OPINIÓN

Investidura: ¿Fraude electoral o España plural?

Pedro Sánchez ha acordado con diferentes partidos su investidura.
Pedro Sánchez ha acordado con diferentes partidos su investidura.
Carlos Gámez
Pedro Sánchez ha acordado con diferentes partidos su investidura.

En un par de días España tendrá al único presidente de Gobierno que las urnas del 23 de julio han sido capaces de alumbrar. Pedro Sánchez no lidera el partido más votado en ellas pero sí la voluntad pactada de siete organizaciones políticas de todo el país, cuyos millones de votantes superan ampliamente a los que optaron por Feijóo y Abascal, para que vuelva a tomar las riendas del país. ¿Dónde está el fraude?

Nunca ha sido necesario tener que explicar tan repetidamente cómo funciona nuestro sistema parlamentario. En las elecciones generales no se elige al presidente del gobierno sino a los diputados que, posteriormente y tras un transparente y público debate en pleno, votan a quien será el inquilino de La Moncloa durante la legislatura. Esto es, lisa, llana y democráticamente, lo que va a suceder esta semana y esto, también, es lo que la indigerida frustración de la derecha política pretende transmutar en un “fraude electoral”.

Los dirigentes del Partido Popular, en feroz disputa con los de Abascal por ver quién capitaliza mejor el disgusto de los suyos, están elevando el tono contra el nuevo gobierno en una peligrosa espiral deslegitimadora del sistema. El pasado domingo, la pacífica y exitosa convocatoria de los populares en las concentraciones contra la ley de amnistía apuntaba a un estratégico distanciamiento de las violentas marchas contra Ferraz promocionadas por Vox, pero el discurso de Núñez Feijóo siguió alimentando el arriesgado argumento de que nos han ‘robado’ estas elecciones.

“Esto no es lo que han votado los españoles”, afirmó solemne el gallego ante la multitudinaria concentración de la Puerta del Sol. Al día siguiente, la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, confirmaba que aunque no utilizasen la palabra ‘dictadura’ como viene haciendo Isabel Diaz Ayuso, en Génova compartían métodos y ofensiva. “Lo que se ha acordado no iba en los programas electorales, luego estamos ante un gran fraude electoral”, reafirmó sin matices. La guinda la puso el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, esa misma mañana asegurando ante la prensa que Sánchez “debería irse de España en un maletero”.

Habrá que repasar algunos datos para calibrar estas durísimas palabras. No será necesario recordar, por la cercanía en el tiempo, que gobiernos autonómicos del PP constituidos tras las elecciones del pasado mayo, como el de Extremadura o Valencia, han pactado e implementado medidas que no estaban en sus programas electorales, aunque sí en el de sus socios de Vox sin lo que no podrían gobernar. ¿Engaño electoral?

La amnistía, e incluso la autodeterminación, figuraba bien claramente en los programas electorales de ERC y Junts, y el cerca de millón de votantes catalanes que eligieron su papeleta apostaba por ella. Como también estaba en los programas del PNV y de Coalición Canaria buena parte de lo pactado con el PSOE para apoyar su investidura. ¿Dónde está el embuste?

Vayamos a los votos, sin la distorsión de los escaños. La suma exacta de los conseguidos por el PP, Vox y UPN arroja la cifra de 11.177.348. La de los que han logrado confluir en la votación que hará de nuevo presidente de Gobierno a Pedro Sánchez este jueves, los del PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y CC alcanza los 12.506.682. Cerca de millón y medio de votos más. ¿No sabemos sumar?

Feijóo habrá de emplearse en el arte del pacto dado que la España del siglo XXI dejó atrás las mayorías absolutas y sólo con Vox no parece fácil que alcance La Moncloa. Mientras el PSOE sanchista siga entendiéndose mejor con la pluralidad de nuestro país el PP podrá y deberá criticarlo sin piedad, pero debería medir qué ataques pueden dañar irreversiblemente nuestro sólido sistema democrático.

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