PSOE y Unidas Podemos pactan prohibir hasta mayo los desahucios de familias vulnerables que se queden en la calle

  • Serán los servicios sociales municipales los que determinarán si una familia es vulnerable o no.
  • Solo se podrá desalojar a quienes okupen por necesidad un inmueble propiedad de un banco si la comunidad autónoma proporciona una alternativa habitacional.
  • Las comunidades tendrán que garantizar una vivienda "digna" a quienes vayan a ser desahuciados, que no podrán ser reubicados en un albergue.
Varias personas participan en una concentración contra un desahucio en la calle Luna de Madrid.
Varias personas participan en una concentración contra un desahucio en la calle Luna de Madrid.
BALLESTEROS / EFE
Varias personas participan en una concentración contra un desahucio en la calle Luna de Madrid.

Fumata blanca en la negociación. PSOE y Unidas Podemos alcanzaron este miércoles un acuerdo por el que el Gobierno prohibirá mientras dure el estado de alarma (hasta el mes de mayo) desahuciar a familias vulnerables mientras no tengan una alternativa para ser realojadas, según confirmaron fuentes del Ejecutivo. Serán las comunidades autónomas las encargadas de buscar este nuevo alojamiento a quienes sufran un desahucio, mientras los servicios sociales de cada ayuntamiento serán los encargados de determinar cuándo una familia puede considerarse vulnerable.

La decisión llega después de días de una dura negociación que se precipitó por la enmienda que presentó Unidas Podemos junto a ERC y EH Bildu hace unos días y que sirvió de presión al Ejecutivo para prohibir los desalojos. Pese a que la enmienda pedía la prohibición de los desahucios hasta el año 2023, finalmente este veto se extenderá solo por seis meses, aunque es suficiente para garantizar que no habrá lanzamientos durante los meses más fríos del año. 

A diferencia del decreto actualmente vigente, la prohibición de los desahucios beneficiará tanto a las familias que se hayan visto súbitamente empobrecidas por la crisis económica derivada de la Covid-19 como a aquellas que ya tuvieran problemas económicos previos. La condición de vulnerabilidad la concederán los servicios sociales a través de un informe vinculante, que los tribunales tendrán que solicitar obligatoriamente en el caso de que los afectados aleguen vulnerabilidad.

También estará prohibido durante los próximos meses desahuciar sin proporcionar una alternativa habitacional a las personas vulnerables que hayan okupado una vivienda propiedad de un "gran tenedor", es decir, un propietario con diez o más fincas vacías (fundamentalmente, empresas y bancos). En este tipo de casos, las comunidades tendrán un plazo máximo de tres meses para buscar una nueva vivienda para la familia vulnerable, y durante ese tiempo los afectados podrán seguir residiendo en el domicilio okupado.

Esta última medida de protección no cubrirá a quienes okupen viviendas deshabitadas de pequeños propietarios, y tampoco a quienes residan irregularmente en un inmueble de una empresa o un banco sin tener una situación económica comprometida. Esa consideración la tendrán que hacer los servicios sociales.

Una vivienda "digna"

Según explican fuentes de la Vicepresidencia Segunda, liderada por Pablo Iglesias -que junto al Ministerio de Transportes de José Luis Ábalos ha pilotado la negociación-, el decreto establecerá una serie de requisitos para los alojamientos en los que las comunidades tendrán que realojar a quienes sufran un desahucio. Entre ellos, se requerirá a las autonomías que proporcionen una vivienda "digna" a quienes vayan a ser desahuciados, lo que implica, según estas fuentes, que no podrá realojarse a los afectados por un lanzamiento en "un albergue".

No obstante, PSOE y Unidas Podemos no han alcanzado aún un punto de encuentro en lo relativo al segundo punto de la propuesta morada: la de volver a prohibir el corte de los suministros de luz, agua y gas a familias vulnerables, como ya se hizo durante el primer estado de alarma. Las posiciones en ese asunto, confirman fuentes conocedoras de la negociación, siguen muy distantes.

Hasta ahora, los únicos ciudadanos a los que el Gobierno había prohibido desahuciar era aquellos que pudieran demostrar que una disminución drástica sus ingresos por la crisis de la Covid, lo que excluía a quienes tenían problemas desde antes. En concreto, actualmente no se puede echar de su vivienda a quienes paguen un alquiler y hayan sido despedidos a raíz de la crisis, a quienes se encuentren en mitad de un ERTE o a quienes hayan tenido que reducirse la jornada -y el sueldo- para cuidar a niños o mayores. Además, esas familias deben demostrar que no superan un determinado nivel de ingresos.

Las lagunas de la normativa actualmente vigente se han demostrado en las últimas semanas, cuando se han producido varios desahucios muy mediáticos que han puesto el foco de atención sobre este problema.

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