Los fagos, una alternativa contra las bacterias multirresistentes recuperada del pasado: "Están en cualquier sitio"

Imagen del laboratorio del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la UV y el CSIC.
Imagen del laboratorio del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la UV y el CSIC.
P. D. C.
Imagen del laboratorio del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la UV y el CSIC.

Las bacterias multirresistentes a los antibióticos son una de las diez mayores amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad, según la Organización Mundial de la Salud(OMS), que estima que para 2050 causarán unos 10 millones de muertes. En 2019 ya ocasionaron unos cinco millones de fallecimientos en todo el mundo. En España, un estudio de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) realizado en 130 hospitales alerta de que más de 20.000 personas fallecen al año tras ser diagnosticadas de infección por bacterias multirresistentes (BMR), una cifra 20 veces superior a los accidentes de tráfico. Frente a este problema hay una opción prometedora -por sus resultados- pero aún muy minoritaria -por falta de financiación, principalmente-: los fagos, que son virus "naturales" de las bacterias.

Cada fago ha de 'casar' con la bacteria 'diana' a la que ha de atacar y desactivar ya sea en humanos, como en animales y plantas. Y es que el enfoque del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro de la Universitat de València y del CSIC, es global. Así lo explica su investigadora Pilar Domingo-Calap, premiada por su trabajo con fagoterapias: "Se pueden utilizar no solo como alternativa a los antibióticos sino también como herramienta de biocontrol en el campo, estamos haciendo tratamientos con fagos en bacterias fitopatógenas en plantas o incluso en animales, donde la UE tiene prohibido el uso de antibióticos".

Los fagos (o bacteriófagos) no son una opción novedosa, sino todo lo contrario. Fueron descubiertos hace más de cien años por el microbiólogo canadiense Félix d'Herelle, pero con la posterior llegada de la penicilina y la urgencia de antibióticos de amplio espectro tras la II Guerra Mundial, quedaron arrinconados y solo los países de la antigua Unión Soviética siguieron utilizándolos. Actualmente, con la resistencia a los antibióticos, vuelven al foco de interés al constituir una alternativa terapéutica "bastante prometedora". "Los antibióticos han salvado muchísimas vidas. Es verdad que estamos en una crisis mundial, pero todavía muchos funcionan y siguen salvando vidas, y esperemos que los fagos puedan ayudar a que sigan funcionando", apunta la bióloga valenciana.

Actualmente, agrega, las dosis terapéuticas no se preparaban con las condiciones de seguridad actuales y "podían contener toxinas casi peores que el propio fago, que son virus que reconocen de forma muy específica a una bacteria diana". Hoy son muy seguros y "sin efectos secundarios" conocidos hasta la fecha.

Cualquier persona con una infección persistente o crónica por una bacteria multirresistente podría hacer uso de los fagos que investigan Domingo-Calap y su equipo desde su laboratorio en Paterna. Pero su uso es muy específico y de forma compasiva. Esto es así porque a día de hoy no existe una regulación ni parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ni por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) y, por tanto, "no se puede solicitar desde un hospital un tratamiento con fagos como algo rutinario". "Para que la fagoterapia sea una realidad y cualquier persona pueda tener acceso se necesitan ensayos clínicos e inversión", apunta la también cofundadora de la spin-off Evolving Therapeutics.

En España no existen datos oficiales al respecto, pero Domingo-Calap contabiliza desde mayo de 2023 cuatro pacientes que han recibido cinco tratamientos con fagos producidos en su laboratorio, que es el primero -y único en España- que ha contado con el visto bueno de la Aemps para ello. A estos hay que añadir los entre dos y tres casos de los que tiene constancia que han tomado fagos realizados fuera del país. El porcentaje de éxito, explica Domingo-Calap, "depende de la bacteria y del paciente", así como de otros factores externos a los fagos que no consiguen mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Un caso de éxito es el de Irene Nevado. Diagnosticada con fibrosis quística desde que nació hace 44 años y trasplantada de los dos pulmones, es la última paciente que ha sido tratada con fagos producidos por el Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del I2SysBio. En su caso, los fagos han conseguido que la bacteria que la acechaba desde el pasado verano, y que le estaba incluso causando rechazo agudo probablemente por la infección, se vuelva indetectable

Y, ¿cómo se consiguen los fagos? La bióloga describe esta tarea como "ir al campo y cazar virus". Así de gráficos son también los talleres divulgativos que han impartido en medio centenar de centros escolares de toda España. "Están en cualquier sitio, en cualquier lugar podemos encontrar un fago adecuado para una bacteria concreta", asegura.

Nadie está a salvo de una infección por una de estas 'superbacterias'. "Cualquier persona puede morir tras coger una bacteria multirressistente, no hace falta ser vulnerable o inmunodeprimido", advierte Domingo-Calap. "Si no implementamos nuevas herramientas de control, se estima que va a llegar un punto en el que morirá más gente por esta causa que por cáncer. Necesitamos una solución desde ya y el fago es una opción muy prometedora, porque no es novedoso, pero viendo que son eficaces tenemos que implementarlos ya para hacer de nuevo que los antibióticos funcionen", concluye.

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