El ocaso de los sueldos intermedios: el SMI crece 4 veces más que el salario medio desde 2018 y estrecha la escalera retributiva

Un trabajador en una panadería de Toledo.
Un trabajador atiende a un cliente en una panadería de Toledo.
EFE
Un trabajador en una panadería de Toledo.

El salario mínimo interprofesional (SMI) nunca había subido tan rápido como en estos últimos seis años. Entre 2018 y 2024, el mínimo que se puede pagar por ley en España ha aumentado casi lo mismo que en los 14 años anteriores (2004-2018). Una velocidad de mejora que los sueldos medios y altos no han sido capaces de igualar. Esto ha provocado que lo que podríamos llamar "sueldos intermedios" se acerquen cada vez más a la retribución mínima, especialmente en aquellos sectores donde hay más trabajadores cobrando el SMI. 

En consecuencia, las tablas salariales de muchos convenios se están 'aplanando'. Es decir, las diferencias retributivas entre las categorías más altas y las más bajas se están desdibujando. Un fenómeno que sindicatos como Comisiones Obreras (CCOO) ya han detectado y sitúan ahora entre sus prioridades en la negociación colectiva. Aunque en UGT no comparten esta percepción. 

La última subida del SMI, aprobada por el Gobierno el pasado martes, cierra un ciclo en el que el salario mínimo ha crecido un 54% desde 2018. La lentitud de la estadística salarial hace que todavía no tengamos datos de cuánto han crecido el resto de retribuciones en 2023. Pero si tomamos como referencia el último dato disponible (2022), el sueldo medio aumentó desde 2018 un 9,5%, mientras que el mínimo lo hizo en un 36% en ese mismo periodo. Es decir, el SMI ha crecido cuatro veces más que el sueldo medio del país. 

Ese crecimiento a distintas velocidades era un efecto buscado por el Gobierno. El objetivo del Ministerio de Trabajo con el SMI es que alcanzara el 60% del salario medio del país para mejorar las condiciones de vida de las rentas más bajas. Algo que desde el departamento que dirige Yolanda Díaz ya dan por cumplido, aunque sindicatos como UGT no están de acuerdo con que la meta se haya alcanzado.

La consecuencia lógica de este repunte tan rápido del SMI es que las diferencias entre esta retribución y el salario medio o el mediano se hayan estrechado. Y así ha ocurrido. Un trabajador que percibía el salario medio en España en 2022 (2.128 euros al mes en 12 pagas) ganaba un 82% más que el salario mínimo. En 2018 esa diferencia era del 126%, 44 puntos más. En el caso del salario mediano —el que divide a los españoles en dos mitades exactas: los que ganan más y los que ganan menos de esa cifra— la retribución es ahora un 55% superior al SMI, mientras que en 2016 era el doble.

Convenios "atropellados" por el SMI

Uno de los efectos que se esperaba lograr con las subidas del salario mínimo era, precisamente, impulsar los salarios intermedios en los convenios colectivos. Siguiendo este razonamiento, el 'efecto suelo' de subir el SMI debería arrastrar a los salarios de las categorías superiores hacia cifras más elevadas para mantener las diferencias las más altas y las más bajas. Sin embargo, parece que lo que está sucediendo por ahora es justo lo contrario.

"Como norma general no está habiendo ese efecto", señala Raúl Olmos, adjunto en la secretaría de acción sindical de CCOO, en conversación con 20minutos. "Estamos viendo cierto aplanamiento en las tablas porque los salarios más bajos suben más deprisa, pero no se producen incrementos en la misma proporción ni adicionales en el resto de salarios", agrega. "El SMI ha ido atropellando las diferencias de las tablas", resume Olmos, que sitúa como "una de las tareas pendientes" de la negociación colectiva volver a abrir esos márgenes.

Olmos apunta a que tanto patronal como sindicatos son conscientes de esta realidad y recuerda que en el acuerdo salarial pactado el año pasado se estableció que las tablas salariales "deberán ser coherentes con la clasificación profesional establecida en el convenio". Una coherencia que se está desdibujando. 

Uno de los ejemplos más recientes se puede ver en el nuevo Convenio Estatal de Instalaciones Deportivas y Gimnasios firmado recientemente. La diferencias entre el sueldo en la máxima categoría y el mínimo en tablas (que coincide con el SMI) es ahora del 26%, mientras que la brecha en el anterior acuerdo era del 38%. 

El caso más extremo de este fenómeno se da en el sector agrario, donde la mitad de los trabajadores percibe el salario mínimo. En el campo se están empezando a ver convenios con tablas directamente planas, es decir, sin diferencias por categorías. Este es el caso, por ejemplo, del convenio del campo en la provincia de Córdoba, que ampara a 60.000 trabajadores. 

No obstante, esta percepción de que la brecha retributiva en las diferentes categorías se está estrechando no es compartida en UGT. La secretaria confederal del sindicato, Patricia Ruiz, sostiene que las subidas del SMI "indudablemente están sirviendo para incentivar el resto de salarios". "Se ha visto una necesidad de proteger a las personas trabajadoras y por diferenciarse de los salarios más bajos. Un empresario no puede permitirse que todas las categorías estén con el mismo salario", apunta en conversación con este diario. Ruiz apunta a que el 36% de los convenios tienen tablas afectadas por el SMI. "En esos convenios la negociación colectiva tiene que reactivarse y adecuarse a las diferencias de responsabilidad de categorías".

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