La inflación y la sequía redujeron un 2,6% la producción de alimentos en 2023, aunque el sector sumó un 2% más de empleos

Un hombre empaqueta varias garrafas de aceite, en la “Almazara Tradicional”, en Gata (Cáceres), a 24 de noviembre de 2023, en Cáceres, Extremadura (España). Las previsiones de producción de aceite de oliva en España se sitúan en 765.300 toneladas para la campaña 2023/24, un 15 % más que la anterior y un 34 % por debajo de la media de las últimas cuatro. 24 NOVIEMBRE 2023;ACEITUNA;ACEITE;OLIVA;EXTREMADURA;RECOLECCIÓN;AGRICULTURA; Gustavo Valiente / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/11/2023
Un hombre empaqueta varias garrafas de aceite para su venta (archivo).
Europa Press
Un hombre empaqueta varias garrafas de aceite, en la “Almazara Tradicional”, en Gata (Cáceres), a 24 de noviembre de 2023, en Cáceres, Extremadura (España). Las previsiones de producción de aceite de oliva en España se sitúan en 765.300 toneladas para la campaña 2023/24, un 15 % más que la anterior y un 34 % por debajo de la media de las últimas cuatro. 24 NOVIEMBRE 2023;ACEITUNA;ACEITE;OLIVA;EXTREMADURA;RECOLECCIÓN;AGRICULTURA; Gustavo Valiente / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/11/2023

La industria alimentaria se resintió en 2023 del impacto de la inflación, la sequía y las guerras en Ucrania y Oriente Próximo. Según el Informe Económico presentado este martes por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), la producción del sector cayó el año pasado un 2,6%. Sin embargo, esta industria manufacturera siguió sumando trabajadores: el empleo creció un 2%, manteniendo una presencia significativa de mujeres. 

El balance elaborado por FIAB apunta a que la industria alimentaria generó en 2023 una producción por valor de 162.459 millones de euros, un 2,6% menos que en 2022. Se trata de la primera vez que este dato se reduce desde 2013, con la salvedad del descenso registrado en 2020 a causa de la pandemia. "El impacto de la inflación, los factores climáticos adversos y el contexto global inestable han hecho que por primera vez en muchos años la producción del sector retroceda", ha reconocido el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo, en la presentación del informe, en la que ha recordado que la industria alimentaria transforma el 70% de los alimentos cosechados en España, de ahí que el impacto de la sequía se traslade al resto de la cadena de valor.

"Veníamos de dos ejercicios previos con un crecimiento muy excepcional y alejado de la tónica de años anteriores marcados por, primero, la recuperación tras la pandemia y, segundo, el extraordinario avance de los precios industriales", ha matizado García de Quevedo. "En paralelo, la difícil situación global ha dibujado un escenario muy tenso para el desarrollo del sector, confirmando en 2023 los indicios de desaceleración que ya se venían perfilando en años anteriores”, ha añadido.

Aunque la creación de valor añadido por parte de la industria alimentaria se mantuvo al alza en 2023 con un crecimiento del 8% respecto a 2022 hasta los 31.038 millones de euros, al descontar el efecto de la inflación, la subida se reduce a apenas un 1,4%. La escalada de los precios ha hecho mella también en el consumo de los hogares, que se permaneció estable en cómputo global en torno a los 66.371 millones de euros, pero cayó un 1,2% en gasto per cápita hasta los 1.410 euros por consumidor.

Aun así, el sector alimentario se mantiene como unos de los principales motores de la industria española: representó el 18,47% de la producción de la industria manufacturera y el 13,94% de todo el sector industrial. Durante la presentación del informe, el secretario general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Fernando Miranda, ha reconocido el papel de esta industria en la economía española y especialmente en el comercio exterior. "La industria agroalimentaria se ocupa de algo tan básico como es la alimentación y hace uso de las oportunidades de los mercados internacionales para tener una faceta muy exportadora que le permite crear valor", ha resaltado.

Una industria exportadora

Buena parte de la producción de la industria alimentaria se vende fuera de las fronteras españolas. En concreto, en 2023, el 65% de las empresas del sector estuvieron presentes en los mercados internacionales. Aunque el crecimiento se ralentizó con respecto al incremento del 6% anotado en 2022, las exportaciones de alimentos crecieron el año pasado un 3,4% en términos de valor hasta alcanzar los 47.620 millones de euros. No obstante, en términos de volumen, las ventas hacia el exterior se redujeron un 6,6%, un descenso que desde FIAB achacan a la inflación. Aun así, el sector anotó un superávit de 13.697 millones de euros en la balanza comercial y España se mantuvo como el quinto exportador de alimentos y bebidas a nivel europeo.

Francia, Portugal, Italia y Alemania fueron los principales destinos de los alimentos españoles, ya que el 61,8% las exportaciones se quedaron se quedaron dentro de la Unión Europea. Fuera del club comunitario, Estados Unidos se irguió como el principal socio comercial de España, aunque las ventas hacia la otra orilla del Océano Atlántico retrocedieron un 6,4% por la comparativa con un 2022 en el que los datos fueron "extraordinarios". En el conjunto de todos los mercados, encabezaron la lista de productos más exportados la carne, las conservas hortofrutícolas, los pescados y mariscos y el aceite de oliva.

Dado el peso del comercio internacional en la industria alimentaria, FIAB destaca el impacto sobre el sector de las guerras de Ucrania y Oriente Próximo, por su efecto sobre las cadenas de suministro, el tráfico marítimo y los costes de producción. "Estamos sujetos a las presiones geopolíticas que suceden a nivel mundial. Eso hace que el sector tenga que ser dinámico", ha reconocido el secretario general del Ministerio de Agricultura, que ha resaltado la necesidad de trabajar para lograr una "autonomía estratégica abierta".

Reducción de empresas

En contraste con el retroceso de la producción, el empleo avanzó en 2023 un 2% en la industria alimentaria, lo que supuso un ritmo de crecimiento inferior al registrado un año antes pero superior a la media de la industria manufacturera. En concreto, el sector dio empleo el año pasado a 463.900 personas, de las que un 81,1% contaban con contrato indefinido y un 38,2% fueron mujeres. La presencia del empleo femenino se incrementa dentro del área de investigación y desarrollo, donde las mujeres representaron el 49,3% del total de trabajadores.

Pese al avance del empleo, el número de empresas dedicadas a la industria alimentaria se redujo en 2023 un 6,5% hasta las 28.335. El director general de FIAB ha enmarcado esta contracción en un proceso de "concentración" de un sector en el que las pequeñas y medianas empresas han tenido tradicionalmente mucho peso y siguen representando el 96% del total. "Una de las debilidades es que no tenemos grandes campeones de la industria alimentaria como otros países de Europa y del mundo", ha señalado García de Quevedo, reconociendo las compañías de menor tamaño sufren más el impacto de los altos costes productivos.

Esta atomización de la industria alimentaria ha pasado factura al sector a la hora de acceder a las ayudas del Perte agroalimentario, tal y como ha recordado este martes la directora de finanzas de FIAB, Karina Pereira. De los 510 millones de euros de la primera convocatoria tan solo se gastaron 183 millones de euros. "Fue un Perte muy complicado y difícil para que pudieran acceder las pymes", ha afirmado, apuntando al exceso de burocracia y a la necesidad de presentar los proyectos asociados a agrupaciones de empresas. FIAB reclama al Gobierno mayor flexibilidad de cara a la segunda convocatoria de ayudas.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento