teléfono/chat de ANAR han recibido un 70% de llamadas que han intervenido las áreas jurídica, psicológica y social, en los últimos 10 años. Únicamente entre 2019 y 2022, han llevado a cabo 6.970 derivaciones tanto sociales como jurídicas (casi 6.000 de ideación suicida) y 939 intervenciones. Para Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR, “la atención a los menores de edad con conductas suicidas tiene que tener los máximos estándares de calidad, especialización y profesionalidad, como procuramos ofrecer en la Fundación ANAR”.

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Tecnología, cara y cruz

La implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio aumenta desde 2019, del 33,5% al 51,5%. Se generan situaciones de malestar y violencia (sextorsión, grooming, ciberacoso) o como medio para obtener información sobre métodos para llevar a cabo el suicidio. Pero también, la tecnología es capaz de disminuir el malestar que generan los pensamientos de intento de suicidio, mediante publicaciones en redes sociales (Instagram y Tik Tok) donde los niños y adolescentes se sienten escuchados, piden perdón o se despiden.