El Ministerio de Trabajo cree que el objetivo de elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta el 60% del sueldo medio de España ya está cumplido con la retribución actual, así lo han asegurado fuentes del departamento que dirige Yolanda Díaz este lunes en un encuentro con periodistas. Por tanto, para mantener esa ratio del 60% también el año que viene, el SMI tendría que aumentar de la mano de los salarios generales y siempre por encima de la inflación acumulada en 2023 para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo.

Este es el argumento que esgrime Trabajo en la mesa de negociación para elevar el SMI en la que se sientan patronal y sindicatos. El departamento que lidera Díaz ya ha deslizado que la subida con la que se sienten cómodos ronda el 4%, aunque oficialmente no han puesto ningún número sobre la mesa. 

Quienes sí han concretado más son empresarios y sindicatos. Los primeros apuestan por elevar el SMI un 3% -con un 1% adicional si la inflación en diciembre supera el 4%- siempre y cuando Hacienda se abra a actualizar las tarifas de los contratos públicos para que las empresas puedan repercutir ese coste a la administración. 

En el caso de los representantes de los trabajadores, CC OO apuesta por subir el SMI un 5,2%, el mismo porcentaje en que se han incrementado los costes salariales, según el INE. En cambio, desde UGT han defendido en diversas ocasiones que el salario mínimo debe alcanzar los 1.200 euros en 14 pagas para cumplir con la regla del 60% del sueldo medio. Una estimación que rechazan en Trabajo, al considerar que los datos que emplea el sindicato son de fuentes tributarias y no los de la Encuesta de Estructura Salarial del INE que es la referencia establecida por la comisión de expertos designada por Díaz.

Desde Trabajo señalan que el comité de expertos designados por el ministerio para calcular cuánto hay que subir el SMI ya ha cumplido con su mandato original, que era estimar a cuánto ascendía ese 60%. En consecuencia, añaden que no será necesario un nuevo informe para justificar el incremento como el que se presentó a estas alturas del año pasado, aunque la comisión asesora seguirá funcionando, pero centrada en otros aspectos.

Según los cálculos del departamento que dirige Yolanda Díaz, los 1.080 euros brutos al mes en 14 pagas a los que asciende el SMI actuales, ya representan el 60% de la retribución promedio de un asalariado a jornada completa en España. La base para obtener esa cifra es la encuesta de estructura salarial que publica el INE anualmente. El problema es que los últimos datos de esa estadística son de 2021, por lo que las cifras son de 2022 y 2023 solo pueden ser estimaciones. 

Para salvar esa falta de información, Trabajo estimó que los sueldos españoles crecieron un 3,2% en 2022, en la misma línea que las subidas recogidas en los convenios colectivos de trabajo el año pasado. Con esos números en la mano, el departamento de Díaz asume que el salario medio bruto de un trabajador a jornada completa era en 2022 de 2.186 euros anuales en 14 pagas que, descontadas las cotizaciones y el IRPF se reducían a 1.681 euros al mes. Siguiendo ese razonamiento, el SMI neto —que asciende a 1.008 euros en 2023, descontados 72 euros de IRPF— ya está en el 60%.

Menos desigualdad sin efectos sobre el empleo

Desde Trabajo insisten en que las predicciones negativas que se lanzaron sobre el SMI cuando empezó el ritmo más rápido de subidas no se han cumplido. En el departamento que dirige Díaz rechazan que el SMI haya afectado a la creación de empleo y sostienen que los últimos estudios publicados cifran la posible afectación en 6.000 puestos de trabajo, lejos de los 170.000 que auguró el Banco de España.

Además, sostienen que las subidas aprobadas desde 2018 han contribuido a reducir la desigualdad. Hasta el punto de que, mientras que los sueldos del 10% de españoles que menos ganan han visto crecer su salario un 30% desde 2018, el 10% con mejor retribución ha notado una subida del 9,5% en ese periodo. Esto ha permitido reducir la brecha entre los dos extremos del espectro salarial. Mientras que en 2018 el 10% con mejor salario ganaba 10 veces más que el 10% peor pagado, esa diferencia se ha reducido a ocho veces.