Los perros de apoyo o soporte emocional: qué son y qué dice de ellos la normativa en España

  • En Estados Unidos se han convertido en un problema que algunos estados han visto necesario legislar.
Una pata de perro y una mano.
Una pata de perro y una mano.
20minutos
Una pata de perro y una mano.

Se define como perros de apoyo o soporte emocional a los perros que, sin haber recibido ningún tipo de entrenamiento específico, brindan consuelo, compañía y apoyo a las personas que pasan por alguna condición emocional que les altera y la presencia de un perro (u otros animales domésticos), les alivia y ayuda a pasar por la situación que les causa dicha condición. Esto, en apariencia sencillo de entender, no lo es tanto, pues ya existen los perros de terapia o intervención, que participan dentro de los programas de superación de fobias y miedos gestionados por profesionales, y que nada tienen que ver con esta nueva tendencia.

Hablamos de perros que acompañan a personas en viajes en avión, por ejemplo, actividad que les puede causar ansiedad o inquietud, o en cualquier otra situación que aleguen que les supone una alteración del ánimo.

Aparentemente, el perro de apoyo emocional está realizando una función concreta, pero sin embargo, no se consideran perros de servicio o asistencia, no pasan por ningún entrenamiento profesional (es suficiente con que sepan comportarse) y no reciben ningún tipo de certificado oficial ni reconocimiento de la administración, con todos los problemas que eso implica para quienes defienden su uso y el derecho a acceder con ellos a todos los espacios.

Un perro de asistencia o servicio es un animal que, por el contrario, sí ha recibido un adiestramiento prolongado y específico para realizar funciones de asistencia individual a personas con alguna enfermedad o condición. El caso más representativo es el de los perros guía de personas con discapacidad visual, también existen los perros para TEA (trastornos del espectro autista) o los de alerta médica que detectan los cambios físicos y orgánicos previos a un ataque epiléptico o en los niveles de glucosa de una persona diabética. Estos perros de asistencia, y sus cinco tipos reconocidos, cuentan con acreditación y permisos especiales para acceder a cualquier espacio público y han sido cuidadosamente seleccionados y adiestrados por expertos para ejercer su labor, además de realizar un seguimiento que dura toda su vida “laboral”, aunque tanto el acceso a espacios como la supervisión a estos animales depende de cada Comunidad Autónoma y por el momento no existe una legislación uniforme en todo el territorio español.

En el Proyecto de Ley de Protección y Bienestar Animal, que ha recibido la aprobación en el Consejo de Ministros, y para el que aún queda mucho recorrido para entrar en vigor, los perros de apoyo o soporte emocional siguen permaneciendo fuera de la ley marco y de cualquier reconocimiento acreditativo u oficial que les conceda los mismos derechos de movimiento y acceso que a los perros de asistencia.

Los perros o animales de soporte emocional (conocidos como ESA por sus siglas en inglés: emotional support animal) han gozado de su edad de oro en Estados Unidos, donde son mucho más frecuentes y es habitual verlos incluso en lugares como los parques temáticos en Orlando junto a sus tutores. Sin embargo, tampoco tienen las mismas protecciones que se aplican a los perros de servicio. Al igual que sucede aquí, cada estado puede redactar sus propias leyes estatales y así, en California, y desde el uno de enero del 2022, se ha añadido una ley adicional por la que se castigará a quien haga pasar a su perro de apoyo emocional como un perro de asistencia y aprovecharse de los beneficios de los que gozan estos últimos. Para ello, han redactado el requisito de que un profesional de la salud mental (con licencia válida y activa) debe emitir una autorización firmada a su paciente ratificando que necesita la presencia de su perro como apoyo emocional. Por otro lado, a nivel federal en el país norteamericano y desde 2021, una ley permite a las aerolíneas prohibir el acceso gratuito en cabina a los animales de apoyo emocional, ante los numerosos conflictos que generaban por mala conducta.

Y este es, probablemente, el principal problema al que se enfrentan los que defienden el uso de perros de apoyo emocional. Un perro de servicio resulta fácil de catalogar: su tutor debe tener una discapacidad reconocida y su autonomía mejora con la ayuda del perro. Además, insistimos, estos perros no son animales de compañía al uso, sino que proceden de diferentes instituciones que han dedicado tiempo y recursos en el adiestramiento adecuado para la labor que posteriormente realizarán en cualquier circunstancia y escenario. 

Nuria Máximo Bocanegra, Coordinadora de la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y doctora en Terapia Ocupacional, matiza aquí: "Estos perros se incorporan a la vida familiar y deberían ser tratados como tal, por lo tanto y aunque su papel sea muy importante en la vida de la persona a la que asiste nunca se debería descuidar su esencia individual como perro que es".

El debate de si el perro de apoyo emocional existe y merece reconocimiento está abierto, y queda por ver si acabará siendo reconocido como un tipo más de perro de servicio o será una moda y un ejemplo de la paradoja del efecto mascota, cuyo uso se restrinja en previsión a estafas, por el propio bienestar animal al que se le carga con una dependencia afectiva de su tutor y para evitar un aprovechamiento de la ley.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento