Las encuestas son volátiles porque no son más que un reflejo de la naturaleza humana. Aunque crecimos con el relato ilustrado de que somos seres racionales, hace tiempo que la ciencia nos describe como sujetos emocionales dotados de “una larga lista de fallas cognitivas”, como sostiene el catedrático Manuel Arias Maldonado. Así entendemos como el mismo Partido Popular que en febrero tocaba suelo y notaba más cerca que nunca el aliento de VOX, lidere hoy el panorama demoscópico, adelantando al Partido Socialista y poniendo tierra de por medio con los de Abascal.
Hay un efecto Feijóo muy claro que se explica, como se puede ver en la encuesta, tanto por el escaso rechazo que el líder gallego genera entre los votantes más moderados del PSOE -la gran mayoría, en realidad-, como por el incremento en más de diez puntos de la fidelidad de los votantes populares. Hay que tener en cuenta, a este respecto, que Alberto Núñez es más valorado por los votantes socialistas que líderes como Inés Arrimadas o Ione Belarra, la navarra que designó en su momento Pablo Iglesias para que liderara Unidas Podemos. Apenas tres de cada diez votantes ubicados en el centro-izquierda considera que el cambio de liderazgo en los populares sea malo para España.
Alberto Núñez es más valorado por los votantes socialistas que líderes como Inés Arrimadas o Ione Belarra
Otra cosa diferente es saber cuánto tiempo durará este efecto. Sin elecciones generales a la vista, todo parece indicar que las autonómicas andaluzas de junio van a ser la primera gran prueba para comprobar si esta situación puede llegar hasta el año 2023. Los españoles son pesimistas en materia económica y eso siempre es un problema para el partido que está en el gobierno. Por si esto fuera poco, tampoco hay apoyo al gobierno en lo que se refiere al cambio de postura ante Marruecos con la crisis del Sáhara de fondo: apenas uno de cada cuatro españoles cree que esta súbita reorientación nos beneficia como país.
Lo que sí que parece haber provocado un giro sorprendente en nuestra opinión pública es la brutal agresión rusa a Ucrania: siete de cada diez españoles se muestran a favor de la admisión de Finlandia y de Suecia en la OTAN, porcentaje de apoyo que supera el 60% entre los votantes ubicados más a la izquierda. A finales de 1982, pocos meses después de nuestra entrada en la OTAN, Polanski y el Ardor no tenían respuesta para aquello de “¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. Cuarenta años después, ya lo sabemos: solicitar la ampliación de la Alianza Atlántica.
Cuánto hemos cambiado…
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