La labor de los voluntarios con los perros de asistencia: "Es crucial para que puedan cumplir su tarea y ayudar a quien lo necesita"

Voluntarios del Proyecto Guau de Purina junto a sus perros.
Voluntarios del Proyecto Guau de Purina junto a sus perros.
Albert Mollon / PURINA
Voluntarios del Proyecto Guau de Purina junto a sus perros.

Los perros se han convertido en grandes aliados en muchos ámbitos de nuestra vida, especialmente cuando pensamos en aquellos que hacen una labor como perros de asistencia o de terapia. Estos canes dedican su vida a ayudar a los más vulnerables y a intentar hacerle la vida más fácil, sin embargo, ¿cómo llega un perro a convertirse en un perro de apoyo?

Sònia Sáez, responsable de comunicación y marca de Purina definía en una entrevista para este periódico lo que significa exactamente una intervención asistida con animales (IAA): "Son momentos en los que interactúan personas con animales y lo estamos aplicando dentro de un ámbito hospitalario o con un beneficio para la salud, y hay multitud de ejemplos, desde perros de asistencia a de terapia o que dan un soporte emocional puntual".

"Desde hace algunos años estamos dando visibilidad y esponsorizando estudios científicos que demuestren el poder del vínculo humano-animal en ámbitos que van más allá del individual, también en el hospitalario". Sáez pone como ejemplo el Proyecto Guau, que se lleva a cabo dentro de Purina, y que es también de voluntariado: "Empleados de la empresa tenemos en casa a cachorros y los educamos con un asesoramiento correcto para que sean futuros perros de asistencia o de terapia".

Formando perros de asistencia

Partiendo de esta base, debemos entender que los perros encargados de esta labor tienen que estar preparados para cualquier situación, por ello es tan importante la labor de los voluntarios. "Deben tener un compromiso firme y sincero que involucrará tiempo y parte de su vida personal", expresa la responsable de comunicación y marca de Purina.

"Por un lado, deben ser conscientes de lo que significa acoger temporalmente un perro en casa y, en concreto, un cachorro que necesita mucha más dedicación que un adulto, además de saber que la educación brindada al animal en los siguientes meses será crucial para que pueda cumplir su cometido y ayude a personas que lo necesitan", añade.

En el caso de los voluntarios del Proyecto Guau, Sáez explica que los profesionales de CTAC (Centro de Terapias Asistidas con Canes) llevan a cabo un seguimiento continuo con objetivos específicos, ejercicios y sesiones para analizar la evolución de cada animal.

Por otro lado, los voluntarios deben socializar a los cachorros del mismo modo que los perros familiares de compañía, exponiéndoles a todo tipo de estímulos, incluyendo otras personas, niños, animales, ruidos y espacios. "Debemos ser más estrictos con la parte educativa, asegurando que cumple las órdenes que se le indican para venir, sentarse o que coma cuando se le de la señal", añade Sáez.

Para ello, la voluntaria explica que "se practican actividades como el caminar entre las piernas, hacer la croqueta o poner la cabeza en el regazo, que son muy importantes en la generación del vínculo". "No es necesario como voluntario tener experiencia previa en adiestramiento, aunque sí es recomendable haber tenido perro con anterioridad", añade.

Debemos ser más estrictos con la parte educativa, asegurando que cumple las órdenes que se le indican

El proceso de socialización no dura lo mismo en todos los perros. "Cada animal tiene unos tiempos diferentes, de ahí el seguimiento individual de cada uno", cuenta Sáez. "Aunque se estima un tiempo de alrededor de un año a año y medio".

"Después del tiempo con los voluntarios, en los que el animal ha ido superando diferentes etapas, los técnicos especializados en terapias con animales evalúan si está preparado para realizar la formación específica", añade la voluntaria del Proyecto Guau.

Para determinar que el perro está preparado, se expone al animal a una simulación de diferentes tipos de sesiones de terapia para evaluar cómo actúa, si están tranquilos y se lo están pasando bien", explica Sáez. "Este último punto es crucial, dado que también debemos asegurar el bienestar del animal en este tipo de prácticas"

"Antes de eso, se evalúa la socialización del animal con otras personas, niños, animales, ruidos y espacios. Para ello vamos con los perros a parques o centros comerciales, para ver cómo se comportan", concluye.

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