Navarra reactiva el debate entre la jornada partida o continua en los colegios: "Vamos en la dirección opuesta a otros países"

Varios niños se despiden de sus padres en el primer día de curso escolar.
Varios niños se despiden de sus padres en el primer día de curso escolar.
Eduardo Parra / Europa Press
Varios niños se despiden de sus padres en el primer día de curso escolar.

Acabar las clases a las 14.00 o a las 16.00 horas. Es el eterno debate de la comunidad educativa, dividida ante la elección de una u otra jornada en los colegios. Una discusión que volvió a reavivarse recientemente, después de que Navarra aprobase un dictamen por el cual, por "razones pedagógicas", se retomaba la jornada partida en los colegios públicos de Infantil y Primaria, en contra de la tónica general en la mayoría del territorio nacional, pero en la dirección que están tomando los vecinos europeos. 

En España, la pandemia aceleró la tendencia que ya se venía experimentando desde principios de siglo de implantar la jornada continua en los centros educativos. Algo que, sin embargo, enfrenta a familias y docentes. Unas, detractoras; otros, partidarios de concentrar las horas lectivas en el horario de mañana. Solo Cataluña y País Vasco —y desde el curso que viene, Navarra— no tienen instaurada de forma general la jornada intensiva en sus escuelas públicas. 

Más allá de su efecto en el desarrollo académico de los alumnos, la conciliación es un factor clave en el debate. Quienes abogan por una jornada partida defienden, entre otras cosas, que se trata de un horario que ayuda a las familias a compaginar la vida familiar y laboral. Un estudio llevado a cabo por el think tank EsadeEcPol en 2020 señalaba que, además, la jornada escolar continua supone una pérdida de 8.048 millones de euros al año para las familias y agranda la brecha de género, puesto que el 66,4% del tiempo de cuidado lo asumen las mujeres. 

"Vimos que las familias de los alumnos con jornada matinal experimentaban una pérdida de ingresos con respecto a aquellas con características similares pero con jornada partida. En particular, observamos que el peso sobre esa pérdida de ingresos y participación en el mercado laboral recaía fundamentalmente en las madres", explica a 20minutos Lucas Gortazar, director de Educación de EsadeEcPol y uno de los autores de la investigación.

Pasar más tiempo en el colegio

Con todo, y tal y como incide Gortazar, no hay estudios serios ni rigurosos que demuestren que una jornada es mejor que otra desde el punto de vista académico. "Es difícil pensar que un cambio vaya a cambiar significativamente los resultados académicos", asegura el investigador. Lo que sí que hay, sin embargo, es la experiencia en otros territorios o países en los que se ha instaurado la partida. 

"El aumento del tiempo no lectivo favorece una mayor integración, desarrollo socioemocional o previene problemas de salud", cuenta Gortázar, quien explica que la clave no está tanto en las horas de estudio, sino en la expansión del tiempo en la escuela, es decir, de la combinación del horario lectivo (clases) y el no lectivo (extraescolares, comedor y otras actividades). 

Además, añade, en los niños más pequeños, es decir, Infantil y los dos primeros cursos de Primaria, hay dos picos de atención: uno a media mañana, y uno a una hora y media después del almuerzo. "También la Asociación Española de Pediatría se ha posicionado por jornadas más amplias, con un paro al mediodía y almuerzos un poco más tempranos, porque decían que había riesgo de mayor obesidad si el almuerzo era más largo", detalla. 

Incluso la OCDE planteó hace unos meses a España eliminar el horario intensivo para favorecer la conciliación familiar y atajar el abandono temprano, poniendo de ejemplo a países como Dinamarca y Portugal, que han pasado a sistemas flexibles de jornada completa, con un aumento de la prestación de comedores escolares y actividades extraescolares. "España podría considerar la posibilidad de adoptar un enfoque similar por las ventajas que podría aportar, en particular para los alumnos desfavorecidos. Se ha demostrado que pasar más tiempo en el centro educativo permite elevar las tasas de graduación y mejorar el aprendizaje y otros indicadores sociales y conductuales", subraya el documento, en el que también se recuerda que en España cerca del 47% de los hogares pagan clases extraescolares para sus hijos, más de la mitad de las cuales son clases de apoyo en el caso de los hogares de ingresos bajos.

"La conciliación es deber del ámbito empresarial"

La mayoría de sindicatos, sin embargo, se decanta más por la jornada continua. La conciliación —defiende a 20minutos Ramón Izquierdo, secretario de acción sindical de ANPE— no debe recaer en los colegios. "El centro no tiene que dar respuesta a eso. No tiene sentido cambiar la jornada porque así concilio mejor. La conciliación se tiene que responder desde el ámbito empresarial, para empezar, y posteriormente por las administraciones educativas", asevera. 

Izquierdo considera también que la jornada partida obliga a las familias no becadas a hacer un gasto extra de comedor, o a tener que recoger a sus hijos para luego volver a dejarlos en la escuela por la tarde. "Eso sí que es un problema de conciliación", sentencia. Para ANPE, lo que hay que hacer es huir de las imposiciones, y valorar en cada centro y en cada territorio lo que elija la comunidad educativa según sus particularidades. En Andalucía, por ejemplo, la jornada intensiva está considerablemente extendida por un asunto de climatología. "Obligar a un centro a que cambie no tiene sentido. Tiene que haber libertad de elegir", defiende. 

¿Más extraescolares?

Hay para el representante sindical otro factor a tener en cuenta: "Ahora mismo se puede estar en el colegio de 7 de la mañana hasta las 19 horas, entre actividades extraescolares y demás". La cuestión, asegura, no es partir la jornada lectiva, sino extender el horario no lectivo, como propone también la OCDE. 

Coincide en parte Lucas Gortazar, quien destaca los efectos positivos de pasar más tiempo en el colegio. El problema, dice, es que España es un país con una oferta de actividad extraescolar baja. "Lo que sí sabemos es que allí donde la jornada continua se ha expandido, ha habido una dejación por parte de las administraciones en términos de oferta de comedor, becas de comedor o actividades extraescolares, que en los centros públicos recaen en las asociaciones de madres y padres". 

Además, añade, este asunto tiene una "fuerte" correlación con el origen social. "Las AMPAs en jornada continua bien organizadas y bien dotadas son capaces de montar sus extraescolares. Pero claro, en los barrios y en los centros con un alumnado más vulnerable o alumnado inmigrante, no ocurre lo mismo. Con lo cual, quien más sufre las consecuencias de una educación matinal sin ningún tipo de oferta por las tardes son precisamente los que más la necesitan: las rentas bajas y los alumnos con necesidades educativas y de apoyo". 

En EsadeEcPol propusieron en su informe una serie de medidas destinadas al profesorado por atenerse a una jornada partida. "Entendemos que en caso de pasar una jornada partida, cosa que es probablemente deseable desde el punto de los alumnos y familias, no se puede imponer sin dialogar con los docentes. Propusimos compensarles económicamente por un mayor tiempo de permanencia en la escuela, que es lo que en el fondo se está discutiendo aquí". 

La cuestión, insiste Gortazar, no es añadir más horas lectivas. "Los sistemas educativos europeos y otros países están expandiendo sus jornadas y nosotros estamos retrayendo. Nosotros tenemos a muchos niños que pasan entre cinco horas, cinco horas y media en la escuela; mientras que en otros países pasan seis, siete o incluso ocho horas en la escuela. Hay que buscar un equilibrio, porque vamos en la dirección opuesta a otros países", concluye. 

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