Las bicicletas son para el verano y las Legislaturas deben inaugurarse con máxima solemnidad porque, como se preguntaba Shakespeare, “¿qué poseen los reyes que no posean también los simples particulares, si no es el ceremonial, el perpetuo ceremonial?”. El del miércoles 29 era el correspondiente a la décimo quinta Legislatura, a contar desde la Constitucional de 1979. La apertura se hacía, como marca la tabla en una sesión conjunta de Congreso y Senado oficiada en el hemiciclo del palacio de San Jerónimo, donde comparecía el Rey, acompañado de la Reina, de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía. Se atenía a lo que marcaba el ceremonial de las ocasiones precedentes. El Batallón de la Guardia Real, compuesto por las compañías del Ejército del Aire; y la de la Guardia Civil con bandera y banda de música, se encontraba formado delante del Congreso de los Diputados aguardando la llegada de los Reyes y de la Princesa de Asturias.
Seguimos sin reglamento de las Cortes Generales, de modo que sólo nos queda consultar los precedentes para comparar. Esta era la tercera Legislatura que inauguraba el Rey Felipe VI. La primera fue la XII inaugurada el jueves 17 de noviembre de 2016, cuando la presidenta de las Cortes era Ana Pastor y el presidente del Gobierno era Mariano Rajoy. La segunda, la XIV, se celebró el lunes 3 de febrero de 2020, cuando presidía Meritxell Batet las Cortes y ocupaba la cabecera del Banco Azul Pedro Sánchez Pérez Castejón. En estas dos ocasiones, las intervenciones de Ana Pastor y de Meritxell Batet tuvieron la misma extensión de 2,25 folios y las palabras del Rey Don Felipe se contuvieron en 2,5 folios. Este miércoles 29 la intervención de la presidenta de las Cortes, Francina Armengol, ocupó 7 folios y las palabras del Rey Don Felipe se limitaron a 3.
Ana Pastor en 2016 habló del Rey como símbolo de la unidad y permanencia del Estado y de la Monarquía cuya neutralidad política y vocación integradora le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político. Hizo referencias a la Unión Europea y a la Comunidad Iberoamericana y levantó aplausos cuando dijo que con la Constitución hemos defendido nuestros derechos y libertades venciendo al terrorismo de ETA y honrando a la memoria de las víctimas. Solo citó a don Quijote a propósito de la libertad “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”.
Meritxell Batet en 2020 citó a Bernard Crick y a Hemón y a sus predecesores en la presidencia de las Cortes, advirtió como mueren las democracias cuando se pierden sus garantías, se ignoran sus procedimientos y se abusa de la palabra como arma y no como argumento y concluyó con vivas a la Constitución y al Rey.
En su turno de la mañana Francina Armengol para no infundir sospechas se ha remontado a las Cortes de León convocadas en marzo de 1188 por Alfonso IX para asegurar que allí se desarrolló el instrumento de gobierno sobre el que se asentaría la futura democracia representativa moderna. Ha declarado el parlamento como espina dorsal de la democracia y se ha referido a la opacidad de la disputa cuando sabemos que, tantas veces, la disputa es luminosa. Se ha amparado en el poeta Joan Margarit y ha rematado con el cambio climático y enumerando logros dispares de la democracia.
Las tres intervenciones del Rey -de 2016, de 2020 y de 2023- le han servido para subrayar los compromisos de la Corona con los ciudadanos, con nuestra democracia, la soberanía nacional, la separación de poderes y el Estado de derecho. Elogiar el camino de la desaparición para siempre del odio, de la violencia y de la imposición, señalar que nuestra Constitución ha sido el lugar de encuentro de todos los españoles, de diferentes modos de entender y sentir España, que no puede terminar siendo de unos contra otros; porque debe ser de todos y para todos. Ha comparecido abrazado a la Constitución, ha invocado a los jóvenes y ha señalado el valor de lo que a todos nos une. Veremos si eso que a todos nos une tiene algún futuro. Por el momento, queda inaugurado este pantano.
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