PP y Vox compiten por apoyar en la calle el descontento social por la subida de precios y la crisis derivada de la guerra

Varios camioneros durante la protesta que han realizado, este jueves, con motivo de la subida de los precios del carburante por la A 67
Varios camioneros durante la protesta que han realizado, este jueves, con motivo de la subida de los precios del carburante por la A 67
EFE/Pedro Puente Hoyos
Varios camioneros durante la protesta que han realizado, este jueves, con motivo de la subida de los precios del carburante por la A 67

Se avecina un fin de semana de pancartas y protestas contra el Gobierno, que tendrá que aguantar el envite de la oposición en la calle. Convocada desde hace más de dos meses por decenas de asociaciones agrupadas bajo la marca 20M Rural, la del domingo está llamada a ser la gran manifestación del sector primario en esta legislatura. PP, Vox y Ciudadanos se sumarán a las más de 200.000 personas, estiman los organizadores, que recorrerán el trayecto entre el Ministerio de Agricultura y el de Transición Ecológica. Sin embargo, Vox, con toda la intención, colocó para este mismo sábado una manifestación contra la subida de la luz, la gasolina y los suministros básicos y en defensa de la "soberanía energética" española a través de Solidaridad, su sindicato satélite. 

Desde el partido de Santiago Abascal no ofrecen previsiones acerca del número de manifestantes que aspiran a congregar, aunque parece claro que muchos de los potenciales asistentes habrán de elegir entre una y otra marcha. La guerra de Ucrania, la subida desorbitada de los precios de la luz y los carburantes y la incomparecencia de los sindicatos mayoritarios suponen para Vox una nueva oportunidad para capitanear la oposición callejera al Gobierno de Pedro Sánchez, una intención que no esconden. "La paciencia de los españoles ha llegado a su fin", fue el mensaje con el que acompañó Abascal el anuncio de una convocatoria que "los sindicatos vendeobreros no se atreven a convocar". 

'Hay que echarlos' es el lema de esas manifestaciones. Sánchez, la vicepresidenta Yolanda Díaz y los ministros Irene Montero o Fernando Grande-Marlaska, las dianas más recurrentes en el partido de derecha radical, los antagonistas usados como reclamo con que acompañan los carteles. Es decir, Vox pretende canalizar la indignación de la manera más estridente posible, y diluir sus siglas entre decenas de asociaciones, PP y Ciudadanos no sacia sus expectativas.

Fuentes parlamentarias del ala de la izquierda reconocían este miércoles que "Vox está canalizando la indignación" generada por la disparatada subida de la luz y los carburantes, a la vez que temían que la manifestación del sábado pueda copar todas las portadas. "Las imágenes pueden ser tremendas", apuntaban. 

En el PP, sin embargo, aseguran hasta tres diputados consultados por este periódico, no se han disparado las alarmas. Génova 13 cambiará de estación con la primavera, pero mientras se espera la llegada definitiva de Alberto Núñez Feijóo, el partido trata de esbozar el nuevo rumbo. Consolidar el mensaje de moderación que el presidente gallego trata de calar con su gira como candidato.

Feijóo quiere marcar distancias con Vox, seducir a sus votantes pero no a sus dirigentes, explican fuentes de su equipo, y ceñirán la oposición a la dinámica parlamentaria. "Con Vox no nos vamos a manifestar en estos temas, con los que tratan dividir y radicalizar a la opinión pública", sostiene un diputado popular, que justifica la presencia del partido el domingo porque estarán "siempre que el sector primario demande nuestra ayuda".

"La calle no puede convertirse en una especie de hipódromo de carreras para ver quién consigue mayor resonancia social y política, sería un riesgo muy parecido a lo que ocurría en la Segunda República", compara el mismo diputado, que considera que "ahí Vox se equivoca". No son tiempos muy lejanos, no obstante, en los que Mariano Rajoy se sumaba y comandaba manifestaciones de cientos de miles de votantes por las calles de Madrid. Ahora, la corriente mayoritaria del PP pretende dejar atrás ese bruxismo que marcó la oposición a José Luis Rodríguez Zapatero durante la primera legislatura de éste en Moncloa. En definitiva, resume la misma fuente: "La calle hay que utilizarla excepcionalmente para apoyar a sectores afectados, pero no para abrir una especie de competencia callejera para ver quién tiene más músculo social".

Vox y Solidaridad ya convocaron en septiembre una manifestación contra el "atraco" de la luz, seguida por el goteo de pequeñas movilizaciones a favor del campo. El propio Abascal estuvo en Murcia el mes pasado apoyando al sector primario, igual que otros pesos pesados en Madrid. Es el camino trazado. También a través del sindicalismo, con el que se ha anticipado a la acción titubeante de UGT y CC OO, que hasta este martes no anunciaron que desempolvarían el megáfono por la subida de los precios. "Hay una diferencia entre la movilización del sábado, que es estrictamente política, y la del domingo, que es social y respaldada por diferentes grupos políticos que se adhieren a las reivindicaciones de la sociedad", defiende un diputado del PP. 

Lo curioso es que Vox saldrá en la calle en exclusividad y sin ella la misma semana de su debut en los gobiernos autonómicos. "Moqueta" y "pancarta" son términos usados al alimón estos días desde su competencia en el electorado. La única ley con nombre y apellidos avanzada en el acuerdo de Gobierno entre Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo, precisamente, fue la Ley de Desarrollo de la Competitividad Rural, de la que tan solo se sabe su sinopsis: "instar al Gobierno a recuperar el equilibrio entre la ganadería y la protección del lobo". Además, fuentes parlamentarias de Vox no niegan la preferencia por ocupar la consejería de Agricultura en Castilla y León. 

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