El ‘cóctel fatal’ que ha resecado las cuencas de Cataluña: poca lluvia durante tres años, un alza de temperaturas y un déficit de inversión

El Govern ha declarado este jueves la emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a 202 municipios de Barcelona y su área metropolitana y Girona y alrededores.
El Govern ha declarado este jueves la emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a 202 municipios de Barcelona y su área metropolitana y Girona y alrededores.
El Govern ha declarado este jueves la emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a 202 municipios de Barcelona y su área metropolitana y Girona y alrededores.
El Govern ha declarado este jueves la emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a 202 municipios de Barcelona y su área metropolitana y Girona y alrededores.
EFE

Cataluña ha entrado ya en situación de emergencia por sequía. Así lo declaró el Govern este jueves después de una reunión extraordinaria de la Comisión Interdepartamental de la Sequía tras los bajos niveles de las cuencas internas catalanas, que han descendido del 16% esta semana. Esta cifra era el límite establecido para imponer toda una serie de restricciones que, a partir de ahora y hasta que los números vuelvan a subir, afectarán a más de seis millones de personas que viven en los más de 200 municipios afectados, entre ellos Barcelona y su área metropolitana. 

La región palidece aún más que otras ubicadas a su alrededor. Una situación provocada principalmente por la falta de precipitaciones que, si bien afecta a toda la Península, ha sido especialmente grave en los últimos años en el caso del territorio catalán, como explica a 20minutos Joaquím Farguell, doctor en Geografía y profesor de Hidrología en la Universidad de Barcelona: "En Cataluña por lo general tenemos siempre menos lluvias que en la parte atlántica, pero las últimas condiciones atmosféricas han hecho que estas vayan todavía a menos". 

Lo mismo declara Ramon Pascual, jefe de Predicción y Vigilancia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Cataluña, quien explica que la falta de agua ha sido especialmente acusada en los últimos tres años, 2021, 2022 y 2023, donde se ha producido una "escalada descendente" en la que el déficit hídrico ha sido, en cada periodo, todavía peor que el anterior. 

"Estamos viviendo los años más secos en Cataluña desde 1920. En 2023 se han recogido por ejemplo solo 431 litros por metro cuadrado y este es el valor más bajo en 100 años. Estos tres últimos años sumados han sido el trienio más seco en mucho tiempo", asevera. "La media del período entre 1991 y 2020 está en los 600 litros por metro cuadrado; estos años estamos recibiendo la mitad", indica en el mismo sentido Farguell. 

A más temperatura, mayor evaporación 

Junto a las pocas lluvias, ambos expertos coinciden en que las temperaturas, cada vez mayores provocadas por el cambio climático, están jugando también un papel fundamental en esta sequía. "Llevamos una racha de muchos meses con registros por encima de lo normal, especialmente en verano, y eso se traduce en una mayor evaporación", cuenta Pascual. 

Farguell, por su parte, también denuncia que en estos tres últimos años se haya llegado incluso a los 45 grados en la región, lo que recrudece la situación porque la tasa de evaporación de los embalses también aumenta. Además, señala, a más temperatura, también utilizamos más agua: "Sudamos más, bebemos más y consumimos más agua; todo es bastante grave". 

Las cuencas abastecen a un 80% de la población

Este último experto también destaca otro punto importante a tener en cuenta cuando se habla del por qué de los bajos números de los embalses catalanes. Estos, como explica, se configuran en una red fluvial denominada las cuencas internas de Cataluña, encargada de abastecer los usos y las demandas que se generan en los territorios que abarca. Como expone, esta es la cuenca que se encuentra en un estado crítico, y el problema es que casi toda Cataluña depende de ella.  

"Se da la situación de que el 80% de la población catalana depende únicamente de esta cuenca, que está en números bajos, mientras que el 20% restante depende de la cuenca del Ebro, que está en mejores niveles", afirma.

Como detalla de la misma manera Pascual, las diferencias son notables incluso dentro del territorio catalán. Mientras que el sistema Ter-Llobregat es el más perjudicado, la región de Lleida, presenta mejores datos: "Ha llovido más en el poniente de Cataluña por el flujo de las lluvias atlánticas, lo que favorece al Pirineo aragonés y a Lleida y hace que sus embalses estén mejor, pero no los de las cuencas internas catalanas".

En cualquier caso, ambos expertos revelan que toda la región catalana se enfrenta a una de las peores situaciones de su historia en lo que a niveles hídricos y sequía meteorológica se refiere. "Hay sequías que a veces se interrumpen y disminuyen su intensidad porque aparecen episodios de lluvia que dan un respiro, una pausa, pero esta está siendo una sequía extremadamente intensa, caracterizada por pocos de estos episodios. Estos dejan algunos acumulados que son cantidades aceptables, pero no ayuda si solo se producen en cuatro o cinco meses", explica Farguell.

Más inversión, más cambios... 

Para solucionar el problema se tienen que ir produciendo, según los expertos, una serie de cambios en nuestro modelo de explotación del agua, desde una mayor inversión hasta una optimización de los escasos recursos con los que se cuenta: "No podemos seguir regando lo mismo que antes. Tenemos que llegar a producir la misma cantidad de elementos con menos agua, y eso significa que, o bien cambiamos el tipo de cosecha, o cambiamos el tipo de agua que utilizamos".

En esta misma línea se han pronunciado diferentes colectivos ecologistas este jueves tras la declaración de emergencia, quienes reclaman también una mayor inversión y una mejor gestión por parte de la Generalitat de los planes de sequía. Lo mismo han sostenido distintas formaciones políticas y otras entidades, que han centrado sus críticas en la falta de infraestructuras destinadas a paliar el problema. 

Para Farguell, la administración catalana sí desarrolló un buen plan de gestión de la sequía, pero señala que este estaba pensado para un periodo más breve, como el de la sequía de 2007-2008. Algo que, ahora, se ha vuelto insuficiente: "Se han activado los mecanismos de ahorro y se están desarrollando normas, pero sería más producente reelaborar otro plan". 

Lejos de mejorar, Pascual aclara que los modelos, por el momento, ni siquiera son capaces de determinar si va al menos a llover algo más en los próximos meses: "Estamos en los años más secos, eso es un hecho". Farguell, por su parte, se muestra esperanzado en que la primavera traiga lluvias más constantes, pero incide en que la situación actual es ya bastante grave y persistente: "No se ve manera de romper esa tendencia y no es que solo hablemos de tener menos agua urbana, sino también de los bosques, del terreno, de los acuíferos; todo está cambiando". 

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