El día que Aznar no se subió en una caja de Cruzcampo pero sí a lomos del centro y la derecha tras la carta rota de Fraga

aznar y. fraga
Manuel Fraga y José María Aznar en el 10 Congreso del PP en Sevilla, en 1990.
ARCHIVO PP
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A Manuel Fraga se le adelantó Adolfo Suárez. Todavía embajador en Londres y con el bañador ya seco de Palomares, el gallego diseñaba un proyecto político con el que pretendía aglutinar mayorías, unir esa gama amplísima que discurre entre los liberales y los que habrían de expiarse del franquismo con acento en el centro. Pero Suárez pudo prometer y prometió y Fraga, de primeras, se conformó con parte de los últimos. Fue Umbral quien dijo que don Manuel era berroqueñamente fiel a sus ideas porque tenía pocas. Por eso, de los 16 diputados que Alianza Popular cosechó en 1977 pasó a los 105 de 1986.

Pero es entre el 30 de marzo y el 1 de abril de 1990, hace justo 32 años, cuando se produce "el gran nacimiento del centroderecha", como dicen los populares más nostálgicos. También en Sevilla, lugar donde el PP comienza hoy a "reiniciar" y donde José María Aznar, de quien afirmaban era un político mediocre y sin carisma, una anguila con bigote, que diría Raúl del Pozo, fue entronizado como mañana se hará con Alberto Núñez Feijóo. "Yo seré un disciplinado e incondicional militante de José María Aznar, y no voy a tolerar maniobras ni intrigas contra el nuevo líder", fue al aviso a navegantes de Fraga a un partido que poco antes de le había hecho la zancadilla a Antonio Hernández Mancha.

Aquel congreso costó 30 millones de pesetas, si bien pudieron ser 60 según se supo luego, y, mientras los compromisarios corrieron con sus gastos, el alojamiento y el transporte de la prensa corrió a cargo de la casa. Fue idea de Miguel Ángel Rodríguez regalar a todos una pluma estilográfica de 3.000 pesetas con la firma de Aznar. MAR también estará en el Congreso, como gurú ahora de Isabel Díaz Ayuso. Contaba entonces con 26 años y había sido reclutado por Aznar cuando era un joven y ambicioso corresponsal de El Norte de Castilla

"Fue un giro copernicano", explica un ex ministro del PP, que considera que "Alianza Popular estaba en un campo muy a la derecha de lo que era la opinión mayoritaria española" y consiguió, además, un "nuevo alineamiento en Europa" con su ingreso en el Partido Popular Europeo en 1991. "Ese cambio estratégico, ese viraje al centro, es lo que permite acabar con el bipartidismo imperfecto que había habido hasta entonces"

Porque la misma noche que Fraga consiguió 106 diputados en 1982, diez veces más que la anterior legislatura, Felipe González consiguió 202. "Hubo champán en el cuartel general de Alianza Popular, pero sobre todo en el de los socialistas", cuenta el político, por entonces en la UCD. "Estamos en una situación muy parecida: hay que refundar el partido tras un congreso muy traumático hace cuatro años. Ahora el PP tiene un líder adulto y un proyecto ideológico muy atractivo", confía. 

La foto de aquel congreso la protagonizó Fraga, rompiendo la carta de dimisión que le había hecho llegar un Aznar cuestionado unos días antes. "Ni hay tutelas ni hay tu tías", acompañó el gallego al gesto, mientras el todavía desconocido político, que había presidido dos años la Junta de Castilla y León, rompió a llorar llevándose las manos a la cara. El periodista Graciano Palomo recogió en el El vuelo del halcón, un libro publicado pocos meses después del congreso, una anécdota que cuestiona la improvisación de la escena. Se trata de una conversación entre un periodista y Miguel Ángel Rodríguez en la quinta planta de Génova, cuando el primero le preguntó qué tal iba el congreso. "Estupendo, todo preparado para que el primer día llore Fraga y el segundo Aznar", respondería el asesor. Bien es cierto que la naturalidad del gallego no casa, precisamente, con una interpretación.

Paralelismos en Andalucía

Gabino Puche, que lideró a los populares en Andalucía de 1987 a 1993, anfitrión de aquel evento como ahora lo es Juanma Moreno, también reconoce los parecidos. Primero: "En el 90 se hace en Sevilla porque Andalucía tenía unas elecciones a la vista y era una plaza muy complicada". Segundo: "Antonio Hernández Mancha, además, era andaluz y se podía interpretar que el partido en Sevilla se podía resentir con su caída". 3: "Sacamos 26 diputados: funcionó. Es que ojo, Juanma gobierna ahora también con 26, pero entonces el PSOE sacó mayoría absoluta". Y es que los andaluces tendrán que votar como muy tarde en diciembre y Hernández Mancha es el precedente más parecido que hay a Pablo Casado. 

La anécdota con más ángel de aquel congreso es la que cuenta que hubo que aupar a Aznar a una caja de Cruzcampo para que llegara al atril. Puche, por desgracia, la desmiente. "Fue la guasa sevillana, no era una caja de Cruzcampo, sino que tenía un atril como la barra de los bares". Y compara: "A [José María] Fidalgo, el de Comisiones, que era enorme, no le hubiera hecho falta". Dicen de aquel congreso también estrenaron los arcos de detención de metales, que sonaron varias veces porque algunos compromisarios portaban consigo una pistola en la chaqueta.

Alianza Popular, el resultado de la suma de siete partidos creados por siete ministros de la última ola del franquismo ["Los siete magníficos"], llevaba poco más de una año llamándose Partido Popular. "A nadie más que a mí se me ha ocurrido", defendió Fraga frente a una militancia que le costó comprenderlo. Pero solo Aznar conocía cómo funcionaba el artefacto. A aquello se le llamó "el espíritu de Sevilla" y el PP lo desempolva hoy como el Madrid el de Juanito.

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