Cerradas ya las urnas en Euskadi y preparados para abrir la campaña de las catalanas, esta semana no había tiempo que perder y hemos inaugurado en el Parlamento otra particular batalla: la de las comisiones de investigación sobre las compras de material sanitario durante la pandemia.
El habitual espectáculo de esta peculiar arma política va a verse incrementado, además, por el insólito hecho de que se ha abierto una en el Congreso y otra en el Senado, pese a que persiguen esclarecer casi idénticos hechos. Por pura lógica se van a repetir comparecientes e interrogatorios en sendas cámaras, aunque con una diferencia: la de la Congreso la dirige el PSOE, con las exigencias de sus socios, y la del Senado, el PP, con su mayoría absoluta.
Por eso la de los senadores se ha estrenado con la exhibición pública del personaje más nocivo para el Gobierno, el exasesor de Ábalos, Koldo García, aunque no haya dicho palabra por estar investigado judicialmente. La de los diputados, por su parte, ha elegido a la más inocua presidenta del Tribunal de Cuentas para abrir sus trabajos y ha seguido con el exministro de Sanidad Salvador Illa, que ya ejerce de candidato a las elecciones catalanas.
Ni una ni otra sesión ha aportado revelación alguna sobre lo investigado, aunque sí sobre la inquina política que veremos discurrir sin control en sus convocatorias.
Salvador Illa repite este miércoles ante la Cámara Alta y le seguirán, haciendo doblete, la presidenta del Congreso, Francina Armengol o el exministro Ábalos. El resto de ‘altos comparecientes’ servirán básicamente para un fuego cruzado entre Congreso y Senado: Díaz Ayuso, Moreno Bonilla o Tellado, citados en la primera, ‘contra’ los ministros Puente, Torres o Marlaska, llamados a la segunda. Lo menos edificante de este duelo es que resulta improbable que haya un ganador y muy posible que no consigamos saber más sobre cómo se gestionó la peor tragedia sanitaria de nuestra historia.
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